El dulce desencanto de Anni B Sweet

Justo en la entrada del piso madrile?o de Anni B Sweet hay un post-it verde. Le recuerda las tareas dom¨¦sticas m¨¢s b¨¢sicas: ¡°Tira la basura. Coge fruta. Mermelada. Aceite¡±. En realidad hace ya tiempo que la cantante malague?a Ana L¨®pez -su verdadero nombre- le hizo caso al papelito. Sin embargo los consejos ah¨ª siguen, desde hace un mes. ¡°Es que a casa solo vengo para dormir¡±, desvela la explicaci¨®n la artista.

El post- it refleja la existencia de una joven que, con 24 a?os, se pasa los d¨ªas entre ensayos, entrevistas, giras, viajes y grabaciones. Y que abre su apartamento, con toda naturalidad, a cuatro tipos que van a estar m¨¢s de una hora fotografi¨¢ndola, grab¨¢ndola y haci¨¦ndole preguntas. As¨ª llena su vida Anni B Sweet desde que en 2009 toc¨® a la puerta del ¨¦xito con su primer ¨¢lbum, el mel¨®dico Start, Restart, Undo. Y as¨ª seguir¨¢, muy probablemente, ahora que acaba de publicar el segundo fruto de sus reflexiones musicales: Oh, Monsters!.

De hecho, el pr¨®ximo 4 de mayo la artista lanzar¨¢ en Valladolid la gira de presentaci¨®n de una creaci¨®n ¡°oscura, sincera, elaborada y atmosf¨¦rica¡±, donde a guitarra y voz se suman ecos electr¨®nicos. Con sus monstruos bajo el brazo la malague?a se ir¨¢ por Espa?a, lejos de su amplio sal¨®n repleto de instrumentos y del helic¨®ptero con mando a distancia que domina su mesa.

A fuerza de girar, Anni B Sweet ha tardado tres a?os en orientarse entre miedos, desencantos e ilusiones. Y entre decenas de sugerencias que la musa de la madrugada susurraba a su o¨ªdo. ¡°Compon¨ªa sobre todo a esas horas porque era el momento en el que estaba m¨¢s inspirada y tambi¨¦n el ¨²nico que ten¨ªa¡±, explica la artista malague?a. De todas esas encerronas ma?aneras sali¨® finalmente con 14 himnos a la delicadeza en ingl¨¦s.

¡°Son los temas que m¨¢s representan las distintas etapas de mi vida¡±, explica el criterio de selecci¨®n Anni B Sweet. Una vida al cuadrado, rebotando de un lado a otro del planeta, de los kimonos en la ciudad japonesa de Kamakura a los ¡°atardeceres rosas¡± en Suiza. Aunque tres a?os de apnea por el mundo han cambiado a aquella joven salida de M¨¢laga: ¡°Antes era inocente, m¨¢s f¨¢cil de enamorar. Pero conocer m¨¢s conlleva perder el encanto. Ahora voy con m¨¢s reparo¡±.

Veterana de apenas dos d¨¦cadas, Anni B Sweet habla como alguien que acumula ya bastantes batallas perdidas. ¡°Muchas cosas ya no son tan m¨¢gicas. El amor es una de ellas. Jam¨¢s he vuelto a experimentar algo como la primera vez¡±, reflexiona la cantante. Expresado en m¨²sica, es el concepto que rige Getting older (Hacerse m¨¢s viejos), una de sus canciones favoritas del ¨¢lbum. ¡°Pens¨¦ en cuando, de peque?a, jugaba por la monta?a, con mis amigos. Y me di cuenta de que ya no lo har¨ªa¡±, sostiene la malague?a.

Tambi¨¦n le gusta especialmente At home, dulce sinfon¨ªa dom¨¦stica que compuso sentada en el sof¨¢ desde el que habla. A pocos metros de la artista aguarda una estanter¨ªa donde los DVD de Up y Donnie Darko yacen junto con los discos de algunas de sus influencias musicales: Radiohead, Bob Dylan, Vetusta Morla , Beatles y Johnny Cash. Pero m¨¢s a¨²n pudieron con la malague?a los Pink Floyd: ¡°[El ¨¢lbum] The Wall me cambi¨® la vida. Pasa de una canci¨®n a otra y parece que te est¨¢ contando una enorme historia. Me flipa, se me ponen los pelos de punta¡°.

Se le pone la cara muy seria en cambio, quiz¨¢s por la ¨²nica vez en toda la entrevista, cuando se le pregunta por las semejanzas con Russian Red. ¡°A saber cu¨¢ndo se acabar¨¢ el tema ese. Siempre me ha parecido rid¨ªculo hablar de si alguien ha copiado a otro. La m¨²sica es un proceso espontaneo¡±, reivindica, dura, Anni B Sweet. Ella lo sabe desde los nueve a?os, desde que una luz que entreve¨ªa desde su ventana encendi¨® otra en su cerebro: ¡°Mi primera canci¨®n hablaba de un castillo por la monta?a¡±. Aunque, en su nuevo diccionario del desencanto, una imagen po¨¦tica se acaba convirtiendo en espejismo. ¡°Luego descubr¨ª que era un repetidor¡±, recuerda la artista.

Un espejismo parece ser tambi¨¦n quedar con ella, al menos para sus amigos. ¡°A ver cu¨¢ndo nos vemos. Ya me dir¨¢s¡±, le suelta un chico que suena el timbre hacia el final de la entrevista. ¡°No, ya te dir¨¢ Gemma [la responsable de la discogr¨¢fica]¡±, le corrige, entre risas, la artista. En su agenda apenas hay espacio. Los amigos, por lo visto, no caben. Los post-it, tampoco.