Intriga en el rancho de Dallas
Luchas de poder, envidias, amor, amistad y traiciones Dos d¨¦cadas despu¨¦s, regresa el gran culebr¨®n tejano
?En el coraaaz¨®n de Teeejas!¡±, amenizan Yancey Stevens and The City Slickers, un grupo local, con guitarra y arm¨®nica en la mansi¨®n del rancho de Southfork, en Plano, a las afueras de Dallas, lugar ultrafamoso y tur¨ªstico (un poco hortera) relacionado con la televisi¨®n. Estamos en el porche de la casa de la familia Ewing, s¨ª, la de J. R. y Sue Ellen, la de Bobby y Pamela, la del patriarca Jock y su mujer, Miss Ellie: la de Dallas. El rancho m¨¢s famoso del mundo, con permiso del Prairie Chapel, el que tiene el expresidente de EE UU George W. Bush a 200 kil¨®metros, aquel al que fue invitado otro expresidente, el espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y que nos dej¨® aquella famosa fotograf¨ªa de ambos mandatarios con los pies encima de una mesa. Dos familias, los Ewing y los Bush, similares, llenas de ambici¨®n, de negocios petroleros y de ese modo de hacer tan tejano, tan duro y socarr¨®n, tan de cowboys.
La historia televisiva, la de los Ewing, retorna ahora (a partir de junio en TNT), dos d¨¦cadas despu¨¦s del ¨²ltimo cap¨ªtulo, el 357. Un remake al estilo familia Bush, de hijos que siguen los pasos del padre. Ahora son los j¨®venes los que toman el relevo de los hist¨®ricos, aunque muchos de estos ¨²ltimos siguen en Southfork. Vuelven la lucha de poder, las rivalidades, las envidias, el amor, la amistad y las traiciones que cautivaron a los telespectadores en los ochenta. El mayor reclamo del nuevo Dallas es que los actores que dar¨¢n vida a los veteranos personajes son los de siempre: Larry Hagman (J.?R.), Patrick Duffy (Bobby) o Linda Gray, en su rol de Sue Ellen, la exmujer (y exalcoh¨®lica) de J. R, as¨ª como Charlene Tilton (Lucy Ewing) y Steve Kanaly (Ray Krebbs). Pero adem¨¢s, como dec¨ªamos, hay nuevos rostros. Har¨ªa falta un ¨¢rbol geneal¨®gico para que quedase m¨¢s claro, pero el resumen m¨¢s b¨¢sico es este: la m¨¢s mayor, la mujer desesperada Brenda Strong, ser¨¢ Ann Ewing, la tercera mujer de Bobby en la serie. El resto, m¨¢s j¨®venes: Josh Henderson ser¨¢ John Ross Ewing, el hijo de J.?R. y Sue Ellen, tambi¨¦n llamado J. R. III, y Jesse Metcalfe ser¨¢ Christopher Ewing, el hijo adoptivo de Bobby y Pam (la primera y espectacular mujer de Bobby en los ochenta). Adem¨¢s habr¨¢ novias respectivas para J. R. III y Christopher. Ser¨¢n Jordana Brewster (en su papel de Elena Ramos) y Julie Gonzalo (Rebecca Sutter). Por cierto, que la primera es a su vez la ex del novio de la segunda. S¨ª, un jaleo¡
Pero eso era ¡®Dallas¡¯, un culebr¨®n, uno de mucho ¨¦xito, uno que convirti¨® una pregunta ¨C¡°?Qui¨¦n dispar¨® a J. R.?¡±¨C en emblema y merchandising. Con aquella pregunta se imprimieron p¨®steres, serigrafiaron camisetas y fabricaron chapas, imanes, etc¨¦tera. El cap¨ªtulo en el que se supo la identidad de la persona que hab¨ªa disparado ocupa, todav¨ªa a d¨ªa de hoy, la segunda posici¨®n de mayores audiencias de toda la historia de la televisi¨®n de EE?UU. La lista se mide en porcentaje de hogares que estaban viendo el show aquella noche. Un 53,3% de las casas norteamericanas lo sintonizaron (el primero es el cap¨ªtulo final de M*A*S*H, con un 60,2%) y descubrieron que Kristin Shepard, hermana de Sue Ellen y amante del marido de esta, J. R., hab¨ªa apretado el gatillo.
Pero J. R. no muri¨®. De hecho, Larry Hagman, el actor que siempre le ha dado vida, es el ¨²nico que ha aparecido en todos y cada uno de los cap¨ªtulos de Dallas. ?l era el emblema de la serie, y ahora, en el regreso, sus viejos compa?eros de reparto, Linda Gray y Patrick Duffy (Sue Ellen y Bobby), as¨ª lo reconocen. ¡°Si Larry o Linda hubieran rechazado la serie, yo tambi¨¦n lo habr¨ªa hecho¡±, asegura Duffy: ¡°Dallas no puede hacerse sin J. R. Cynthia Cidre lo sab¨ªa cuando escribi¨® el gui¨®n¡±.
Cae la noche junto a la piscina ¨C?qu¨¦ peque?a!¨C donde se ahog¨® Kristin en el ¨²ltimo cap¨ªtulo de la cuarta temporada (hubo 13 en total). La observamos desde la terraza de la habitaci¨®n de J.?R. y Sue Ellen, en el punto exacto donde J.?R. vio muerta a su antigua y despechada amante. De vuelta al interior de la mansi¨®n, una cama de madera muy kitsch preside la estancia. La vigilan desde la pared dos retratos de los tortolitos que tanto amor y desamor ofrecieron en pantalla. A un lado, el ba?o, con grifer¨ªa dorada, espejos, una ba?era con una botella de champ¨¢n a medias¡, una ducha y, atenci¨®n, dos estancias cerradas con dos inodoros cada una. ?Acaso J.?R. y Sue Ellen no compart¨ªan asiento?
El rancho de Southfork es hoy un punto tur¨ªstico. Pero en el regreso de Dallas se ha vuelto a usar para el rodaje de exteriores. Alguien en la cadena TNT pens¨® en rescatar una de las series m¨¢s ic¨®nicas de la historia, y lo han hecho volviendo a la ciudad tejana, la misma en la que en realidad solo se grabaron los inicios de la serie original ¨Cla gran mayor¨ªa de los cap¨ªtulos se filmaron en los estudios de Burbank en California¨C. Esta vez, la r¨¦plica de la mansi¨®n de los Ewing se ha construido en una nave industrial a las afueras de Dallas.
Se encuentra en la intersecci¨®n entre las calles Lamar y Forest, a unos diez minutos del centro de la ciudad. ¡°?Acci¨®n!¡±, se escucha en la cocina de la casa de pega. Henderson, Metcalfe y Brewster abren unas cervezas y escenifican uno de tantos conflictos que veremos a partir de junio. Seguir¨¢ habiendo petr¨®leo y ganader¨ªa, los principales negocios de los Ewing, pero tambi¨¦n energ¨ªas renovables. Algo que al patriarca, a J.?R., le parecer¨¢ bien, a su estilo. Habla Larry Hagman: ¡°J.?R. es un hombre de dinero. No le importan la energ¨ªa solar o la e¨®lica. Lo ¨²nico que quiere es ganar pasta. El planeta le da lo mismo¡±.
A Hagman, por cierto, no lo pudimos conocer en persona por culpa de un c¨¢ncer de pr¨®stata, enfermedad que dio a conocer el pasado octubre y que le ha impedido estar al mismo ritmo que sus compa?eros en los rodajes. Ser¨¢ un par de meses despu¨¦s cuando podamos charlar con ¨¦l por tel¨¦fono: ¡°Me encuentro estupendamente ahora. Los ¨²ltimos resultados dicen que estoy limpio. Compaginar el rodaje con el tratamiento me ha llevado tiempo. Estuve fuera durante casi un mes, y he tenido que apretar despu¨¦s para cumplir los plazos de la serie¡±, explica muy animado.
Su exmujer en la ficci¨®n, Sue Ellen, la actriz Linda Gray, s¨ª nos atendi¨® en persona. Radiante, esplendorosa a sus 71 a?os, comentaba su uni¨®n con J.?R. en su retorno a la pantalla: ¡°?Es una relaci¨®n interesante! Pero nunca ser¨¢ la misma. Est¨¢n divorciados y Sue Ellen es muy rica, m¨¢s que ¨¦l. Eso a ¨¦l no le gusta nada¡±. Ella, la actriz, recuerda el gigantesco ¨¦xito de Dallas en los ochenta. ¡°La serie lleg¨® en un momento perfecto. La CBS quer¨ªa algo gigante, donde todo fuera mayor que la vida. El p¨²blico quer¨ªa cotillear y ver a personas ricas con problemas¡±.
Ricas y guapas. Y en esto, el nuevo Dallas es igual. Brenda Strong, Josh Henderson, Jesse Metcalfe, Jordana Brewster y Julie Gonzalo cumplen el segundo requisito, desde luego. Pero la inc¨®gnita es si esta versi¨®n llega en el momento adecuado para triunfar. Hoy d¨ªa, la competencia de series aqu¨ª y all¨¢ es muy fuerte: ¡°Es cierto que no vivimos los mismos tiempos. Ahora tenemos televisi¨®n por cable y la oferta televisiva no tiene nada que ver. Pero pienso que esta es una serie ganadora¡±, opina Gray. No es la primera vez que se intentaba reeditar Dallas, revela Duffy. Pero nunca se lleg¨® a concretar nada: ¡°El problema eran los guiones. He le¨ªdo otros, y no entend¨ªan bien a los personajes. Pero Cinthya lo ha hecho¡±.
En el caso del de Bobby, en la nueva versi¨®n de Dallas se rodea de una nueva esposa, Ann Ryland Ewing, interpretada por Brenda Strong, la voz de Mujeres desesperadas. En persona, la actriz se mostr¨® muy amigable y explic¨® lo que para ella ¨Cla m¨¢s veterana de entre los nuevos¨C hab¨ªa supuesto trabajar junto a tres pesos pesados de Dallas, como Hagman, Duffy y Gray: ¡°Es extra?o, pero esto ayud¨® a mi personaje, porque soy una extra?a en esa familia. Y no me molesta, reconozco que soy una reci¨¦n llegada. Entrar en esta serie es entrar en una instituci¨®n de la televisi¨®n. Fue un poco intimidante al principio, porque Linda, Larry y Patrick llevan siendo amigos fuera de las c¨¢maras m¨¢s de treinta a?os. Es dif¨ªcil encajar, pero ellos enseguida me hicieron sentir muy c¨®moda. Fueron muy generosos¡±.
Especialmente Larry, cuya primera misi¨®n fue hacer que veteranos y reci¨¦n llegados se conocieran. Para ello organiz¨® una cena en su casa de Malib¨², un momentazo sobre todo para los m¨¢s j¨®venes, a los que, seg¨²n nos confiesan, les cost¨® probar bocado por los nervios. Sin motivo, pues Hagman no hizo de abuelo cebolleta: ¡°?Por Dios! Trabajar a los 80 a?os es una gran oportunidad, pero no me gusta dar consejos. Son tres generaciones m¨¢s j¨®venes que yo, as¨ª que, francamente, no creo que les pueda dar ninguno bueno¡±.
¡®Dallas¡¯ se estrena en junio en TNT.
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