¡°Ser¨¦ el Picasso de Carlos Saura¡±
Antonio Banderas compite hoy por cuarta vez por un premio Goya Encarnar a Robert Ledgard, un m¨¦dico vengativo en ¡®La piel que habito¡¯ El filme de Pedro Almod¨®var ha logrado en esta edici¨®n el mayor n¨²mero de candidaturas, 16, a los galardones de la Academia
Antonio Banderas provoca s¨ªndrome de Estocolmo. Nadie habla mal del actor malague?o en el cine espa?ol: los compa?eros le respetan y le admiran, quienes han trabajado con ¨¦l jam¨¢s le dedican una palabra negativa y la prensa vive enamorada de un int¨¦rprete todo profesionalidad y educaci¨®n. Con el fot¨®grafo habla de objetivos y c¨¢maras, de Hait¨ª y de c¨®mo le pill¨® la revoluci¨®n tunecina mientras rodaba en ese pa¨ªs Oro negro, de Jean-Jacques Annaud. El personal del hotel donde se hospeda ¨Csu estancia habitual cuando est¨¢ en Madrid- se deshace en halagos sobre su amabilidad. Y delante de la grabadora Banderas siempre ofrece perlas y entra a todos los trapos: cinematogr¨¢ficos, pol¨ªticos y econ¨®micos. A pesar de que estos d¨ªas ha saltado de Los ?ngeles a Berl¨ªn, y de all¨ª a Granada, M¨¢laga y Madrid, y pese a cierta cara de cansancio, el actor sigue en un movimiento continuo que en los pr¨®ximos meses le llevar¨¢ a otro personaje m¨ªtico: Pablo Ruiz Picasso.
Pregunta. Su carrera ha mutado radicalmente desde que cambi¨® de representantes: lleva del tir¨®n un allen, otro almod¨®var, un annaud, un soderbergh¡
Respuesta. Y viene uno bueno en verano, que es Carlos Saura. Ser¨¦ el Picasso de Saura en 33 d¨ªas. Es un personaje que me ha perseguido durante mucho tiempo y siempre lo hab¨ªa rechazado. Me merece mucho respeto porque soy malague?o, porque nac¨ª a cuatro cuadras de donde lo hizo ¨¦l. Siempre me ha fascinado: salvando las distancias, se fue de M¨¢laga un poco m¨¢s joven que yo, y sent¨ªa como yo una morri?a brutal por la tierra. Tuve la suerte de conocer hace tiempo a su hija Paloma y me cont¨® que Picasso nunca abandon¨® su idea de volver a M¨¢laga. Tambi¨¦n me dijo que le gustaba o¨ªrme porque yo hablo el espa?ol con el acento cerrado malague?o ¨Cque le recordaba a su padre-, de zeta pura. En mis inicios, cuando vine a Madrid, lo escond¨ªa por cierto complejo de inferioridad y para que los directores me escucharan en castellano neutro. Ahora no. Es una pel¨ªcula especial, porque cuenta los 33 d¨ªas de creaci¨®n del Guernica, en mitad de la Guerra Civil, con un Picasso que el coraz¨®n se le va a Espa?a¡ Con sus dudas ante el encargo de un mural, que se le van cuando ve las im¨¢genes del bombardeo de Gernika.
P. Es un momento de furia creativa, en el que Picasso usa incluso malos materiales en pos de la rapidez.
R. He hecho ya mis deberes, he investigado y he le¨ªdo que ¨¦l lo pint¨® con cierta idea de provisionalidad, de algo que no iba a permanecer. Picasso le dec¨ªa a la gente que le rodeaba: ¡°Cuando acabe la exposici¨®n haced lo que quer¨¢is con ¨¦l¡±. Y al mismo tiempo se contradec¨ªa: ¡°Esto es un regalo para Espa?a, para los dos Espa?as, para la izquierda y para la derecha¡±. Para desesperaci¨®n de su agente, que quer¨ªa vender la obra y olvidarse de regalos [risas].
P. Espa?a vive ahora una profunda crisis con reformas dr¨¢sticas incluidas.
R. El momento es muy complicado, y el resultado de las medidas que el gobierno est¨¢ tomando no lo veremos en mucho tiempo. Me al¨ªo con la gente que cree que los recortes son necesarios para rebajar el d¨¦ficit, pero al mismo tiempo no se est¨¢ jugando en la otra parte del problema, que es crear trabajo. No hay est¨ªmulos en esa direcci¨®n, probablemente porque se est¨¢ intentado ir demasiado deprisa, y ya no hablo del gobierno espa?ol, sino de Europa, de Berl¨ªn, que dicta las normas que se aplican en los pa¨ªses que estamos en problemas. ?Cu¨¢nta gente se va a quedar en la calle? Es complejo, yo no quiero radicalizarme en la cr¨ªtica a determinadas acciones. Lo que me preocupa es esa sospecha que tambi¨¦n ronda a los indignados o a quienes acamparon en Wall Street: que no estamos gobernados por quienes hemos votado sino que hay otros poderes que no presentan cuentas ante los electores y son quienes dictan las pol¨ªticas econ¨®micas, ll¨¢mese mercado, lobbys, agencias de clasificaci¨®n¡ ?Se est¨¢n produciendo golpes de estado econ¨®micos? Parece que estamos al final de una era: puede que haya una evoluci¨®n o a lo mejor tensan demasiado la cuerda y estalla la revoluci¨®n. Con las primas de riesgo y ciertas pol¨ªticas alemanas me entra un cierto mosqueo. Y hablo desde mi opini¨®n de actor, no soy un economista.
P. ?Nota la crisis en su productora, a su alrededor?
R. S¨ª, tengo una familia muy extensa y hay ya varios parados. El cine espa?ol, que siempre est¨¢ en crisis general, ahora vive un momento de par¨®n en los rodajes. Literalmente. No solo por problemas de financiaci¨®n, sino que se a?ade la incertidumbre. Lo siento por mis compa?eros de aqu¨ª, porque yo vivo en Estados Unidos y all¨ª las cosas son muy distintas. Mis producciones en Espa?a las voy a sacar, m¨¢s lentamente, pero lo har¨¦. Los artistas somos malos gestores, porque somos unos rom¨¢nticos. Por eso tengo gestores externos para mis producciones.
P. Viene a unos Goya en los que no es el favorito.
R. No voy a ganar el goya. Creo que es el trofeo m¨¢s cantado. Mi mujer me dijo: "Quiero ir a los Goya contigo". Le respond¨ª: "Pero es que voy a perder". Y Melanie me cort¨®: "Con m¨¢s raz¨®n quiero estar". Ella estaba ensayando en Nueva Orleans, porque rueda ya, y por eso estar¨¢ en Madrid menos de 24 horas. Pero ese el car¨¢cter de la mujer con la que me cas¨¦ [risas]. Ser¨ªa muy ruin por mi parte no ir porque no voy a ganar, como pienso que ocurrir¨¢. Estoy muy agradecido con mi candidatura y con las 16 de la pel¨ªcula. S¨¦ que suena a perogrullada, y sin embargo es as¨ª. Fue un trabajo interesant¨ªsimo, y me ha dejado un poso que no se revela inmediatamente, pero que me ha hecho encontrar unas claves y unas cuerdas nuevas para mi guitarra. Me ha abierto los ojos a nuevos matices.
P. Porque Pedro Almod¨®var le empuj¨®¡
R. ¡a luchar contra mis propios instintos naturales. Despu¨¦s de 26 a?os juntos, Pedro busca en m¨ª y me deja marca otra vez. A mis 51 a?os. Qu¨¦ tipo. Pedro nunca se ha doblegado, siempre ha buscado como lo hace un artista puro y fiel a su personalidad. Viendo un documental de Picasso, me fij¨¦ en c¨®mo segu¨ªa y segu¨ªa pintando aunque t¨² pensaras que estaba el cuadro acabado. El proceso le llevaba a tantos sitios. Pedro es igual, un buscador, un genio que estar¨¢ con el tiempo en la categor¨ªa de Picasso, Bu?uel, Mir¨®, espa?oles que son su propio estilo. Son libres. Hay que metabolizar sus pel¨ªculas y con el tiempo adquieren su dimensi¨®n. Mira, en Paramount nos juntaron para una foto a 100 actores para celebrar el centenario del estudio. Estaba todo Hollywood y se me acercaron todos a alabar la radicalidad de La piel que habito. En el mundo anglosaj¨®n ha dejado una huella profunda. Porque en el fondo habla de la creaci¨®n art¨ªstica, y mi personaje se comporta como Dios artista y como un monstruo.
P. ?Est¨¢ envejeciendo a gusto?
R. Mucho, a veces me produce satisfacci¨®n ver mi madurez en la pantalla. Incluso a veces me gustar¨ªa envejecer m¨¢s r¨¢pido. Y pienso volcarme cada vez m¨¢s en la direcci¨®n.
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