¡®El apartamento¡¯, la vida sin m¨¢s
EL PA?S entrega el domingo esta comedia de Billy Wilder, con Jack Lemmon y Shirley MacLaine
Una raqueta para cocinar spaguettis, cenas descongeladas, hombres abandonados, pisos usados para r¨¢pidos encuentros sexuales¡ Puede que para algunos Billy Wilder sea un tipo ir¨®nico, con una retranca brutal, el maestro de los comentarios crueles, pero todo lo anterior se debe a que, en el fondo, Wilder es el cineasta que mejor ha plasmado la vida del siglo XX en el cine. ?l entiende los dolorosos y risibles matices que nacen en el d¨ªa a d¨ªa, en las vidas anodinas de millones de personas en una urbe que todo lo devora: esa brutalidad queda subrayada desde el inicio de El apartamento, cuando C. C. Baxter recuerda que a 1 de noviembre de 1959 Nueva York tiene 8.042.783 vecinos, que tumbados unir¨ªan Times Square con Karachi, que en su empresa trabajan 31.259 empleados¡ Tres de los mejores largometrajes sobre Nueva York los dirigi¨® Billy Wilder: D¨ªas sin huella, La tentaci¨®n vive arriba y El apartamento, y pocos cineastas han sido tan dolorosamente proclase media como ¨¦l, que sab¨ªa plasmar en la pantalla las peque?as ansias vitales del ser humano.
El apartamento nace de los m¨¢rgenes de Breve encuentro. Cuando Wilder vio el filme de David Lean, se pregunt¨® por la vida del amigo que deja su dormitorio a la pareja protagonista. Tambi¨¦n surge de sus ganas de rodar con Jack Lemmon, el rostro de los sin rostro. ?l ser¨¢ el oficinista que asciende en la compa?¨ªa porque deja su casa a los jefes con affaires sexuales, ¨¦l encarnar¨¢ al pobre enamorado de una ascensorista que descubre ¨Cen una de esas im¨¢genes, la del espejito roto, que ligan a Wilder con su maestro Lubitsch- que ella se est¨¢ acostando con uno de los superiores. El apartamento tambi¨¦n es burocracia: el inmenso y asfixiante decorado de la oficina, con centenares de pupitres, esconde uno de los grandes trucos de la historia del cine. El director de arte Alexander Trauner puso en primera fila mesas reales, detr¨¢s mesas peque?as con ni?os y al fondo pupitres y siluetas recortadas en papel para crear esa sensaci¨®n de profundidad. Porque El apartamento es realista, pero no cinema verit¨¦: hac¨ªa tanto fr¨ªo en Nueva York, que al final all¨ª solo se rodaron unas tomas en la calle 42 y la espera de Jack Lemmon en Central Park, donde le rociaban con una mezcla de agua y anticongelante para simular la lluvia. El resto se film¨® en Hollywood.
El coguionista habitual de Wilder, I. A. L. Diamond, nunca acab¨® contento de este trabajo, porque cre¨ªa ¨Cera un tipo conservador- que era un ¡°cuento sucio¡±. Sin embargo, el lado rom¨¢ntico de Wilder siempre prevalece sobre el dolor con el que castiga a sus protagonistas ¨Cen sus pel¨ªculas hay m¨²ltiples intentos de suicidio-, y Shirley MacLaine acabar¨¢ en brazos de Jack Lemmon¡ igual que los cincos oscars que logr¨® el filme, entre ellos a mejor pel¨ªcula, direcci¨®n y gui¨®n original. Es lo m¨ªnimo para una obra maestra.
Babelia
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