Los secretos de la cocina de Adele
Las claves del primer gran fen¨®meno musical de la d¨¦cada

Justo cuando Adele celebraba el punto ¨¢lgido de su carrera, con ese reconocimiento de la industria que supone el pleno de sus seis premios Grammy, lleg¨® el susto. Adele Adkins (Londres, 1988) anunciaba en el Vogue estadounidense que interrump¨ªa sus actividades durante los pr¨®ximos cuatro o cinco a?os, para disfrutar de una nueva residencia y profundizar en la relaci¨®n con su novio, el empresario Simon Konecki.
Fue una falsa alarma. Inmediatamente, Adele ha recurrido a su blog para minimizar esas declaraciones: ¡°?Cinco a?os? ?M¨¢s bien, cinco d¨ªas!¡±. Un comentario coloquial, remacha su portavoz en el Reino Unido. Lo mismo en XL, su discogr¨¢fica, donde no se registra ninguna consternaci¨®n. Recuerdan all¨ª que sus discos, 19 y 21, responden a traumas amorosos. ¡°Tiene veintitr¨¦s a?os ?qui¨¦n sabe lo que puede ocurrir en su vida durante los pr¨®ximos tiempos? Adem¨¢s, ya suspendi¨® conciertos para atender asuntos personales, no es nada nuevo¡±. Con buen humor, especulan que ese retiro podr¨ªa generar discos pl¨¢cidos, como los de Bob Dylan tras el accidente de moto y su retiro en Woodstock: ¡°Ser¨ªa interesante escuchar el equivalente en Adele de Nashville skyline o New morning¡±.
Otros que se retiraron
Ya en serio, a?aden que alarmante es el solista que no hace grandes aspavientos y se retira por desencantos personales. Ocurri¨® con John Lennon en la segunda mitad de los 70, y con Leonard Cohen en los 90. Peor a¨²n cuando hay una ruptura con el negocio musical, caso de John Fogerty: se ausent¨® entre 1975 y 1985, indignado por el escaso dinero que recib¨ªa por los ¨¦xitos de Creedence Clearwater Revival.
Disculpen por mencionar esos nombres cl¨¢sicos pero no podemos olvidar que Adele es old school. El sello XL, parte del grupo Beggars Banquet, se tom¨® su tiempo antes de presentarla al mundo: sus canciones fueron estilizadas por colaboradores, compositores expertos como Paul Epworth, Dan Wilson, Ryan Tedder o Francis White. Como ella no da el tipo de diva despampanante, apenas se hicieron videos. Tampoco se intent¨® meterla con calzador: en vez de actuaciones en festivales, ante masas heterog¨¦neas, prefiri¨® dar conciertos bajo techo, donde la comunicaci¨®n es m¨¢s minoritaria pero m¨¢s segura. As¨ª demostraba lo que aprendi¨® en la BRIT School for Performing Arts & Technology, la academia Fame de la industria musical brit¨¢nica.
Un fen¨®meno org¨¢nico
Lo suyo fue un fen¨®meno de boca a oreja. Eso explica que en Espa?a nunca haya ocupado el n¨²mero uno en las listas de Promusicae. Lleva meses rondando pero se queda en el dos, siempre desbancada por alg¨²n disco con fuerte impulso de mercadotecnia. La pasada semana, se colocaba en lo alto Old ideas, con 4.500 ejemplares despachados. Adele vend¨ªa aproximadamente 3.000, la misma cantidad que esta semana, cuando el m¨²sculo corporativo de Sony ha situado en la cima al Titanic de Serrat y Sabina.
Las cifras en Espa?a son apabullantes, viniendo de una indie, en un periodo catastr¨®fico para los soportes f¨ªsicos y en un pa¨ªs donde no despega la venta digital. 19 anda por los 20.000 ejemplares mientras que 21 se sit¨²a en las 135.000 copias. Lo m¨¢s reciente, el combo (CD + DVD) Live at the Royal Albert Hall, ya est¨¢ en 20.000. ¡°Si hubiera ocurrido hace una d¨¦cada, tendr¨ªamos que a?adir un cero a la derecha de cada una de esas cifras¡±. Seg¨²n Everlasting, su distribuidora local, la reticencia inicial de algunos medios ha resultado hasta beneficiosa: ¡°Nos pisaban las multinacionales, que tienen mayor acceso al circuito masivo, pero eso hizo que el p¨²blico inicial lo considerara como un descubrimiento propio. Ahora, felizmente, todos pinchan a Adele y las ventas se han disparado".
Credibilidad y Microcirug¨ªa
Hemos llegado aqu¨ª a intangibles como la credibilidad. En Espa?a, venir respaldada por una indie puede ser una r¨¦mora; no tienen la capacidad de inversi¨®n de las multis. En el mundo anglosaj¨®n, sin embargo, punt¨²a el compartir hogar con Bon Iver, Vampire Weekend o The Horrors. Cierto que, con veinte millones de ¨¢lbumes comprados en todo el mundo, Adele ya es una artista mainstream (y lo ser¨¢ m¨¢s, con el repunte de ventas que suponen los Grammy).
Resulta natural, reconocen en su compa?¨ªa: finalmente, Adele es m¨¢s pop que soul, m¨¢s cantante universal que cantautora de culto. Ahora se trata de mantener la cabeza fr¨ªa. Parece que ella y su managerlo tienen claro: la vida antes que la carrera. Recuerden el sobresalto por las hemorragias en sus cuerdas vocales; debi¨® someterse a microcirug¨ªa. XL tampoco ha perdido los papeles: ¡°seguimos trabajando con el objetivo de que nuestros discos alcancen los seis d¨ªgitos. No vamos a enloquecer subiendo costes o meti¨¦ndonos en inversiones arriesgadas. Eso es lo que hacen las grandes, con errores como obligar a sus superestrellas a sacar nuevo producto. Preferimos esperar a que Adele siga madurando. Sin prisas.¡±
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