Lillian Bassman, la mirada fr¨ªa de la moda
El objetivo de la fot¨®grafa nunca fue eliminar defectos
La muerte de Lillian Bassman el pasado 13 de febrero a los 94 a?os deja a la fotograf¨ªa de moda sin uno de sus m¨¢ximos referentes. Como directora de arte, fue la responsable de que relevantes fot¨®grafos entraran en el circuito de las grandes revistas; como fot¨®grafa supo tratar la belleza femenina y la elegancia de la moda como una obra de arte.
Bassman naci¨® el 15 de junio de 1917 en Nueva York, dentro del seno de una familia de emigrantes rusos jud¨ªos. A los 15 a?os, con el consentimiento de sus padres, se fue a vivir con Paul Himmel, un joven de 18, fot¨®grafo y futuro psicoterapeuta. No se separar¨ªan hasta el fallecimiento de este, en 2009, despu¨¦s de 71 a?os de matrimonio y tres hijos.
Pese a estar emparejada con un fot¨®grafo, a Bassman no le interes¨® en sus inicios coger la c¨¢mara, si no tratar la fotograf¨ªa. De la mano de Alexey Brodovitch, el todopoderoso director de arte, entr¨® como becaria no remunerada a la revista Bazaar en 1941. Se plant¨® poco despu¨¦s: sin sueldo no daba su trabajo. Brodovitch, al que le sobraba olfato para el talento, tuvo que ceder y contratarla. All¨ª comenz¨® a desarrollar su carrera como dise?adora de la revista. Fue corresponsable de la direcci¨®n art¨ªstica de Junior Bazaar, una publicaci¨®n destinada a un p¨²blico m¨¢s joven. Gracias a ella no solo comenzaron a publicar fot¨®grafos como Richard Avedon, Robert Frank o Arnold Newman, si no que les dejaba tambi¨¦n un amplio margen para experimentar.
Un d¨ªa Bassman comenz¨® a aburrirse con lo que hac¨ªa. ¡°?Por qu¨¦ no te haces fot¨®grafa?¡±, le propuso Brodovitch. ¡°Entonces me hice fot¨®grafa. En Junior Bazaar ten¨ªa una o dos p¨¢ginas para m¨ª¡±, contaba en una entrevista publicada en el libro Hall of Fammes: Lillian Bassman. Era a finales de los cincuenta y hab¨ªa visto c¨®mo trabajaban esos grandes a los que ella hab¨ªa abierto la puerta de la publicaci¨®n. ¡°Rick Avedon [como ella trataba a su amigo] se fue a disparar colecciones en Par¨ªs y me dijo: ¡®Estar¨¦ fuera por unas cinco semanas, ?por qu¨¦ no usas mi estudio? Toma mi asistente, usa mi equipo y mira qu¨¦ puedes hacer¡¯. Cuando Dick volvi¨®, yo ya ten¨ªa un encargo de publicidad¡±.
La fotograf¨ªa de Lillie Bassman se enmarca dentro del optimismo que inund¨® Estados Unidos despu¨¦s de la II Guerra Mundial y en el auge de las revistas de moda. ¡°Soy un ojo de mujer para los sentimientos m¨¢s ¨ªntimos de las mujeres¡±, sol¨ªa decir. Tuvo que lidiar con otras editoras como Diana Vree-land o como Carmel Snow. ¡°No te he tra¨ªdo a Par¨ªs para hacer arte¡±, le espet¨® esta ¨²ltima cuando estaba al frente de Harper¡¯s Bazaar durante unas sesiones en Francia. ¡°Te traje aqu¨ª para fotografiar botones y lazos¡±.
Su trabajo involucraba mucho tiempo, primero en los cuartos oscuros, y luego frente al Photosphop. ¡°Estaba interesada en crear una visi¨®n aparte de la que la c¨¢mara miraba¡±, dijo en una entrevista en B&W en 1994. ¡°Uso el Photoshop como usaba el cuarto oscuro para imprimir¡±, contaba sobre sus ¨²ltimas t¨¦cnicas en su trabajo. ¡°Mi objetivo no es eliminar imperfecciones, es ser pict¨®rico y crear una atm¨®sfera¡±.
Engullida en el mundo de la moda que mostraba a una mujer elegante y decisiva, Bassman parec¨ªa darle la espalda en su d¨ªa a d¨ªa. No le interesaban las publicaciones de moda en s¨ª, ni tampoco la ropa. ¡°Me pas¨® el 90% de mi d¨ªa en el estudio trabajando. Siempre visto vaqueros y una camiseta¡±, dec¨ªa en 2009 en una entrevista para la revista Double X. ¡°Sol¨ªa comprar vestimenta en la tienda para militares. En los sesenta, tuve algunos problemas, porque cuando era invitada a comer por alg¨²n directivo acud¨ªa con mi ropa de trabajo y no me dejaban entrar por mi vestimenta¡±.
Bassman decid¨ªa todo lo que se hac¨ªa en su estudio y en su fotograf¨ªa. ¡°Pod¨ªa tocarles el pelo, cambiar el maquillaje¡±, contaba, ¡°y las modelos se vest¨ªan con ropa que era veros¨ªmil que pudieran comprar¡±. Por eso en 1965 se cans¨® de todo el sistema que se hab¨ªa montado en el mundo de la moda, con modelos jovenc¨ªsimas, sesiones de tiempo limitado y mucha gente decidiendo c¨®mo ten¨ªa que hacer sus fotos. El arrebat¨® lleg¨® a m¨¢s, y durante un traslado de su estudio destruy¨® parte de su fotograf¨ªa comercial. Gran parte pudo salvarse gracias a que uno de sus ayudantes apil¨® su trabajo en bolsas de basura que no lleg¨® a tirar.
Durante las dos siguientes d¨¦cadas Bassman no abandon¨® la fotograf¨ªa. Desde su casa de la playa comenz¨® a fijarse en los hombres que hac¨ªa culturismo; ella, que apenas hab¨ªa fotografiado a modelos masculinos, se meti¨® de lleno a retratarlos para luego exagerar a¨²n m¨¢s sus formas en el laboratorio. Y no volvi¨® a la moda hasta la d¨¦cada de los noventa, cuando se redescubri¨® su obra m¨¢s en Europa que EE UU, con exposiciones en Hamburgo, Londres o Par¨ªs, y pudo volver a trabajar como a ella siempre le gust¨®, sin tanta parafernalia de la moda actual. Su ¨²ltimo encargo lo recibi¨® para la revista Vogue en 2004.
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