Los placeres de la vida
En el comienzo fue el cine. No se puede concebir la vida y la obra de Cabrera Infante sin el cinemat¨®grafo
La publicaci¨®n de las Obras Completas de un autor es su consagraci¨®n. Cuando una editorial privada decide publicar todas las obras de un escritor quiere decir que considera que el mercado lo demanda. Si, adem¨¢s, se incluye la recopilaci¨®n de art¨ªculos, entrevistas, cr¨®nicas, reportajes y cr¨ªticas, como es el caso de estas obras de Guillermo Cabrera Infante (Gibara, Cuba, 1929-Londres, 2005) que ahora presenta C¨ªrculo de Lectores / Galaxia Gutenberg, se puede decir que se ha consagrado la primavera y se ha consagrado Cabrera. Es su triunfo sobre los mediocres, los bur¨®cratas y los comisarios literarios y pol¨ªticos de un r¨¦gimen que le estigmatiz¨® hace m¨¢s de cincuenta a?os y que asiste desde la degradaci¨®n de su sistema a la irresistible ascensi¨®n de uno de sus grandes talentos narrativos.
Y en el comienzo fue el cine. No se puede concebir la vida y la obra de Cabrera Infante sin el cinemat¨®grafo. El primero de los inicialmente previstos ocho vol¨²menes (El cronista del cine. Escritos cinematogr¨¢ficos I) recoge el espl¨¦ndido y sabio Un oficio del siglo XX, en el que muestra su personal y rompedor estilo literario en el que la iron¨ªa es la reina de la casa. Siguen m¨¢s de mil p¨¢ginas en las que se recopilan por primera vez en formato de libro las cr¨ªticas, art¨ªculos, reportajes, obituarios y entrevistas publicadas en la revista Carteles. Ah¨ª est¨¢n las entrevistas con Marlon Brando o Luis Bu?uel, los reportajes sobre la muerte de Bogart y de James Dean, textos de un talento literario que no ha hecho m¨¢s que crecer en vida, y en admiraci¨®n tras su muerte.
El cine es tambi¨¦n el epicentro de su tormentosa relaci¨®n con el castrismo. El cortometraje P. M., de Orlando Jim¨¦nez Leal y Sab¨¢ Cabrera Infante, realizado en 1960 y censurado por la incipiente revoluci¨®n cubana, fue el principio del fin de la relaci¨®n del escritor con el r¨¦gimen. Un cortometraje ingenuo y sencillo que mostraba c¨®mo se divert¨ªan al anochecer con el baile, las copas y la m¨²sica los cubanos, pero que, al parecer, atacaba los principios de una revoluci¨®n con vocaci¨®n de eternidad que ha potenciado siempre m¨¢s la delaci¨®n que la creatividad.
El plan de edici¨®n previsto est¨¢ estructurado en ocho vol¨²menes y en ¨¦l se recogen todas sus obras publicadas en vida, desde las extraordinarias Tres Tristes Tigres y La Habana para un infante difunto, textos imprescindibles para conocer un tiempo, un pa¨ªs y unas gentes ¡ªla Cuba precastrista¡ª con mucha m¨¢s verosimilitud, gracia y rigor que las maniqueas narraciones de los siervos del dictador, a las publicadas tras su muerte (La ninfa inconstante, Cuerpos divinos) y dos novelas y un libro de cuentos que a¨²n permanecen in¨¦ditos.
Naturalmente, tampoco es concebible la obra y la vida de Guillermo Cabrera sin un v¨ªnculo constante con la pol¨ªtica. Otro de los vol¨²menes recoger¨¢ todos sus escritos pol¨ªticos, vertebrados en torno a su Mea Cuba. De su inicial protagonismo revolucionario pas¨® a ser uno de los primeros apestados del r¨¦gimen y, por tanto, de la intelligentsia internacional fascinada entonces por la revoluci¨®n cubana. El tiempo le dio la raz¨®n y lo que entonces parec¨ªa un deseo de construir una nueva sociedad y un hombre nuevo devino en la dictadura m¨¢s longeva del continente americano. Los marielitos, la persecuci¨®n a los homosexuales o la dependencia absoluta de la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica o de Venezuela son algunos de sus brillantes logros. Mientras tanto, el primer cubano apestado social y cultural continuaba su cotidiana labor desde un modesto piso londinense. La pintura, la m¨²sica, los viajes, siempre el amor, la literatura o el puro humo de los habanos eran objeto de sus brillantes escritos ahora recopilados. En realidad, Guillermo Cabrera escribi¨® siempre sobre los placeres de la vida pese a que la vida no siempre le result¨® placentera. O
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