Shearwater, 'Animal joy'

Seguir hablando de Shearwater como un mero proyecto paralelo de Okkervil River dej¨® ya definitivamente de tener sentido. La criatura ha crecido y se consolida con un octavo trabajo ambicioso, solemne, realmente bello y, si se quiere, con querencia a la apoteosis.

Jonathan Meiburg es due?o de una voz melanc¨®lica y pla?idera, tan hermosa y proclive a la expresi¨®n atormentada como Mark Hollis en los mejores tiempos de Talk Talk (escuchen, si no, Open your houses). Pero frente al talante m¨¢s retra¨ªdo de las entregas anteriores (Rook, The golden Archipelago), este Animal joy se atreve a expanderse, a coquetear con la ¨¦pica y la grandilocuencia inteligente.

El tema inaugural, Animal life, parte de una melod¨ªa elemental y preciosa que se repite con creciente intensidad de himno: como Biko, de Peter Gabriel, pero mucho m¨¢s optimista. Immaculate apuesta por el desparpajo de los REM m¨¢s fulgurantes, e incluso las piezas m¨¢s reposadas (Run the banner down, Insolence) son aut¨¦ntica filigrana sonora. Agridulce y hermoso como un ¨¢lbum de The National, este Animal joy se antoja uno de los primeros grandes discos del a?o.

Valoraci¨®n: 0 ABERRANTE, el mundo ser¨ªa mejor sin ¨¦l; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordar¨¢ de ¨¦l; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un ¨¦xito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un mill¨®n.