El precio (fijo) del libro no se pacta

Amazon bajar¨¢ el precio de los libros. Si el mayor vendedor de libros del mundo (por Internet y por correo) necesitaba un titular, ayer lo consigui¨® en Internet y hoy en papel.

Fue su astuta reacci¨®n a la bofetada que el Departamento de Justicia de Estados Unidos propin¨® a Apple y a las editoras que pactaron el precio de los libros, ¡°provocando una subida de precios de entre dos y tres d¨®lares¡±, seg¨²n el fiscal que lleva el caso. Varias editoras prefirieron un acuerdo extrajudicial, mientras que otras seguir¨¢n adelante en los tribunales que, incluso, les podr¨ªan dar la raz¨®n.

En cualquier caso, fue un triunfo de Amazon, aunque no estuviera implicado directamente en la batalla. Pero as¨ª como el acuerdo de Apple y las editoras era un triunfo de estos sobre Amazon, ahora el triunfo del Gobierno de EE UU lo es tambi¨¦n para el almac¨¦n Amazon.

El acuerdo de Apple con los editores no naci¨® por un repentino amor de Steve Jobs ¡ªcorr¨ªa el a?o 2010¡ª hacia el gremio de editores. Simplemente se trataba de fastidiar a la competencia que, en el caso de la venta de libros, se llamaba Amazon y su lector electr¨®nico Kindle.

En abril de 2010 se puso a la venta la tableta iPad. Steve Jobs la anunci¨® como el aparato multimedia que iba a acabar con otros aparatos, como los miniport¨¢tiles (acert¨®) y los lectores electr¨®nicos (aqu¨ª, de momento, falla). El iPad nac¨ªa para ver pel¨ªculas y o¨ªr m¨²sica (ya exist¨ªa la tienda iTunes), pero tambi¨¦n para leer. Desde los correos, a la prensa, las revistas y tambi¨¦n libros.

El iPad llegaba con una nueva tienda, iBook, donde la gente podr¨ªa descargarse libros; pero mientras el cat¨¢logo de Amazon rozaba el mill¨®n de t¨ªtulos, el de Apple nac¨ªa con muy pocos, aunque atractivos. Jobs anunci¨® acuerdos con grandes editoriales, como Macmillan, Penguin, Hachette, HarperCollins o Sion&Schuster. Jobs les hab¨ªa convencido para que se cambiaran de escaparate con un poderoso caramelo: los editores fijar¨ªan el precio del libro (eso no es ilegal, lo que es ilegal es que todos se pongan de acuerdo en pactar un precio)

Hasta entonces, los editores en Internet ten¨ªan que plegarse a la norma dictatorial de Amazon, que pose¨ªa el 90% del mercado de ventas de libros por Internet.

Amazon ¡ªorganizaci¨®n opaca donde las haya¡ª, hab¨ªa establecido como gancho un precio general de 9,99 d¨®lares por libro descargado. La t¨¢ctica del precio uniforme hab¨ªa funcionado muy bien cuando Apple estableci¨® en 2003 su tienda de m¨²sica iTunes; entonces el reclamo de la venta de canciones eran los 0,99 centavos. Amazon hab¨ªa conseguido con el libro lo que Apple antes hab¨ªa hecho con la m¨²sica.

Sea el poder de Apple o que hay m¨¢s contendientes en el mercado, lo cierto que en estos dos a?os, el dominio de Amazon ha ca¨ªdo al 60%.

El libro electr¨®nico generar¨¢ 3.200 millones este a?o y el triple en 2016

La denuncia del Gobierno de Estados Unidos parece que tendr¨¢ su continuaci¨®n en Australia por el mismo motivo: ponerse de acuerdo para pactar precios. Tambi¨¦n investiga la Comisi¨®n Europea, seg¨²n ha reconocido el comisario para la Competencia, Joaqu¨ªn Almunia. El pol¨ªtico espa?ol se congratul¨® de que algunas de las editoriales implicadas hubieran propuesto un acuerdo poco despu¨¦s de que la UE abriera la investigaci¨®n.

En cualquier caso, estas escaramuzas judiciales no afectar¨¢n directamente al consumidor espa?ol ni a los europeos (con la excepci¨®n brit¨¢nica), pues rige por ley el precio fijo, tanto en los libros de papel como en las descargas electr¨®nicas, lo que est¨¢ provocando que la mayor¨ªa de los espa?oles, aunque tenga un lector electr¨®nico, no se anime a comprar. El 79% de los internautas espa?oles jam¨¢s ha pagado por un libro electr¨®nico, seg¨²n Global eBook Monitor. Los que m¨¢s compran son los internautas de India, Australia, Reino Unido y Estados Unidos, donde no rige el precio fijo.

Seg¨²n la Asociaci¨®n de Editores Norteamericanos, las ventas de ebooks han subido desde los 78 millones de d¨®lares de 2008 a los 1.700 millones de 2011; de suponer el 0,6% del sector, al 6,4% en 2010, poco a¨²n, pero suficiente para hacer tambalear el negocio tradicional, de las editoras y de las distribuidoras.

En cuatro a?os la tableta ser¨¢ el aparato preferido para leer

En todo el mundo, seg¨²n el estudio de diciembre de Juniper Research, las ventas de libros electr¨®nicos generar¨¢n 3.200 millones de d¨®lares este a?o y el triple en 2016, y entonces el 30% de los libros electr¨®nicos se leer¨¢n en tabletas. La tableta ser¨¢ el aparato preferido para leer y Jobs, despu¨¦s de muerto, habr¨¢ vuelto a acertar.

A igualdad de precios y, muchas veces, de cat¨¢logo, las librer¨ªas electr¨®nicas espa?olas tienen que atraer al cliente de otras formas. El m¨¢s frecuente es el env¨ªo gratuito; otro gancho son los libros descatalogados, donde el precio ya es libre.

Una forma de diferenciaci¨®n es que la propia librer¨ªa se convierta en editora. Es el caso de Fatal Voyage, de John Hooper, periodista brit¨¢nico que cubr¨ªa el hundimiento del Costa Concordia. Amazon le encarg¨® un libro sobre el acontecimiento. Tambi¨¦n esta tienda re¨²ne, por ejemplo, una colecci¨®n de libros con textos de EL PA?S. En esos casos, obviamente, es Amazon quien puede aconsejar un precio al autor.

Para el resto de los casos, las novedades y best sellers, digan lo que digan los tribunales y prometa lo que prometa Amazon, el precio fijo seguir¨¢. En papel y en bits. Al menos en Espa?a.