Por decreto

Existen imposiciones dictadas por el cielo o por el jefe que aprendes a detestar desde ni?o, visceralmente, sin apelar al raciocinio. Algunas son tan prosaicas como ¡°esto es as¨ª y lo vas a hacer porque me sale de los cojones¡±, otras poseen un aroma entre abstracto y metaf¨ªsico como el tajante ¡°porque lo manda Dios¡±. Revisando hace poco la escalofriante pel¨ªcula Asesinato en 8 mm, en la que un millonario encarga que realicen una snuff movie para su privado deleite, en la que un s¨¢dico con m¨¢scara tortura lentamente y deg¨¹ella a una desamparada cr¨ªa mientras que le filma la c¨¢mara, la explicaci¨®n que ofrece el c¨ªnico abogado del millonario sobre las razones de su cliente para hacer algo tan monstruoso es: ¡°Simplemente, porque ten¨ªa poder para hacerlo¡±. Una raz¨®n incontestable. Y punto. El poder no necesita coartadas ni justificaciones morales.

Desde hace demasiado tiempo es extra?o el d¨ªa en el que no te despiertas con la ya rutinaria aunque salvaje noticia de que el Gobierno va a privarte de algo a lo que cre¨ªas tener derecho. En nombre del bien com¨²n, por supuesto, para intentar arreglar la barbarie econ¨®mica que consintieron y perpetuaron sus est¨²pidos, fr¨ªvolos e ineficaces antecesores. Y ese machaqueo cotidiano y absoluto se realiza por decreto. Y ese t¨¦rmino inapelable desprende el mismo tufo rid¨ªculo que los atributos de los dioses, los dogmas de fe, el misterio de la Sant¨ªsima Trinidad, etc¨¦tera, etc¨¦tera. Ante esa verdad que no precisa discutirse o negociarse, no es posible la capacidad de resistencia. Ni la negaci¨®n, ni la rebeld¨ªa desesperada. Te humillan, te degradan y te roban por decreto. O sea, porque pueden, por cojones.

El ¨²ltimo decreto de Rajoy afecta a RTVE, cuyos servicios informativos han sido una de las escasas cosas que funcionaron con profesionalidad y dignidad en el disparatado Gobierno de Zapatero. Se acabaron los consensos para lograr la racionalidad y la imparcialidad narrando el estado de las cosas. Imagino que la experiencia de Esperanza Aguirre, emperadora de ese panfleto esperp¨¦ntico, ruin, hist¨¦rico y casposo que representa Telemadrid, le echar¨¢ una intelectual mano a Rajoy para explicarle como tiene que informar la televisi¨®n p¨²blica. Si contin¨²an estrangulando al personal por decreto, es posible que se incendie la calle, que tengan que imponer sus decretos a balazos.