Cicl¨®n Poveda
Es un n¨²mero uno del cante flamenco actual Lleva dos decenios en la cima y no parece tener l¨ªmites Con ¡®Artesano¡¯, su nuevo disco, ha regresado a la esencia del g¨¦nero
"Ah¨ª est¨¢ mi padre¡±. La voz de Miguel Poveda se quiebra al se?alar ese chopo noble y majestuoso a orillas del Guadalquivir en cuyas ra¨ªces, pegaditas al puente de Triana, descansan las cenizas de un hombre bueno. El cantaor, cicl¨®n de ojos achinaos y cara de ni?o travieso que interpreta el flamenco con la pureza de un viejo, calla por un instante y se funde con su madre, do?a Felicia, y su hermana Sonia en un abrazo inconmensurable como el lorenzo de primavera que cae sobre los turistas ociosos del lado de all¨¢, en los bajos del sevillano paseo de Col¨®n. Del lado de ac¨¢, en la orilla de Triana, la esposa y los hijos de Francisco Poveda contemplan en silencio la estampa de aquel chopo al que d¨ªas atr¨¢s confiaron su eterno descanso.
La vida de Miguel Poveda ha quedado recientemente grabada a fuego en este paseo que va desde el puente de Triana hacia el palacio de San Telmo. Ambos puntos cardinales pasaron a formar parte de su educaci¨®n sentimental a finales de febrero. Junto al puente dio un ¨²ltimo adi¨®s a su padre, Francisco, tras la infructuosa espera de un trasplante de coraz¨®n que no lleg¨® a tiempo. Un duelo que pr¨¢cticamente ha coincidido con la concesi¨®n de la medalla de Andaluc¨ªa en San Telmo, sede del Gobierno regional. Y Poveda, que fue charnego en Catalu?a y ahora es catal¨¢n residente en el Sur, pasea todas estas contradicciones con garbo por la trianera calle del Betis tras abrazar a su familia frente a un chopo. ¡°Mi padre, como mi madre, forma parte de todo lo que me ha pasado. ?l ha sido el ser m¨¢s sensible y profundo que he conocido. Fue un mec¨¢nico tornero que tuvo que dejar de trabajar por sus problemas de coraz¨®n. Pero se emocionaba, hablaba y re¨ªa con los ojos. Mi sensibilidad la hered¨¦ de ¨¦l. Y ¨¦l sabe que mi felicidad la encontr¨¦ aqu¨ª. Cuando me concedieron la medalla de Andaluc¨ªa la agarr¨¦ bien fuerte. Fue una forma de estar cerca de ¨¦l. Como ahora¡±.
Ahora es uno de esos momentos en los que el cantaor est¨¢ de verdad a gusto. Dispuesto a compartir mesa y mantel con su madre y su hermana. En un restaurante de su devoci¨®n frente a la Torre del Oro que derrocha vanguardia en un entorno de belleza cl¨¢sica y desde donde puede divisarse a lo lejos el chopo de su padre. Alternando lonchas transl¨²cidas de jam¨®n serrano y un buen solomillo de ternera con sorbos de agua sin gas y caladas de tabaco light. Pero antes de seguir los pasos del cantaor por Triana y dejarnos llevar por la gastronom¨ªa y la conversaci¨®n fuimos a conocer un nuevo motivo de dicha que se une a sus recientes sentimientos encontrados. Se llama ArteSano y es su segundo trabajo con el sello Universal tras el pelotazo de sus Coplas del querer, que obtuvo sendos discos de oro y platino. Poveda ha vuelto a empaparse de esencia flamenca con 13 cantes, para los que ha contado, entre otros, con la colaboraci¨®n estelar de Paco de Luc¨ªa y Manolo Sanl¨²car al toque y con la voz del maestro Rancapino en unas buler¨ªas de C¨¢diz que se salen por los cuatro costaos.
A media ma?ana, el cantaor hizo acto de presencia en su oficina a las afueras de Sevilla con los ojos parapetados tras unas Ray-Ban de pera. Vestido con chaqueta sport de Hugo Boss, jeans negros, camiseta blanca de manga corta con chalequillo marr¨®n y zapatillas de Moschino. Luc¨ªa bronceado y un arreglo de barbas y cabello tan modernos como toda su imagen. De esta guisa tan rompedora se puso a buscar en un Mac de ¨²ltima generaci¨®n un impagable v¨ªdeo donde aparece Mar¨ªa La Sabina cantando unos fandangos por sole¨¢. Y la estremecedora imagen en blanco y negro de Mar¨ªa La Sabina resucit¨® en pleno siglo XXI con un simple clic de este tipo de mediana estatura que ronda la cuarentena y parece sacado de un n¨²mero de la estilosa revista Vogue Uomo. Poveda encontr¨® en este v¨ªdeo de YouTube la inspiraci¨®n para Te desaf¨ªo, uno de los temas de su nuevo disco. ?l no se considera a s¨ª mismo un cantaor enciclop¨¦dico, como llamaba el maestro Morente a quienes saben de d¨®nde viene y hacia d¨®nde va un cante. Pero s¨ª se ha esmerado en conocer el terreno que pisa. Atesora todos los mimbres para bordar con igual fortuna en este nuevo trabajo desde los tientos de arranque (Con ser tan sabio) hasta la malague?a De la Pe?aranda, las alegr¨ªas de Serafino o la bell¨ªsima sole¨¢ apol¨¢ titulada Convivencias, en la que homenajea con letra propia a Mairena y a Marchena. ¡°So?¨¦ un d¨ªa que al cante lo llamaban libertad¡±, proclama con esa voz portentosa que juega a su antojo al interpretar la infinidad de matices que requiere una sole¨¢ bien ejecutada y no cesa de beber en las aguas del flamenco m¨¢s puro.
Ha tra¨ªdo la antig¨¹edad al siglo XXI Bigas Luna
Su vuelta a las esencias de este arte no se debe a que se haya hartado de copla. Eso ser¨ªa imposible en su caso. Para Poveda no fue lo primero el flamenco o la copla, sino los dos g¨¦neros a la vez. A pesar de los prejuicios de los m¨¢s ortodoxos. ¡°?l canta copla¡¯, me dec¨ªan. No me dol¨ªa, pero es que no se trataba de nada novedoso. La m¨ªa no es una actitud valiente. La Ni?a de los Peines ya era moderna interpretando coplas por buler¨ªas. El flamenco se trajo la copla a su terreno¡±. Si no valiente, su actitud al menos tiene una categor¨ªa ampliamente reconocida. Tanto como para que una artista de la talla de Martirio, renovadora absoluta del g¨¦nero que llev¨® hasta a los progres a recuperar la copla con una personal¨ªsima amalgama de estilos, afirme lo siguiente: ¡°Como Miguel canta la copla no la canta nadie¡±. Antes de viajar a M¨¦xico para compartir escenario el pr¨®ximo 15 de abril con la gran Chavela Vargas en el Palacio de Bellas Artes, Martirio argumenta al tel¨¦fono la hegemon¨ªa de Poveda: ¡°Es fruto de su sentimiento, su elegancia, su estilo reconocible, de todo lo que ha recogido de otras m¨²sicas y por c¨®mo domina y adapta los melismas del flamenco. No tiene prejuicios a la hora de buscar en el mundo el enriquecimiento de su m¨²sica. Puede permitirse hacerlo porque conoce las ra¨ªces. Domina los cantes antiguos sin dejar de permanecer atento al tiempo en el que vive. Pero m¨¢s all¨¢ de todo eso, es una figura para siempre de la m¨²sica espa?ola¡±. Poveda, risue?o y tranquilo, resume su propia visi¨®n: ¡°Con la copla llam¨¦ la atenci¨®n, pero yo nunca pens¨¦ ser un cantante de copla. Siempre quise ser cantaor¡±.
Miguel ?ngel Poveda Le¨®n, m¨¢s conocido como Miguel Poveda para mayor gloria del cante jondo, naci¨® en Barcelona a las 13?horas del 13 de febrero de 1973. Hijo de murciano y manchega, charnego a mucha honra, criado en Badalona, encontr¨® en el tocadiscos Philips de su madre el para¨ªso de libertad que le negaba la escuela. Al ni?o no le gustaba salir a jugar con los chavales de su barrio, la Bufal¨¤, ¡°que estaban embrutec¨ªos¡±. Prefer¨ªa quedarse en casa al salir del cole escuchando lo que aquel Philips escup¨ªa sin cesar. Caracol, La Ni?a de los Peines, La Paquera, Marif¨¦, Bambino, Valderrama, Molina, Camar¨®n... Eran los discos de su madre. Los de su padre iban m¨¢s por Pink Floyd, Jean Michel Jarre o Boney M. Que estaban muy bien, pensaba el ni?o Miguel ?ngel, pero no era lo que a ¨¦l le gustaba. Con el tiempo consigui¨® un radiocasete con el que grab¨® compulsivamente todo lo que sal¨ªa por la radio y guardaba relaci¨®n con sus gustos. Y escuchaba y escuchaba, encerrado en su cuarto. Se convirti¨® en un muchacho solitario, de pocos amigos, aferrado al cante como para¨ªso artificial. ¡°Mi refugio fue la m¨²sica. Cuando cumpl¨ª 15 a?os, decir que te gustaba el flamenco era sin¨®nimo de hortera. Yo no era de [la revista juvenil] Super Pop, lo que se llevaba entonces. Yo era de encerrarme en casa a ver v¨ªdeos de artistas con mi amigo Manolo y mi amiga Conchi cuando mi madre, que era empleada de hogar, sal¨ªa a limpiar casas¡±.
La llegada de la adolescencia le llev¨® a las pe?as flamencas de Badalona. Abandon¨® los estudios y durante la semana era Miguel, el ni?o de los tubos que trabajaba de aprendiz de tubero en la obra. Los fines de semana daba rienda suelta en las pe?as a Miguel Poveda, aquello en lo que so?aba convertirse. Pero la mili se interpuso en su camino. ¡°Llegu¨¦ con 19 a?os y estaba acarajotao. Me faltaba calle. Cuando sub¨ª al tren de camino a Huesca pens¨¦: ¡®Me van a matar¡¯. Me pas¨¦ los seis primeros meses llorando. Nos toc¨® un capit¨¢n enfermo de la guerra. Pas¨¦ de estar en casa escuchando flamenco a verme con un Cetme colgao del hombro y cantando: ¡®?Sadam Hussein, eres un hijoputa, la tienes peque?a y diminuta!¡¯. Esos gritos, esos documentales de guerra¡ Y esa gente de mi edad a los que ve¨ªa de repente fumando porros y meti¨¦ndose rayas¡ Despu¨¦s he visto de todo, pero en aquel momento no hab¨ªa visto en mi vida nada as¨ª. Y, adem¨¢s, me pas¨¦ toda la mili intentando que nadie me dijera mariquita, tratando de ser lo m¨¢s macho posible. Me mont¨¦ mi personaje para sobrevivir¡±.
Lo logr¨®. Un a?o m¨¢s tarde se present¨® en el Festival de las Minas de La?Uni¨®n con pendiente en la oreja y corte de pelo marcial, reci¨¦n salido del cuartel y apenas baqueteado en un tablao de Barcelona. Pero form¨® un jaleo cuyos ecos a¨²n resuenan en la mente de los aficionados. Fue all¨ª donde estall¨® el cicl¨®n Poveda que veinte a?os despu¨¦s no parece tener fin. Conquist¨® cuatro de los cinco premios del Festival de La Uni¨®n de 1993, emblem¨¢tica l¨¢mpara minera incluida, y dej¨® al respetable patidifuso. Pero nada iba a ser f¨¢cil para un payo de Badalona. ¡°?Y este, qu¨¦ nos va a contar a nosotros?¡±, se preguntaron los guardianes de las esencias. Muchos de ellos le retiraron el saludo. Incluso, algunos artistas a los que admiraba. No se dej¨® amedrentar.
Al poco de ganar el Festival de La Uni¨®n tuvo entre su p¨²blico a Bigas Luna. El cineasta preparaba entonces la culminaci¨®n de su particular Trilog¨ªa Ib¨¦rica con La teta y la luna. ¡°Fui a verle actuar en un local muy peque?ito y me conmovi¨® mientras cantaba un martinete¡±, recuerda Bigas, hoy inmerso en la preparaci¨®n de Segundo origen, una pel¨ªcula en 3D. ¡°No soy experto en voces, pero s¨ª en sentimientos. Y la expresi¨®n de su sentimiento me hizo derramar l¨¢grimas aquel d¨ªa. Solo me ha pasado algo as¨ª viendo un espect¨¢culo en tres ocasiones: con una faena de Manzanares padre en la que tras entrar a matar rompi¨® a llorar mientras el animal mor¨ªa, con unos castellets que se ca¨ªan y volv¨ªan a intentarlo una y otra vez, y viendo cantar a Miguel Poveda un martinete. Enseguida le propuse actuar en La teta y la luna¡±. Tambi¨¦n llegaron los primeros discos, que el cantaor no revisita porque reconoce haber grabado en sus comienzos algunas ¡°cancioncitas¡± de las que huye.
Nadie canta la copla como Miguel Poveda Martirio
Hoy es, como dice Bigas Luna, ¡°alguien que ha tra¨ªdo una de las cosas m¨¢s antiguas de este pa¨ªs al siglo XXI¡±. Su tes¨®n ha pulverizado no solo todos los r¨¦cords, sino tambi¨¦n un buen pu?ado de t¨®picos y clich¨¦s a los que todav¨ªa se agarran como a un clavo ardiendo los ortodoxos m¨¢s flamenc¨®licos. ¡°Yo no tengo la culpa de que se?ores como Pansequito o Calixto S¨¢nchez no canten¡±, argumenta sobre la avanzadilla encabezada el pasado verano por Pansequito para iniciar una cruzada de ¡°los artistas olvidados¡± ante la Junta de Andaluc¨ªa, a la que exigieron trabajo y acusaron de ¡°amiguista¡±, mientras que el tambi¨¦n cantaor Calixto S¨¢nchez reclamaba un hueco para los veteranos. S¨¢nchez arremeti¨® en una entrevista concedida al diario Abc contra figuras actuales como Poveda, Arc¨¢ngel y Estrella Morente, catalog¨¢ndolos como ¡°cantaores nuevos a los que la Junta y la Diputaci¨®n dan todo el trabajo¡±. Poveda responde hoy al respecto: ¡°S¨¢nchez no puede decir que yo no represento al flamenco porque hagan un festival en Londres y vaya yo en vez de ¨¦l. Yo no le he quitado el pan a nadie y ¨¦l me critica por ir a Mairena. Oiga, que soy cantaor flamenco. ?D¨®nde quiere que cante, en la OTI?¡±.
Casi todos han acabado con los a?os rindi¨¦ndose ante el genio de un fuera de serie. A Poveda le han galardonado incluso desde la C¨¢tedra de Flamencolog¨ªa de Jerez. Por no hablar de c¨®mo le reciben cada vez que pisa el barrio de Santiago, baluarte de la inspiraci¨®n m¨¢s honda del flamenco. Que es un n¨²mero uno nadie lo duda ya. Si Paco de Luc¨ªa y Manolo Sanl¨²car han querido estar a su lado en su nuevo disco ser¨¢ por algo. No es que est¨¦ de moda. Es el presente y el futuro inmediato del flamenco. No pertenece a ninguna dinast¨ªa del g¨¦nero, pero se ha convertido en gerifalte por derecho propio. Ha arrasado por igual ante p¨²blicos de Ramala (Palestina) que de Nueva York. Ha colaborado con personalidades tan dispares como el dramaturgo Calixto Bieito, la fadista Mariza, el bandoneonista argentino Rodolfo Mederos, el inimitable bailaor Israel Galv¨¢n, Santiago Auser¨®n o Martirio. Poveda es el mundo. Ha cantado a Gil de Biedma, Alberti o Valente. Ha colaborado con Serrat en su disco dedicado al poeta Miguel Hern¨¢ndez. Trabaj¨® con Alberto Iglesias para la banda sonora de Los abrazos rotos, de Pedro Almod¨®var, donde sent¨® c¨¢tedra con la zambra A ciegas, de Quintero, Le¨®n y Quiroga. En su discograf¨ªa han tenido cabida incluso poetas catalanes a los que puso voz con m¨²sica de Joan Albert Amarg¨®s en Desgla? (2005). Se faja con una sole¨¢ como puede hacerlo con el fado, la ranchera o el bolero. Y ya solo cabe preguntarse qu¨¦ le queda por hacer. ?Entonar un blues, por ejemplo? Poveda se planta. ¡°No puedo caminar por terrenos donde no pise firme¡±.
Sigue teniendo poquitos amigos. Curro Romero e Isabel Pantoja est¨¢n entre ellos. ¡°S¨ª, soy muy pantojero, muy de La Jurado, muy de Marif¨¦ y muy de Lola Flores¡±, afirma entre risas. ¡°No tengo prejuicios a la hora de decir que me gusta un artista, al margen de los elementos negativos que puedan rodearle. De Isabel me gusta su arte, los cuchicheos no me interesan¡±. Y con el Fara¨®n de Camas acab¨® tejiendo amistad porque es su vecino de chal¨¦ en la urbanizaci¨®n a las afueras de Sevilla, ciudad en la que lleva viviendo casi diez a?os. ¡°Aqu¨ª he sentido el amor de muchos amigos y de la propia Sevilla. Amores de otro tipo tambi¨¦n he tenido, pero no muchos. Hoy no hay amor en mi vida. A ver¡ Soy muy enamoradizo. Y necesito del amor para cantar las cosas. Pero la gente que pasa no siempre merece la pena¡±.
Con la misma sinceridad ha dicho lo que piensa en m¨¢s de una ocasi¨®n a trav¨¦s de su cuenta de Twitter. Y le enerva el trato que a veces recibe por hacerlo. ¡°Desgraciadamente, no se respetan las ideolog¨ªas. Cuando mostr¨¦ mi apoyo al 15-M me dijeron varias veces que cerrara la boca: ¡®Ya tienes un disco menos¡¯. Pues yo no tengo una boca solo para cantar, faltar¨ªa m¨¢s. Los recortes en sanidad y educaci¨®n me dan mucho miedo. Nos vamos a convertir en cachos de carne, en bultos sospechosos, en gente embrutec¨ªa. Le doy muchas vueltas a esto. Hago una m¨²sica que habla de lo cotidiano, de las cosas sencillas¡ Si no toco suelo, ?qu¨¦ co?o canto yo?¡±.
Me pas¨¦ toda la mili tratando de ser lo m¨¢s macho posible
?Hasta cu¨¢ndo seguir¨¢ arrasando el cicl¨®n? Qu¨¦ m¨¢s da. No acaba de llegar, pero parece que lo suyo, como a Messi, no se le acabar¨¢ nunca. De hecho, abruma como un Messi del cante. Infalible, jondo, arrastrao cuando toca, portentoso cuando se requiere. Haciendo gala de un abrumador dominio t¨¦cnico no exento de gracia y de ¨¢ngel. El cantaor mira de nuevo hacia ese chopo a la vera del puente de Triana y pega otra calada al cigarrillo light. ¡°A m¨ª me gusta estar desinhib¨ªo, estar aqu¨ª, con mi madre y con mi hermana, con alguien que sea gracioso. No hace falta ser artista para eso. Si el que est¨¢ enfrente me da todo eso y, adem¨¢s, se llama Pedro Almod¨®var, fant¨¢stico. Y si no, tambi¨¦n. Me dan mucha pereza las poses. Y hay una parte que envuelve a todo esto que no me gusta. No soy nada artistero. Ni farandulero. No s¨¦ cu¨¢nto m¨¢s voy a durar. Hoy tengo 39... Quiz¨¢ hasta los 55. No me gustar¨ªa estar toda la vida en esto. Con el tiempo quiero hacer una antolog¨ªa, pero necesito tener m¨¢s poso. Contra m¨¢s cultives todos los sentimientos del ser humano y contra m¨¢s vivas, m¨¢s verdaderas vas a decir las cosas en el flamenco¡±.
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