Megal¨®polis de la culpa
En una secuencia de Placeres desconocidos (2002) de Jia Zhangke, los protagonistas ¡ªun par de j¨®venes a la deriva en un paisaje de radicales transformaciones sociopol¨ªticas¡ª contemplan en un televisor al aire libre el anuncio de la designaci¨®n de Pek¨ªn como futura sede ol¨ªmpica. El resto de espectadores que les rodea expresa su entusiasmo ante la noticia, pero ellos se mantienen impert¨¦rritos. La c¨¢mara de Zhangke se desplaza para mostrar una humilde exhibici¨®n de fuegos artificiales en un desastrado callej¨®n. La obra del cineasta chino siempre discurre en esas fracturas entre el individuo y los acontecimientos colectivos que el poder maneja como espejismo embaucador. En Historias de Shanghai ¡ªpel¨ªcula que toma prestado su t¨ªtulo internacional de la canci¨®n I wish I knew, popularizada por Dick Haymes en 1945¡ª, la Exposici¨®n Universal de Shanghai 2010 pone, de nuevo, en funcionamiento el implacable m¨¦todo Zhangke: la mirada humanista del poeta contradice el discurso oficial, atendiendo a esa letra peque?a, pero inagotable, que es el factor humano arrastrado por el feroz avance de la Historia.
La obra de Jia nace de la encrucijada entre ficci¨®n y no ficci¨®n
Historias de Shanghai se abre con una sucesi¨®n de im¨¢genes que sintetizan el particular toque del cineasta: el pasado espiritual de la ciudad diluy¨¦ndose entre los escombros que preceden a la construcci¨®n de un futuro venenoso de capitalismo no democr¨¢tico. Quiz¨¢ podr¨ªa detectarse ah¨ª el ¨²nico reparo que uno le pondr¨ªa a la radical propuesta: Zhangke ha afirmado su identidad estil¨ªstica hasta tal punto que, en cierto sentido, su mirada parece imponer sobre la realidad una est¨¦tica y un discurso. Se esboza, pues, el peligro de un Zhangke haciendo de Zhangke, el riesgo de convertir en marca de f¨¢brica lo que en Naturaleza muerta (2006) parec¨ªa la definitiva conquista de un territorio formal depurado pel¨ªcula tras pel¨ªcula.
El cine de Zhangke tambi¨¦n nace en otra estimulante encrucijada: la frontera difusa entre ficci¨®n y no ficci¨®n. Historias de Shanghai apuesta por el documental de testimonios como registro prioritario, puntu¨¢ndolo con miradas a la ciudad que reh¨²yen el fren¨¦tico pulso de la megal¨®polis para detectar y desvelar su melancol¨ªa, su herencia hist¨®rica de dolor y culpa y su perplejidad ante un futuro que ser¨¢, de nuevo, otra estafa. Algunas figuras del universo de ficci¨®n del cineasta deambulan, errantes, por ese limbo que, como eco oriental del mejor Antonioni, solo puede ser vivido como territorio de la desconexi¨®n.
'HISTORIAS DE SHANGHAI'
Direcci¨®n: Jia Zhang-ke.
G¨¦nero: documental. China, 2010.
Duraci¨®n: 125 minutos.
Zhangke va trenzando una memoria oral de la ciudad a trav¨¦s de una polifon¨ªa de voces con el denominador com¨²n de la victimizaci¨®n del individuo bajo el peso de esa Historia con may¨²sculas que escribe el lenguaje del poder (sea cual sea ese poder). Sorprende ver c¨®mo, a partir de un punto determinado del conjunto, el director se centra en los di¨¢logos entre cine, pasado, memoria y realidad: la mitolog¨ªa cinematogr¨¢fica de una ciudad tambi¨¦n puede ser la historia cifrada de un buen pu?ado de derrotas y tragedias. Historias de Shanghai no posee la fuerza de las obras maestras de Zhangke pero supone una consecuente ampliaci¨®n de su discurso, que quiz¨¢ alcance su momento culminante en la secuencia de fotos que sintetiza la vida (y el final) del padre, ejecutado, de una de las entrevistadas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.