Llanto por una afici¨®n perdida
La Maestranza vivi¨® una tarde de aut¨¦ntica verg¨¹enza ajena
![Antonio Lorca](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fc8134604-08dd-4611-8358-9d71076f8708.png?auth=2358eaea5588d602c8394936f8840d3d1522333cb2a1b5a98c8d58040f0bd013&width=100&height=100&smart=true)
![Gonzalo Caballero, en el tercer novillo de la primera feria en Sevilla.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NWNU6RGBU4EHBB4XP4FABXFOQM.jpg?auth=596c5aeb9900b5dd82b7ca2e013f9da06805d94f91e674a8c5103827309267b0&width=414)
Se habla mucho estos d¨ªas en Sevilla sobre el n¨²mero de abonos que no se han renovado a causa de la crisis y la anodina composici¨®n de los carteles de feria. Ha bajado la venta, es verdad, y uno de los empresarios ha cifrado en un 17% los abonados que han decidido quedarse en casa. Es triste que as¨ª sea, y deber¨ªa ser motivo de reflexi¨®n para quienes viven de este espect¨¢culo porque, un a?o tras otro, est¨¢n matando la gallina de los huevos de oro.
De lo que no se habla en esta ciudad es de algo mucho m¨¢s grave y que, aparentemente, pasa desapercibido: la bajada de la afici¨®n. La noticia es que la afici¨®n sevillana, esa que dec¨ªan que era sabia, ha tiempo que ha muerto.
Ymbro / Jim¨¦nez, Adri¨¢n, Caballero
Novillos de Fuente Ymbro, bien presentados, mansos, deslucidos, correosos y sosos.
Javier Jim¨¦nez: Aviso, tres pinchazos, estocada, segundo aviso, (silencio); estocada (ovaci¨®n). Fernando Adri¨¢n: Estocada ladeada, aviso, cuatro descabellos (silencio); estocada (oreja y dos vueltas). Gonzalo Caballero: Estocada tendida (oreja); pinchazo y estocada (silencio).
La Maestranza. 13 de abril. Segundo festejo de abono. Media plaza.
Si hab¨ªa alguna duda, ayer qued¨® aclarado el entuerto: la Maestranza vivi¨® una tarde de aut¨¦ntica verg¨¹enza ajena. ?C¨®mo es posible que hayan acabado con cualquier vestigio de afici¨®n? Es que no se encuentra un aficionado ni con lupa¡ D¨®nde hemos llegado degenerando, degenerando¡
Qu¨¦ tristeza ver c¨®mo la Maestranza aplaud¨ªa al segundo novillo en el arrastre, un manso violento y correoso; o c¨®mo se ovaciona a los picadores que marran desastrosamente en su labor; o c¨®mo se obliga a desmonterarse a un banderillero por un par a toro pasado; o ese pa?uelo que sac¨® la presidenta para conceder la oreja a Gonzalo Caballero tras una faena valentona que no merec¨ªa m¨¢s que una salida al tercio; o la bronca que recibi¨® la misma se?ora cuando los tendidos encendidos de rabia le mentaron a su familia porque no hab¨ªa concedido la segunda oreja a Fernando Adri¨¢n¡ Est¨¢ la cosa muy mala, pero que muy mala y muy pesada, adem¨¢s.
Dos horas y media dur¨® el festejo, sopor¨ªfero para cualquier alma de c¨¢ntaro, e insufrible para todos, japoneses y chinos incluidos, que no tienen pudor en poner pies en polvorosa cuando suenan las ocho porque no perdonan la cena ni en d¨ªa de corrida. Pesados la presidenta, los alguacilillos, el torilero¡ Pesad¨ªsimos los chavales novilleros, que desconocen el sentido de la medida. Todo envuelto en atm¨®sfera pl¨²mbea y adornada por un viento fri¨® y molesto que convierte la tarde en una pesadilla.
Y, encima, la novillada de Fuente Ymbro, bien presentada, mansurrona, deslucida, peligrosa, dif¨ªcil, complicada, de esas que no se emplean, embisten con la cara alta, se acuerdan de lo que dejan atr¨¢s, dan tornillazos e impiden el toreo moderno. Solo el quinto desarroll¨® nobleza y recorrido en el tercio final y permiti¨® que Fernando Adri¨¢n sacara lo que lleva dentro, que es muleteo largo por ambas manos, ligado y emocionante por la codicia del novillo y la decisi¨®n del torero. Falt¨®, quiz¨¢, la madurez necesaria para redondear una faena que, sin duda, debi¨® ser de dos orejas, pero se qued¨® sin repertorio, alarg¨® su labor y, a pesar de la buena estocada, todo qued¨® en un merecido trofeo.
Este mismo torero aprob¨® en su guerra particular con el segundo de la tarde, tan insulso y dificultoso como sus hermanos, al que consigui¨® robarle una tanda de largos y templados naturales, que fueron los ¨²nicos que el animal acept¨® entre arreones derivados de la mala condici¨®n.
Mal lo pas¨® el sevillano Javier Jim¨¦nez, un aspirante experimentado en muchas batallas, valiente y conocedor de la t¨¦cnica. Pero entre el viento y el mal car¨¢cter de su primero, a punto estuvo de que la ilusi¨®n de la tarde se tornara en una pesadilla porque sonaron dos inc¨®modos avisos tras un trasteo largo, muy largo, insulso, en el que sufri¨® varias volteretas sin consecuencias. Insisti¨® e insisti¨® una y otra vez y nadie fue capaz de comunicarle que se estaba poniendo pesado. En vista de la ausencia de comunicaci¨®n, la presidenta le envi¨® dos recados. El mal rato continu¨® en el cuarto, un novillo violento y muy dificultoso, que recibi¨® una p¨¦sima lidia y se hizo el amo del ruedo. Lo desarm¨® un par de veces, lo mand¨® por los aires y aquello acab¨® felizmente sin que hubiera que lamentar males mayores.
Y el m¨¢s joven Gonzalo Caballero, que debutaba con picadores, vino desde Madrid a Sevilla a decir que es valiente a carta cabal, y que est¨¢ verde -es normal- , y se fue andando de la plaza de puro milagro. Recibi¨® al sexto por chicuelinas en la boca de riego, perdi¨® el capote y el novillo lo persigui¨® con sa?a y mal¨¦vola intenci¨®n. Caballero se trastabill¨® y cay¨® al albero, circunstancia que no entraba en los c¨¢lculos del toro, que err¨® la pu?alada ?Uf¡! Recibi¨® una paliza en su primero, aguant¨® tarascadas varias y le concedieron una oreja de poco peso. Estuvo a merced del sexto, pero, en contra de toda l¨®gica, gan¨® su buena disposici¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
![Antonio Lorca](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fc8134604-08dd-4611-8358-9d71076f8708.png?auth=2358eaea5588d602c8394936f8840d3d1522333cb2a1b5a98c8d58040f0bd013&width=100&height=100&smart=true)