El gol del muerto
En un entorno recesivo en el que no se percibe resplandor alguno al final del t¨²nel no abundan las empresas capaces de convertir los retos en oportunidades. Sin embargo, algunas lo consiguen: las funerarias, por ejemplo, orientadas a satisfacer las necesidades del consumo m¨¢s cautivo. Cierto que tambi¨¦n a ellas les ha afectado la crisis, a su manera funeral: por un lado, nos morimos m¨¢s tarde y, consiguientemente, ha descendido el n¨²mero de enterramientos; por otro, gastamos menos en nuestros ¡°seres queridos¡±, como los llam¨® Evelyn Waugh en la estupenda novela (1948) que llev¨® al cine Tony Richardson (The loved ones, 1965), prefiriendo la m¨¢s econ¨®mica cremaci¨®n a los enterramientos tradicionales, que ahora se nos antojan dispendiosos.
Al primer inconveniente, el del descenso de decesos, las funerarias responden con paciencia y cruzando los dedos: legalmente, no pueden tomar acciones para incrementarlos, pero saben que las crisis multiplican el n¨²mero de suicidios (en Grecia su tasa ha aumentado un 40%). En todo caso, en el negocio de la muerte no deber¨ªa de haber malos a?os: antes o despu¨¦s nos hemos de morir todos, algo por lo que los empresarios del sector estar¨¢n (eternamente) agradecidos a nuestros padres Ad¨¢n y Eva, responsables remotos de nuestra condici¨®n mortal a cuenta de su fr¨ªvola conducta en el Para¨ªso (perdido). En cuanto al papel de Jehov¨¢ en todo este lamentable asunto, mejor no hablar: baste recordar que el sentimiento de culpa por la estafa causada al g¨¦nero humano le impuls¨®, m¨¢s tarde, a enviar a su hijo al sacrificio para, seg¨²n explican los textos sagrados de los cristianos, librarnos a todos de la muerte eterna.
Al segundo inconveniente, el de la retracci¨®n del gasto funerario, las compa?¨ªas del sector est¨¢n respondiendo mediante la apertura de nuevas l¨ªneas de negocio y una apabullante oferta: desde el, digamos, mobiliario funerario (hoy se prefieren los materiales ecol¨®gicos y biodegradables) a la tanatopraxia (la t¨¦cnica de acondicionar el cad¨¢ver), todo ha cambiado en esos antiqu¨ªsimos ritos instituidos por los neandertales para honrar a sus difuntos y, de paso, impedir su regreso. Son esas modernas prestaciones (que pueden llegar hasta el rastreo y borrado en Internet de la memoria virtual del finado), lo que les permite compensar la bajada de los ingresos con la diversificaci¨®n y optimizaci¨®n de sus servicios. Tambi¨¦n les ayuda, claro, el hecho de que los consumidores, habitualmente deudos ahogados en el desconsuelo y la culpa, no se muestren en esas circunstancias muy proclives al chalaneo o a solicitar descuentos.
Al primer inconveniente, el del descenso de decesos, las funerarias responden con paciencia y cruzando los dedos
Pero sin duda, el sector en que las empresas funerarias van a experimentar mayor crecimiento es en el del f¨²tbol. Ya est¨¢n ¡°habitables¡± (enti¨¦ndanme) los primeros ¡°espacios funerales¡± creados por los clubes (a los existentes se sumar¨¢ pronto el del Bar?a, donde descansar¨¢n los ¡°blaugranas del m¨¢s all¨¢¡±) para satisfacer los ¨²ltimos deseos de su hinchada difunta. Sus ventajas son indiscutibles: adem¨¢s de los beneficios econ¨®micos, nadie arroja ya clandestinamente las cenizas al campo y, en el plano espiritual, en estos Hades balomp¨¦dicos los deudos se muestran m¨¢s dispuestos a honrar a sus muertos, aprovechando los d¨ªas de partido para recorrer los columbarios y admirar los coquetos paneles fotocer¨¢micos que ocultan las urnas cinerarias. En cuanto a los que all¨ª han elegido yacer, quiz¨¢s lo hayan hecho con la esperanza de que sus cenizas se agiten cada vez que el silencio se quiebre con el grito de ?gol! de los vivos. O, si fueron creyentes en vida, tal vez conf¨ªen en que la escatol¨®gica promesa de la resurrecci¨®n se resuelva en un celestial partido contra los eternos rivales, con el mencionado Jehov¨¢ brindando con cava en el palco de honor. Y, por si la moda se extiende a otros ¨¢mbitos, ?por que no pensar en ir habilitando en el edificio de EL PA?S, un sobrio y elegante columbario, adornado con las mejores portadas, para que all¨ª reposen las cenizas de los lectores que lo deseen? En cuanto haya lista de espera me apunto.
Babelia
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