La mano derecha de Hollywood
Se edita en Espa?a 'Infamous players' la autobiograf¨ªa de Peter Bart, figura clave de Paramount
Como en las buenas historias de maduraci¨®n, Infamous players tiene un h¨¦roe inocente reci¨¦n llegado a la ciudad; una atm¨®sfera de corrupci¨®n, drogas, sexo y s¨ª, algo de arte; un secundario de lujo arrogante e hipn¨®tico, y un subt¨ªtulo contundente: ¡®Una historia de pel¨ªculas, mafia (y sexo)¡¯. Y encima es real, porque Infamous players ¨Cque se public¨® el a?o pasado en EE UU y ahora T&B lo edita en Espa?a- es la autobiograf¨ªa de Peter Bart, no de toda su vida, sino de los a?os, benditos a?os, de 1967 a 1975 cuando los estudios Paramount se convirtieron en los revitalizadores de un Hollywood decadente y Robert Evans, su responsable creativo, en el explosivo que revent¨® el tinglado. Durante toda esta revoluci¨®n, Peter Bart estuvo en primera l¨ªnea porque era la mano derecha de Evans.
Bart no hizo la t¨ªpica carrera de Hollywood, escalando desde lo m¨¢s bajo. Ni siquiera era de Los ?ngeles. Peter Bart era periodista de The New York Times. Prometedor, con gran carrera y ganas de hacerlo bien. Amaba Nueva York¡ pero su peri¨®dico le destin¨® a Los ?ngeles, en un momento en que el mundo del cine se hund¨ªa, y la ciudad no levantaba grandes intereses en la costa Este: Bart se encarga ¨¦l solo del trabajo que antes realizaban hasta cuatro redactores. Por eso cuenta c¨®mo cubre un d¨ªa los disturbios del barrio de Watts y otro viajaba con Paul Newman en su escarabajo Volkswagen. En uno de esos reportajes conoci¨® al hijo de un dentista, que ya hab¨ªa hecho sus pinitos como actor, y que quer¨ªa dejar atr¨¢s su trabajo como sastre: Robert Evans. Pero la ambici¨®n de Evans no estaba en protagonizar pel¨ªculas, sino en producirlas, en convertirse en una figura legendaria como Irving B. Thalberg (al que hab¨ªa interpretado en el cine) o Darryl F. Zanuck.
Cuando Evans llam¨® la atenci¨®n de Charles Bluhdorn, presidente del conglomerado industrial Gulf & Western, la Paramount acababa de ser comprada por este emporio, y Bluhdorn pens¨® que Evans ser¨ªa un h¨¢bil director de la oficina de Londres. Evans se mud¨®, pero le pidi¨® a Bart que leyera los guiones que ¨¦l le enviar¨ªa, que ¡°le guardara las espaldas en Los ?ngeles¡±, como escribe el mismo periodista. Cinco meses despu¨¦s, Evans volvi¨® a Hollywood, pero como director general de producci¨®n de Paramount. Y tras muchas dudas, Bart acept¨® ser su hombre de confianza en Paramount: a los 35 a?os ¨Cestamos en 1967- comenzaban los ochos a?os m¨¢s incre¨ªbles en la vida de este periodista.
Bart no tiene pelos en la lengua, aunque hay momentos que parecer¨ªa que hincha sus m¨¦ritos en el nacimiento de t¨ªtulos m¨ªticos como Valor de ley o Harold y Maude . Habla de los brutales enfrentamientos diarios entre los productores de Hollywood, aunque trabajasen en la misma major, del eterno desacuerdo entre Gulf & Western y Paramount (el retrato que dibuja en las p¨¢ginas del libro de Bluhdorn no deja a su superior en buen lugar), de la llegada de gente como Polanski y Coppola a los altares cinematogr¨¢ficos¡ y sobre todo, ayuda a entender a Robert Evans, su importancia en el advenimiento del Nuevo Hollywood.
El nuevo ni?o de oro se compr¨® uno de los edificios m¨¢s a?ejos de Beverly Hills, el que pertenec¨ªa al decorador James Pendleton y lo convirti¨® en su guarida para las fiestas y las mujeres, primero, y su oficina, despu¨¦s. Por las p¨¢ginas pasan las drogas y las chicas sedientas de un papel y dispuestas a tragar con lo que sea para conseguirlo ¨CBart jura y perjura que no se acost¨® con ninguna, porque era feliz en su matrimonio- pero tambi¨¦n ahonda en los procesos de producci¨®n de ¨¦xitos como La extra?a pareja, Love story, La semilla del diablo, Chinatown o El padrino y de desastres como ?Arde Par¨ªs?, El gran Gatsby, Darling Lili o La leyenda de la ciudad sin nombre.
Ocho a?os, los que pasa Bart en Paramount, antes de que la situaci¨®n se haga insostenible, enfrentado con muchos jefes y decida montar su propia productora, dan para un mont¨®n de an¨¦cdotas y personajes: por ah¨ª asoman Coppola, Polanski, Warren Beatty ¨Cel ¨²nico que hac¨ªa sombra a la cantidad de conquistas femeninas de Evans-, Ali MacGraw (que acab¨® casada con Evans). Robert Redford y gente mucho menos conocida como Sidney Korshak, el contacto de la Mafia con los grandes estudios. Bart cuenta todo lo que ve y c¨®mo lo ve, sin adornos, describiendo todos los trapos sucios, c¨®mo se levantaban pel¨ªculas y se tiraban despu¨¦s, c¨®mo se trampeaba para los jefes no hundieran tu proyecto y las estrellas s¨ª trabajaran en ¨¦l¡
El experiodista explica las lecciones m¨¢s dolorosas que aprendi¨® y c¨®mo en 1975 lo dej¨®, harto, y cre¨® su propia productora¡ antes de abandonar esta cara de la industria y pasarse a la direcci¨®n de Variety, donde trabaj¨® 20 a?os. Pero quedaron sus recuerdos y ellos valen su peso en oro.
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