Taburetes para cambiar el mundo
Curro Claret usa materiales de la calle para crear sus muebles, que fabrican personas sin hogar
El dise?ador barcelon¨¦s Curro Claret (1968) es un idealista. Tambi¨¦n un posibilista. Trabaja con lo que tiene a mano. Tambi¨¦n a partir de lo que ve en la calle. Nunca ha hecho un objeto de m¨¢s. Tampoco ha ganado nunca dinero. Dinero en serio. Aunque sea profesor en la Escuela Elisava, tiene el aspecto de un eterno estudiante, de alguien con tiempo para perderlo. Pero no se entretiene con las musara?as. Claret es observador y pone el ojo m¨¢s en la calle que en los comercios o en los museos. Sus dise?os son denuncias y tambi¨¦n propuestas. Propone cambiar las cosas. Idea la manera de empezar a hacerlo. Y lo hace siempre sin ruido.
Hace un a?o inici¨® un trabajo con gente que vive en la calle, con personas que despu¨¦s de atravesar un infierno se han quedado sin casa. Buscaba colaboradores para el proyecto taburete 300 y los encontr¨® gracias a un taller que organiz¨® con la Fundaci¨® Arrels de Barcelona. Con una serie de taburetes, realizados a partir de materiales recogidos en la propia calle, Claret y sus colaboradores ganaron el primer premio en la exposici¨®n Dise?o contra la pobreza y la exclusi¨®n social organizada por el Ministerio de Cultura. Era emocionante, un acto sumamente est¨¦tico, ver los taburetes construidos por personas a las que por fin se les aguantaba algo expuestos en el Museo de Artes Decorativas de Madrid. Realmente eran bonitos. Y s¨®lidos: una pieza met¨¢lica sencilla ideada por Claret funcionaba como un nudo de conexi¨®n entre las patas y los asientos. ¡°Los taburetes, adem¨¢s de cumplir con su funci¨®n propia de mobiliario para sentarse, intentaban ser un medio de ayuda para estas personas en su proceso de recuperaci¨®n¡±, explica Claret. Los primeros asientos los hizo gente que, habiendo estado en la calle, iba a ir a vivir a unos pisos compartidos gracias a un programa de ayuda. ¡°La realizaci¨®n de los taburetes era una primera acci¨®n de auto confianza, una experiencia art¨ªstica y de participaci¨®n en el acondicionamiento de los pisos¡±, explica el dise?ador.
Con el tiempo, Claret sigui¨® trabajando la pieza met¨¢lica, el nudo gordiano que serv¨ªa para unir los asientos, y desarroll¨® algo m¨¢s su dise?o. Hoy sirve para hacer bancos, mesas, colgadores, l¨¢mparas y hasta caba?as, por eso se ha convertido en un primer paso, en un punto de partida para descubrir ideas, propuestas y necesidades de quienes prueban nueva suerte en la vida metidos a dise?adores-carpinteros. Los trabajadores del ¡°laboratorio¡± de Curro Claret pueden trabajar desde sus casas, desde un centro de acogida o desde donde sea que encuentren materiales para reciclar. La pieza met¨¢lica que une y sujeta sus dise?os est¨¢ realizada con una tecnolog¨ªa accesible y econ¨®mica (plancha met¨¢lica cortada con una m¨¢quina l¨¢ser y doblada posteriormente). Claret ha querido que los planos de esa pieza est¨¦n disponibles gratuitamente para cualquier organizaci¨®n que lo solicite (siempre que sea para su propio uso y no para fines comerciales). Y as¨ª es.
La Fundaci¨®n Arrels ha puesto a la venta algunos de los primeros taburetes y estudia ahora si el proyecto puede ir a m¨¢s con las nuevas aplicaciones ensayadas por el dise?ador y sus alumnos. De hecho, varias de las personas acogidas en ese centro est¨¢n construyendo algunos muebles para colocarlos en la propia sede de la fundaci¨®n. La intenci¨®n ¨²ltima es que esos dise?os y objetos puedan ser realizados por todos aquellos colectivos, m¨¢s o menos marginados, excluidos socialmente o no, que vean en la propuesta una v¨ªa de futuro, una puerta abierta que les pueda ayudar. Ese es el dise?o de Claret. Idealista y pragm¨¢tico, para no salir de pobre, pero para sonre¨ªr. Aunque sea t¨ªmidamente.
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