Los marcianos regresan a Londres, fantas¨ªa victoriana para el siglo XXI
F¨¦lix J. Palma busca repetir ¨¦xito internacional con 'El mapa del cielo', novela 'steampunk' que mezcla las invasiones aliens de Wells, el horror de 'La Cosa' y el misterio de Poe
Las supuestas ¨²ltimas palabras de Edgar Allan Poe en su lecho de muerte funcionaron como un detonante en la imaginaci¨®n del novelista F¨¦lix J. Palma. Fantase¨® con la idea de que el enigm¨¢tico nombre que sali¨® de los labios moribundos del narrador (¡°?Reynolds, Reynolds!¡±) no fuese otro que el del explorador Jeremiah Reynolds, famoso por creer que el globo terr¨¢queo escond¨ªa un exuberante mundo subterr¨¢neo, adem¨¢s de por haber inspirado una de las obras m¨¢s cr¨ªpticas de Poe, Narraci¨®n de Arthur Gordon Pym. De ser as¨ª, ?qu¨¦ llev¨® al escritor a acordarse del aventurero en su ¨²ltima hora? Este supuesto v¨ªnculo entre escritor y explorador es el que toma Palma como punto de partida de su nueva novela, El mapa del cielo (Plaza y Jan¨¦s), una gran aventura victoriana retrofuturista, con cyborgs, ladrones de cuerpos y persecuciones suicidas en la Ant¨¢rtida, protagonizada por el mism¨ªsimo H. G. Wells, atrapado en una desesperada conspiraci¨®n para conseguir el coraz¨®n de una dama, mientras una invasi¨®n alien¨ªgena aniquila Londres.
Con El mapa del cielo, segunda entrega de la que ser¨¢ su trilog¨ªa victoriana, Palma (Sanl¨²car de Barrameda, C¨¢diz, 1968) repite la interesante f¨®rmula del primer episodio, El mapa del tiempo (Premio Ateneo de Sevilla 2008), un thriller victoriano con viajes en el tiempo protagonizado por H. G. Wells, que ha sido traducido a 25 idiomas y que el pasado verano entr¨® en la lista de los 35 t¨ªtulos de ficci¨®n m¨¢s vendidos de The New York Times. ¡°Me lo planteo como un juego con todas las novelas de Wells, que fue un pionero y cre¨® subg¨¦neros como el viaje en el tiempo, el de las civilizaciones alien¨ªgenas superiores...¡±, explica Palma por tel¨¦fono. ¡°Para Wells la escritura de ficci¨®n era una correa de transmisi¨®n de ideas, de reflexiones sobre el imperialismo brit¨¢nico o la sociedad de clases...¡±. Con todo, Palma deja de lado las moralejas sobre el presente y se centra en el entretenimiento: un objetivo tan popular como ambicioso. ¡°La idea es recuperar el esp¨ªritu de las grandes novelas de aventuras; pienso en ese lector que llega a casa despu¨¦s del trabajo y quiere revivir aquellas haza?as apasionantes. Quiero envolverlo en una gran fantas¨ªa y despertar en ¨¦l la fascinaci¨®n por la narraci¨®n de historias¡±. Lo resume as¨ª: ¡°hay escritores que hacen pensar y otros que hacen so?ar. Yo quiero hacer so?ar¡±.
Palma: ¡°Hay escritores que hacen pensar y otros que hacen so?ar. Yo quiero hacer so?ar¡±.
Entre los narradores espa?oles que experimentan con el g¨¦nero fant¨¢stico, como Rafa Mar¨ªn y C¨¦sar Mallorqu¨ª, y antes Elia Barcel¨® y Jos¨¦ Carlos Somoza, Palma cultiva el subg¨¦nero steampunk (ciencia ficci¨®n ambientada en la era victoriana) a partir de la audaz combinaci¨®n de los mundos ficcionales de los cl¨¢sicos del g¨¦nero (Verne, Wells, Stevenson), ubicando la acci¨®n en un siglo XIX que se pretende real, donde no es raro ver a los propios autores -Wells, claro, pero tambi¨¦n Henry James, Stoker, Poe¡- envueltos en la trama. Y todo narrado con un estilo que emula los folletines decimon¨®nicos, con destreza para alternar las tramas, sorprendentes giros narrativos y un narrador que se dirige al lector y se ufana de su omnisciencia. Adem¨¢s, Palma a?ade al c¨®ctel unas abundantes dosis de iron¨ªa, con la introducci¨®n de escenas hilarantes en el momento menos pensado.
Ver con los ojos de un victoriano
F¨¦lix J. Palma confiesa su devoci¨®n por el siglo XIX, el de la m¨¢quina de vapor, la Revoluci¨®n Industrial y el progreso imparable de la ciencia y la tecnolog¨ªa, pero tambi¨¦n ¡°el que cre¨® los mitos de Dr¨¢cula, Frankenstein, Jekyll y Hyde, el Nautilus¡¡±. Como ilustra el g¨¦nero steampunk, esa centuria ofrece un marco id¨®neo para tales recreaciones. ¡°Es un tiempo contradictorio; con grandes avances tecnol¨®gicos pero con mucho por descubrir; dividido entre el culto a la tecnolog¨ªa y la necesidad de creer que el mundo era algo m¨¢s de lo que acotaba la ciencia¡±. En la narraci¨®n de Palma se mezclan acontecimientos ficticios y reales con la intenci¨®n de crear un todo indistinguible, para ¡°hacer que el lector vea con los ojos de un victoriano; con esa sensaci¨®n de sorpresa, credulidad e ingenuidad; con esa atm¨®sfera de que parec¨ªa que todo pasaba por primera vez¡±. Es el mensaje que sustenta la trilog¨ªa: ¡°cierta resistencia a que la ciencia reduzca cada vez m¨¢s el mundo y le robe la magia¡±.
En El mapa del tiempo, Palma combinaba La m¨¢quina del tiempo, de Wells, con una trama detectivesca que retroced¨ªa a 1888 para dar caza a Jack el destripador y saltaba a un apocal¨ªptico a?o 2000 dominado por los robots, hasta que el propio novelista ingl¨¦s se embarcaba en una cacer¨ªa a trav¨¦s de los siglos para atrapar a un asesino. En esta ocasi¨®n, El mapa del cielo recrea las invasiones marcianas de La guerra de los mundos, de nuevo con Wells como protagonista, y con una extravagante historia de amor como motor narrativo. El desencadenante es la extra?a petici¨®n de una dama, bisnieta de un periodista burl¨®n que desde las p¨¢ginas de un diario neoyorquino hizo creer a millones de lectores que la Luna estaba habitada por hombres murci¨¦lago y otros seres extraordinarios.?Para quitarse de encima a un exc¨¦ntrico y millonario pretendiente, la joven le asegura que s¨®lo acceder¨¢ a sus requerimientos si logra escenificar un fraude tan grande como el de su abuelo: debe hacer creer a todo el mundo que la invasi¨®n marciana de La guerra de los mundos est¨¢ ocurriendo de verdad. No hace falta decir que el extra?o aspirante asume el desaf¨ªo. ?
El mapa del cielo arranca con la expedici¨®n del ballenero Annawan a la Ant¨¢rtida, con el aventurero Reynolds como l¨ªder, en busca del pasaje a las entra?as de la Tierra. El plan se trastoca cuando se cruza en su camino una misteriosa forma de vida extraterrestre que posee la desagradable costumbre de duplicar seres vivos y despedazar los originales. En un claro homenaje al cl¨¢sico del cine fant¨¢stico La cosa, de John Carpenter, Palma escenifica as¨ª el primer desencuentro entre terr¨ªcolas y marcianos, avanzadilla de un blitzkrieg alien¨ªgena que reduce a cenizas la capital del imperio brit¨¢nico.
Verne, Wells y la reina Victoria
Uno de los mayores popularizadores de la fantas¨ªa retrofuturista ambientada en la era victoriana (conocida como steampunk) es el guionista de c¨®mics y novelista brit¨¢nico Alan Moore (Northampton, Inglaterra, 1953). Con el c¨®mic La liga de los hombres extraordinarios (1999), ilustrado por el expresionista Kevin O'Neill, mostr¨® las interesantes posibilidades narrativas que ofrec¨ªa combinar los universos de los cl¨¢sicos de la literatura fant¨¢stica. Partiendo de un g¨¦nero novel¨ªstico nacido en los ochenta, el autor de Watchmen y From Hell alineaba al servicio de su majestad un equipo de seres sobrenaturales: el capit¨¢n Nemo, de 20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne; el doctor Jekyll/Hyde, de la novela de Robert Louis Stevenson, el hombre invisible, de H. G. Wells, y la ex de Dr¨¢cula Mina Harker junto al aventurero Alan Quatermain, de H. Rider Haggard, todos a bordo del Nautilus mientras Moriarty (Conan Doyle) tramaba su estratagema definitiva de dominaci¨®n mundial. El g¨¦nero, con autores de referencia que van del novelista brit¨¢nico Michael Moorcock a los estadounidense James Blaylock, K. W. Jeter, Tim Powers y Katie MacAlister, entre otros, ha dado lugar a una tendencia est¨¦tica y sus se?as de identidad impregnan pel¨ªculas como El truco final, de Christopher Nolan, La br¨²jula dorada, de Chris Weitz, el Sherlock Holmes de Guy Ritchie, y la reciente La invenci¨®n de Hugo, de Martin Scorsese (adem¨¢s de la muy irregular adaptaci¨®n del c¨®mic de Moore y O'Neill estrenada en 2003). En Espa?a, Palma es el representante m¨¢s destacado de este subg¨¦nero de la ficci¨®n cient¨ªfica recreativa.
Palma pone en marcha un ambicioso juego de referencias: el ataque marciano de la novela de Wells, la criatura multiforme de La cosa, la sospecha obsesiva de La invasi¨®n de los ladrones de cuerpos, la singladura pesadillesca de Arthur Gordon Pym, los cazadores de extraterrestres a lo Men in black¡, m¨¢s otro pu?ado de alusiones literarias, cinematogr¨¢ficas y televisivas. La sola menci¨®n de semejante propuesta, y de las posibilidades narrativas que abre, probablemente har¨¢ salivar a los fans del g¨¦nero, o les har¨¢ fruncir el ce?o, seg¨²n el grado de purismo de cada uno. ¡°Me encanta incluir referencias frikis que puedan reconocer los amantes del g¨¦nero¡±, confiesa; como el gui?o de que la m¨¢quina del tiempo de la primera novela sea la misma que protagoniza El tiempo en sus manos, adaptaci¨®n al cine de La m¨¢quina del tiempo; o que en El mapa del cielo se descubra una c¨¢mara secreta bajo el Museo de Historia Natural de Londres que alberga platillos volantes y aliens congelados, e incluso la cabeza del Minotauro, la p¨®cima del doctor Jekyll y el retrato de Dorian Gray.
Se trata de una f¨®rmula que Palma conoce bien y que prob¨® su solvencia en la primera entrega, El mapa del tiempo. All¨ª sigui¨® lo pasos del guionista brit¨¢nico Alan Moore, autor del c¨®mic La liga de los hombres extraordinarios, donde reclutaba al capit¨¢n Nemo, el doctor Jekyll, el hombre invisible, el aventurero Alan Quatermain y la ex de Dr¨¢cula, Mina Harker, para el servicio secreto brit¨¢nico. ¡°Soy un gran lector de c¨®mics, y Moore es uno de mis autores favoritos; de hecho, el c¨®mic From Hell me sirvi¨® como callejero del barrio londinense de Whitechapel para ubicar la acci¨®n sobre Jack el destripador¡±.?
La conclusi¨®n de la trilog¨ªa -avanza Palma- llegar¨¢ en 2014 y combinar¨¢ la historia de El hombre invisible, de Wells, y El sabueso de los Baskerville, de Arthur Conan Doyle, m¨¢s una buena dosis de espiritismo y ciencias ocultas. Con un universo tan exuberante y tan nost¨¢lgico de la fantas¨ªa, no sorprende que alg¨²n cr¨ªtico haya pedido que alguien presente a Palma a Spielberg; aunque el novelista preferir¨ªa a Fincher o Cameron, ¡°los cinestas id¨®neos¡± para llevar sus novelas a la gran pantalla. La tercera entrega, cuyo t¨ªtulo est¨¢ por decidir, ser¨¢ el cierre de un ciclo que se presenta, seg¨²n el autor, como ¡°una met¨¢fora de la necesidad de fantas¨ªa que tenemos todos¡±.
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