Malos tiempos para el pop
Las cadenas de televisi¨®n ningunean los programas de contenido musical
Es lamento universal entre mel¨®manos: "ya no hay programas musicales en televisi¨®n". Bien, podemos proclamar que esa es una afirmaci¨®n temeraria. Un repaso a la programaci¨®n de las cadenas nacionales, en un d¨ªa laborable cualquiera, revela que La 1 ofrece TVE es m¨²sica a las 3.25, Antena 3 nos tienta con ?nicos a las 2.30 y Telecinco propone Fusi¨®n sonora a las 5.00. En La 2, TVE es m¨²sica est¨¢ a las 6.
Buenas noticias para insomnes: la madrugada rebosa m¨²sica. As¨ª, m¨²sica en general: los avances de las cadenas no detallan los contenidos. Solo Conciertos de Radio 3 (1.45) adelanta el nombre del artista del d¨ªa. En La 2 puntualizan que, cuando se trata de grupos conocidos ("Amaral, Sidonie, gente as¨ª"), se adelanta el horario y se amplia su duraci¨®n.
La eliminaci¨®n de los programas musicales en horas razonables es otra consecuencia de nuestra entrega a Mamm¨®n. El dios del share no suele sonre¨ªr a esos espacios y la m¨²sica ha sido desterrada de la televisi¨®n convencional, excepto como coartada para realities o concursos. De hecho, preguntar en las cadenas por el departamento de musicales provoca incomprensi¨®n: han desaparecido de los organigramas.
Durante el franquismo hab¨ªa m¨¢s programas musicales que ahora
Cabr¨ªa arg¨¹ir que rara vez se ha intentado hacer programas musicales din¨¢micos y ecl¨¦cticos, tal como se conciben en otras televisiones europeas. Later...with Jools Holland es una de las f¨®rmulas posibles y gana dinero para la BBC (aqu¨ª se emite en Canal + Xtra, dial 7), aunque su principal objetivo, como producto de un ente p¨²blico, es atender a una realidad viva y cubrir huecos dejados por las televisiones comerciales. Que son inmensos.
Olv¨ªdense de aquella canci¨®n que se pretend¨ªa prof¨¦tica, Video killed the radio star (Buggles, 1979). Ahora mismo, cuesta dejarse matar por un exceso de videoclips. Incluso en MTV, antes identificada con aquel formato audiovisual, priman los realities y las series. ?nicamente en Sol M¨²sica se pueden ver clips made in Spain.
Se esfumaron los programas sobre la actualidad del pop. Y cualquier otra m¨²sica popular: hoy, resulta humillante recordar que en la televisi¨®n franquista hubo espacios semanales ¡ª?con producci¨®n propia!¡ª para el pop, el flamenco y el jazz. Pero la televisi¨®n p¨²blica qued¨® castrada por el ERE de Zapatero; el recorte presupuestario impuesto por el PP solo ha venido a ratificar su impotencia estructural. La ¨²nica posibilidad de poner en marcha cualquier iniciativa levemente cultural depende del patrocinio de alguna empresa rumbosa.
Lo ¨²ltimo parecido a un magacine musical que se ha visto es Mapa sonoro, donde Roberto Herreros alentaba un periplo en busca de m¨²sicos en activo. No alcanz¨® la periodicidad semanal: se emitieron 33 entregas de 2009 a 2011, entre Canal Cultura y La 2.
Manel Arranz, director de programas de La 2, confirma el desplazamiento de la cadena "de cultura y participaci¨®n social" hacia los conciertos ¡ª"en verano emitimos bastantes actuaciones de festivales"¡ª y los documentales. Algunos de ellos son producciones de discogr¨¢ficas, cedidas gratuitamente (y se notan sus hechuras de publirreportaje). Pero La 2 saca el pecho por proyectos como Entre dos aguas, reflejo de los viajes mediterr¨¢neos de Javier Lim¨®n.
TVE usa su archivo para convertirse en coproductora de documentales
Y siempre queda el fil¨®n del glorioso archivo de TVE, necesario para todos los realizadores de documentales musicales de este pa¨ªs. En Prado del Rey han aprendido el truco de cualquier tendero: comprar barato y vender caro. Un minuto de sus archivos cuesta mil euros. Pocos pueden pagarlo: ??cuatro mil euros por una canci¨®n entera?! Razonables, los servicios comerciales ofrecen soluciones de compromiso. TVE se convierte as¨ª en coproductora de documentales independientes, con permiso para emitirlo gratis en sus diferentes canales. Tambi¨¦n puede exigir cualquier premio en met¨¢lico que gane el documental en los cert¨¢menes correspondientes.
Lo de comprar barato no es una forma de hablar. Hace un par de a?os, TVE conectaba con periodistas musicales para proponerles dirigir documentales a partir de sus archivos. A cambio, se les pagaba 1.000 euros. El desconcertado especialista preguntaba si faltaba alg¨²n d¨ªgito: el trabajo inclu¨ªa revisar el material disponible, preparar y realizar entrevistas, escribir el gui¨®n y montar el programa. En alg¨²n caso, refunfu?ando, TVE sub¨ªa la oferta a 2.000 euros. La casa, naturalmente, se quedaba con todos los derechos. Ya ven que no se trata solo de prostituirse: tambi¨¦n hay que poner la cama.
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