Un desnudo de mujer
Hay libros que logran capturar el esp¨ªritu de una ¨¦poca, pero eso solo puede saberse m¨¢s tarde. Ah¨ª tenemos, por ejemplo, El cuaderno dorado, la revolucionaria novela de Doris Lessing de la que este a?o se conmemora el cincuentenario. Vuelta a leer ahora, cuando no pocos de los temas y motivos que brotaban en sus p¨¢ginas se han convertido en t¨®picos y truismos del di¨¢logo social y hasta de los talk-shows televisivos, sorprende la incomprensi¨®n ¡ªy hasta la agresiva hostilidad¡ª con que fue recibida por la mayor¨ªa de la cr¨ªtica de su tiempo.
Las razones de ese rechazo son complejas. La propia autora proporciona una explicaci¨®n general en el inteligente prefacio que escribi¨® en 1971: ¡°Algunos libros¡±, dice, ¡°no se leen correctamente porque se han saltado un estado de opini¨®n y dan por hecho la cristalizaci¨®n en la sociedad de informaciones que a¨²n no han tenido lugar¡±. Resumiendo: hay libros que no pueden leerse bien porque se adelantan a su tiempo.
Pero tambi¨¦n existen motivos m¨¢s concretos. El libro apareci¨® a principios de los sesenta, en lo que las historias del feminismo denominan ¡°segunda ola del movimiento de las mujeres¡±, y cuando, en todo caso, el poder patriarcal no hab¨ªa perdido casi ninguno de sus tradicionales bastiones ideol¨®gicos y sociales. Para muchos cr¨ªticos y lectores no resultaba f¨¢cil asumir una novela en la que, mediante personajes interpuestos pero con ins¨®lita franqueza, su autora hablaba sobre temas tan conflictivos y socialmente inconvenientes como la sexualidad femenina (incluyendo la masturbaci¨®n o los problemas para alcanzar el orgasmo), las insatisfactorias relaciones con maridos y parejas, o los sacrificios y renuncias que la (sacrosanta) maternidad impone a las mujeres que deciden tomar en sus manos las riendas de su propia vida.
Pero hab¨ªa algo m¨¢s: el libro fue publicado en 1962, un a?o particularmente cr¨ªtico en la larga guerra fr¨ªa en que hab¨ªan ido a parar las relaciones entre los dos bloques pol¨ªtica y militarmente hegem¨®nicos. Y cuando todav¨ªa estaban asimil¨¢ndose las revelaciones contenidas en el demoledor informe secreto de Nikita Kruschov ante el XX Congreso del PCUS (1956). En una Europa proclive al sobresalto en la que amplios sectores de la izquierda continuaban hipnotizados por la ret¨®rica liberadora del comunismo, gust¨® muy poco el valiente alegato de Lessing contra el estalinismo y, por extensi¨®n, contra el partido comunista, en el que hab¨ªa militado, igual que la protagonista de su libro. Ese fue, adem¨¢s de la franqueza sexual, otro de los motivos por los que el libro tard¨® casi 10 a?os en ser traducido en Alemania y Francia (donde, sin embargo, se hab¨ªa publicado El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, en 1949). Y a¨²n menos brillante fue su destino en Espa?a, donde no apareci¨® hasta 1978; en primer lugar a causa de la censura franquista, pero m¨¢s tarde por su ¡°inoportunidad¡± pol¨ªtica en un escenario en que los comunistas contaban todav¨ªa con una importante e ideologizada clientela.
Esos dos componentes dificultaron la comprensi¨®n de algo tambi¨¦n importante. El cuaderno dorado es una novela literariamente ambiciosa en cuya complejidad t¨¦cnica se resumen muchas ense?anzas y lecturas (m¨¢s de Ch¨¦jov o Tolst¨®i que de Jane Austen) y en la que se pone en cuesti¨®n la forma misma y la validez del g¨¦nero novela. Un libro ambicioso y escrito con pasi¨®n (y elevado componente autobiogr¨¢fico) que utiliza el pastiche y la parodia, y en el que se exponen ficcionalizados (y, por tanto, subrayados) algunos de los m¨¢s ¨ªntimos anhelos y sentimientos de las mujeres, haciendo trizas el pacto de silencio impuesto por el establishment cr¨ªtico y literario. Y todo eso en el aparente caos y dispersi¨®n que conforman una novela corta (ir¨®nicamente titulada Mujeres libres) y cuatro cuadernos (negro, rojo, amarillo y azul) en los que la narradora fragmenta su historia y su experiencia, y que solo terminan organiz¨¢ndose en el cuaderno final, que es, precisamente, El cuaderno dorado, perfecta met¨¢fora de la mujer que finalmente ensambla todas las parcelas de su experiencia.
Babelia
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