El ¡®making of¡¯ del ¡®Guernica¡¯
Amondarain, meticuloso pintor realista, reproduce en ocho monumentales lienzos el proceso de creaci¨®n del icono antib¨¦lico de Pablo Picasso
Despu¨¦s de cuatro meses pintando ocho copias del Guernica a marchas forzadas, a Jos¨¦ Ram¨®n Amondarain (San Sebasti¨¢n, 1964) el mural no le parece tan grande. Ha comprado los lienzos en China porque aqu¨ª ya no se hacen del tama?o en el que pint¨® Picasso: tres metros y medio de alto por casi ocho de ancho. Tardaron un mes en servirle el material para reproducir, paso a paso, el proceso de creaci¨®n del cuadro, seg¨²n las tomas hechas por la fot¨®grafa Dora Maar, entre mayo y junio de 1937.
Ha tenido que cambiar de estudio y trasladarse a una nave industrial gigante del pol¨ªgono de Astigarraga, cerca de su ciudad natal, para poder hacer frente a la haza?a que le encarg¨® Daniel Castillejo, director del Artium de Vitoria. El pr¨®ximo 30 de marzo se inaugura la exposici¨®n en la que se mostrar¨¢ el Guernica a c¨¢mara lenta, en ocho instant¨¢neas de ¨®leo sobre lienzo. Las etapas de la carrera de una obra maestra.
Ser¨¢ una manera especial de rendir homenaje al terrible bombardeo sobre la poblaci¨®n vasca, del que el pr¨®ximo 26 de abril se cumplen 75 a?os. Antes, Amondarain tendr¨¢ que volver a desmontar los bastidores y enrollar las telas para que entren por las puertas del centro de arte alav¨¦s. Y una vez en sus salas, a repetir la operaci¨®n.
El artista ha desmontado el Guernica, ha mirado por dentro, por detr¨¢s, ha auscultado el camino fren¨¦tico que mantuvo Picasso hasta que remat¨® la obra m¨¢s significativa del Pabell¨®n Espa?ol de la Rep¨²blica en la Exposici¨®n Internacional de 1937, en Par¨ªs. Y tampoco parece haberle impresionado ponerse las manos de ¡°don Pablo¡±, como le llama, para seguirle el rastro sobre el lienzo: ¡°Atraviesa problemas formales, pero es un dibujante incre¨ªble, muy ¨¢gil. Se lanza a la tela y escupe todos los bocetos en menos de un mes. El Guernica es todo l¨ªnea, en el primer dibujo que hace sobre la tela ya tiene la estructura. Luego, hace ajustes que le plantean problemas de composici¨®n, que var¨ªa sobre la marcha¡±.
No es hasta el cuarto paso cuando Picasso entiende que el caballo no puede enroscarse en s¨ª mismo y le levanta la cabeza, en un grito forzado. Al tiempo resuelve la cabeza del toro. Y lo deja tal cual. ¡°Si Picasso hace un cambio, se queda as¨ª para siempre. Cuando se pinta no se tantea, a pesar de lo que la gente pueda creer¡±.
El artista insiste en la fuerza de los hallazgos que ejecuta el pintor malague?o, que a los 57 a?os, cuando ya lo ha hecho todo, tiene una seguridad tan absoluta sobre su trabajo que le basta con el dibujo, sin retocarlo, ni perfeccionarlo. Ni siquiera se preocupa de tapar con el color las l¨ªneas m¨¢s descuidadas, porque apenas hay materia. ¡°Casi no utiliza pintura, todo es aguarr¨¢s. Un trabajo tan l¨ªquido le permite efectividad, rapidez. Quita y pone, quita y pone. Ensaya, cambia, retoca, es fren¨¦tico¡±.
Comenta estas interioridades de Picasso junto a la mesa en la que mezcla el blanco y negro hasta conseguir el tono apropiado del gris. Han pasado m¨¢s de siete d¨¦cadas, pero sigue de cerca al maestro de maestros. El color y su comportamiento, ese es el secreto del ¨¦xito de esta recreaci¨®n, en la que ha hecho desaparecer su estilo para conseguir una copia que sea capaz de traducir, sobre todo, las capas de color que se van solapando, una sobre otra, hasta crear tonos inimitables.
Quiz¨¢s el estilo de Amondarain sea camuflarse y adaptarse a las necesidades de cada proyecto. Quiz¨¢s lo que ha hecho no sea m¨¢s que fotograf¨ªas con pintura o pintura con fotograf¨ªa. ¡°Esto no es una falsificaci¨®n del Guernica, quer¨ªa mostrar el esp¨ªritu del cuadro¡±, reconoce. Para evitar problemas legales ha recortado varios cent¨ªmetros del lienzo del paso final, y aclarar que la intenci¨®n no es poner en el mercado una imitaci¨®n. Eso no le ha importado al coleccionista que ya ha comprado los ocho lienzos. Daniel Castillejo incide en esa idea: ¡°Queremos que el espectador vea el proceso a c¨¢mara lenta. La mente de Picasso cambiaba a gran velocidad, pero la hemos dilatado¡±. Necesit¨¢bamos aportar algo al Guernica y lo hemos conseguido desactivando el plano fetichista de la imagen final¡±.
Incluso han acabado, o eso quieren pensar, con el discurso pol¨ªtico, que ¡°lo vela todo¡±. Dice Amondarain que no puede vivir la dimensi¨®n ideol¨®gica del cuadro, porque no sufri¨® el bombardeo, ni la manifestaci¨®n de repulsa en Par¨ªs.
Con carga pol¨ªtica o no, Amondarain ha humanizado un dios, un cuadro intocable. Le ha sido fiel a la exactitud, tambi¨¦n con los churretes que cuelgan de la barbilla del caballo de Picasso. Ha venerado al pintor, ha reivindicado la pintura. Y lo ha hecho con Urgencia, que es como se titular¨¢ la exposici¨®n en Artium. Muevan las letras de la palabra, hasta que aparezca Guernica.
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