Perec tendr¨ªa un I-pad
Frente a la llamada general a que la juventud se movilice, existe la opci¨®n del inmovilismo. Eso propuso el escritor franc¨¦s Georges Perec hace d¨¦cadas. Hoy, ¨¦stas y otras de sus ideas calan en la cultura espa?ola.
?¡°Para seguir fabricando objetos ind¨®mitos, m¨¢s nos vale quedarnos en la cama, eso es seguro¡±. El compositor y escritor Antonio Luque (Sevilla, 1970), referente del pop nacional y m¨¢s conocido como Sr. Chinarro, resuelve con agudeza una de las claves de la obra del mayor acr¨®bata ling¨¹¨ªstico que ha dado la literatura europea, Georges Perec, (Par¨ªs, 1938 ¨C 1982): el consumo subyuga a los hombres. Fueron J¨¦rome y Sylvie, la pareja de j¨®venes protagonistas del libro Las cosas, los encargados de mostrar las quimeras de la sociedad burguesa. ¡°As¨ª viv¨ªan, ellos y sus amigos, en sus pisitos simp¨¢ticos abarrotados de cosas, con sus salidas y sus pel¨ªculas, sus grandes comidas fraternales, sus proyectos maravillosos¡±, abre el cap¨ªtulo 5. Por detr¨¢s de la iron¨ªa, casi rozando la amargura, Perec dibujaba un estereotipo de la clase media que - es evidente- llega hasta nuestros d¨ªas.
¡°Me dediqu¨¦ a espiarle con suma atenci¨®n, tanta que en un momento ten¨ªa mi cara a un palmo de la suya. Perec reaccion¨® y me dijo en voz muy alta: ¡®El mundo es grande, joven¡±, (Enrique Vila-Matas)
?¡°En tiempos como estos, donde el culto al ¡®yo¡¯ est¨¢ alcanzando extremos sorprendentes, no es de extra?ar que Perec resulte actual¡±, cuenta la escritora Mercedes Cebri¨¢n (Madrid, 1971), traductora al castellano de dos de las obras m¨¢s significativas del franc¨¦s, Lo infraordinario y Un hombre que duerme, ambos t¨ªtulos publicados por la editorial Impedimenta. ¡°Yo lo encuentro moderno especialmente en su modo tan intenso de vincularse con los objetos, con sus pertenencias: me parece que entendi¨® muy bien la sociedad de consumo, incluso las derivaciones que ha sufrido ¨²ltimamente y que ¨¦l no lleg¨® a presenciar. Me lo imagino fascinado ante su iPad reci¨¦n adquirido y describi¨¦ndolo pormenorizadamente, por ejemplo¡±.
¡°Ese ¡®hombre que duerme¡¯ de Perec es un pariente de Bartleby y, sobre todo, de Oblomov, aquel arist¨®crata ruso que no se levantaba nunca de su div¨¢n y que le parec¨ªa que la vida s¨®lo pasaba a su lado¡±, (Enrique Vila-Matas)
?Precisamente es Un hombre que duerme la obra que m¨¢s puede sorprender a los reci¨¦n llegados a una hipot¨¦tica Sociedad Secreta Perecquiana, ¡°en la que, de existir, habr¨ªa artistas interesados en el juego, en la parodia y en lo num¨¦rico. Se me vienen a la cabeza Chema Madoz, Joan Brossa, Sophie Calle y la poeta Sof¨ªa Rhei, por ejemplo. Ah, y el dise?ador de moda Martin Margiela¡±, cuenta con entusiasmo Cebri¨¢n. Escrita dos a?os despu¨¦s de Las cosas, en este relato Perec pasa de hablar de los movimientos burgueses a reivindicar una kafkiana quietud: un estudiante decide no levantarse de la cama el d¨ªa de sus ex¨¢menes de Sociolog¨ªa y recluirse en su habitaci¨®n parisina, sin tratar con nadie. M¨¢s tarde se dedicar¨¢ a deambular la ciudad como un son¨¢mbulo. ?El objetivo? Alejarse de la ambici¨®n, de los objetos, evitar a toda costa acabar como J¨¦rome y Sylvie.
¡°Ese ¡®hombre que duerme¡¯ es un pariente de Bartleby y, sobre todo, de Oblomov, aquel arist¨®crata ruso que no se levantaba nunca de su div¨¢n y que le parec¨ªa que la vida s¨®lo pasaba a su lado¡±, afirma el escritor Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948). ¡°Ese ¡®hombre que duerme¡¯ es aficionado a quedarse quieto y por tanto es buen disc¨ªpulo del Kafka que escribiera esto: ¡®No es necesario que salgas de casa. Qu¨¦date a tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, espera solamente. El mundo llegar¨¢ a ti para hacerse desenmascarar, no puede dejar de hacerlo, se postrar¨¢ ext¨¢tico a tus pies¡±. El reci¨¦n publicado libro de Vila-Matas, Aire de Dylan (Seixbarral), encuentra en la apat¨ªa uno de sus epicentros. ¡°Vilnius y D¨¦bora son los j¨®venes Oblomovs de mi ¨²ltimo libro. Ellos son los fundadores de ¡®Aire de Dylan¡¯, una asociaci¨®n clandestina que se dedica a teorizar sobre la indolencia y la desgana y sobre el derecho a apartarse del mundo viejo y putrefacto que nos han legado¡±.
?El mundo es muy grande, joven
El hombre que duerme se hizo pel¨ªcula (ensayo visual, m¨¢s bien) a?os despu¨¦s ¨C en 1974- de publicarse como libro. El escritor franc¨¦s, adalid de la experimentaci¨®n art¨ªstica, la codirigi¨® junto a Bernard Queysanne. Ahora quienes se acerquen a la exposici¨®n Pere(t)c. Tentativa de inventario (en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid hasta el 29 de abril) podr¨¢n descubrirla. Una voz en off, femenina, va narrando en segunda persona la lucidez que revela al protagonista verdades como que todo est¨¢ dicho, que el hombre siempre est¨¢ solo, que la indiferencia es la ¨²nica respuesta (aunque al final se reserve alguna trampa marca de la casa que no conviene desvelar). Sergio Peris-Mencheta (Madrid, 1975), otro de los actores de la generaci¨®n Al salir de clase, vio la pel¨ªcula hace unos a?os: ¡°Lo recuerdo como una obra de arte visual, esos planos, esa idea del desapego, ese decidir no hacer y dejar estar¡±. Peris-Mencheta hace tiempo que se acerc¨® al universo Perec: su etapa como estudiante en el Liceo Franc¨¦s le ha permitido leer sus obras en su lengua original. ¡°Me gustan porque el mensaje est¨¢ oculto detr¨¢s de las palabras, en el subtexto. Le gusta jugar y la actuaci¨®n es un juego¡±, cuenta por tel¨¦fono quien recientemente ha dirigido en el Teatro Espa?ol de Madrid la obra Incrementum adaptada por ¨¦l del cuento de Perec, El arte de abordar a su jefe de servicio para pedirle un aumento. ¡°No podemos obviar que Perec public¨® sus ideas en la ¨¦poca previa al Mayo del 68¡±.
?Pere(t)c, proyecto expositivo comisariado por Alberto Ruiz de Samaniego, re¨²ne, adem¨¢s, una selecci¨®n de los fondos perecquianos de Biblioth¨¨que de l'Arsenal de Paris. Todo un lujo en el que tambi¨¦n han colaborado artistas espa?oles como el d¨²o de arte conceptual Los Torreznos, Rafael Lamata (Valencia, 1959) y Jaime Vallaure (Asturias, 1965), quienes revisitan otra de las obras clave de Perec, Me acuerdo, a trav¨¦s del concepto de la reiteraci¨®n. ¡°En su obra reconocimos aquellos gestos, que se hicieron hace sesenta a?os, y que nosotros disfrutamos como si fueran de hoy mismo. Nos ha influido de manera transversal, irracional, total, frontal y mental. Nos ha influido antes de ser Los Torreznos. Tambi¨¦n nos influye en los fines de semana¡±, aseguran quienes a finales de marzo estrenar¨¢n en el Instituto Cervantes de Madrid su nuevo proyecto, Las posiciones. ¡°Yo creo que Perec a m¨ª me ha influido a la hora de intentar hacer letras divertidas porque es un guas¨®n¡±, confiesa el m¨²sico Antonio Luque, (casi) reconociendo la huella del escritor franc¨¦s en uno de los temas de su nuevo disco, Menos samba (Mushroom Pillow): ¡°La canci¨®n Jaleo real es m¨¢s antigua que mi conocimiento de Perec. Ah, pero luego cambi¨¦ unas frases. En fin, creo que tenemos genes en com¨²n¡±.
?Otros prefieren la f¨ªsica a la gen¨¦tica: ¡°Le vi de muy joven en Paris en una librer¨ªa¡±, revela Enrique Vila-Matas, en cuyo libro Par¨ªs no se acaba nunca (2003) rindi¨® un sincero homenaje al franc¨¦s, hablando con especial atenci¨®n del libro Especies de espacios. ¡°Estaba profundamente impresionado de estar tan cerca de ¨¦l¡±, contin¨²a el barcelon¨¦s, ¡°y me dediqu¨¦ a espiarle con suma atenci¨®n, tanta que en un momento determinado ten¨ªa yo mi propia cara a un palmo de la suya: fue como si su perilla me hubiera dejado magnetizado. No me olvidar¨¦ de aquel momento: Perec reaccion¨® y me dijo en voz muy alta (quer¨ªa fundirme all¨ª mismo de verg¨¹enza): ¡®El mundo es grande, joven¡±.
¡°La canci¨®n Jaleo real es m¨¢s antigua que mi conocimiento de Perec. En fin, creo que tenemos genes en com¨²n¡±, (Antonio Luque)
Para ense?ar a mirarlo con otros ojos vino a ¨¦l, y describirlo con los juegos de la palabra y de la ficci¨®n. ?A qui¨¦n sino pudo ocurr¨ªrsele la idea de describir una misma calle durante varios a?os? ?Y escribir un libro eliminando cualquier palabra que contuviera la letra ¡®e¡¯ (en Espa?a se hizo con la ¡®a¡¯)? ¡°O te fascina su universo un poco obsesivo de catalogador de la realidad, o te deja fr¨ªo y hasta te parece un cantama?anas, con ¨¦l no hay puntos medios¡±, resuelve Cebri¨¢n. Para quienes se sientan atra¨ªdos, cuidado con ciertas frases del hombre que duerme: ¡°Un d¨ªa como ¨¦ste, algo m¨¢s tarde, algo m¨¢s pronto, descubres sin sorpresa que algo no va bien, que, hablando en plata, no sabes vivir, que no sabr¨¢s jam¨¢s¡¡±. No sin malicia, a?os despu¨¦s, en el 74, dentro de las descripciones de la vida burguesa de Especies de espacios quiso dedicar un cap¨ªtulo completo a la cama, ¡°un instrumento concebido para el descanso nocturno de una o dos personas, pero no m¨¢s¡±.
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