Arte vivo para el siglo XXI
La Fundaci¨®n Telef¨®nica re¨²ne en una muestra 23 de las obras m¨¢s espectaculares premiadas en el concurso 'Vida de arte y vida artificial'
¡°Los hombres dominar¨¢n sobre los peces del mar, los p¨¢jaros del aire y todas las criaturas vivas de la tierra¡±. No fue casualidad que el artista brasile?o Eduardo Kac eligiera la frase sobre la dudosa y peligrosa supremac¨ªa del hombre, extra¨ªda del libro b¨ªblico G¨¦nesis, como base para el proyecto hom¨®nimo, su primera experiencia de arte transg¨¦nico. Era 1999 y, mientras el mundo descubr¨ªa con preocupaci¨®n los avances de la ingenier¨ªa gen¨¦tica y sus implicaciones ¨¦ticas, Kac ensayaba c¨®mo crear seres vivos ¨²nicos, pensados para un mundo donde no habr¨¢ diferencia entre tecnol¨®gico y biol¨®gico, los seres humanos tendr¨¢n material gen¨¦tico variado y los procesos org¨¢nicos estar¨¢n directamente vinculados con las redes digitales. Volviendo a G¨¦nesis, Kac tradujo la frase en c¨®digo Morse y luego desarroll¨® un sistema espec¨ªfico para convertir la secuencia resultante en una base de pares de ADN, que le permitieron crear un gen sint¨¦tico, inexistente en la naturaleza. Una vez introducido en una bacteria este gen art¨ªstico, se coloc¨® en una sugestiva instalaci¨®n, que permite al p¨²blico tanto presencial como a trav¨¦s de Internet, activar las luces ultravioletas que estimulan su crecimiento. Adem¨¢s los movimientos de las bacterias, que se muestran en una pantalla, generan una melod¨ªa basada en los algoritmos de multiplicaci¨®n bacterial, que var¨ªa en tiempo real, seg¨²n la mutaci¨®n biol¨®gica. Trece a?os despu¨¦s, G¨¦nesis, el primer proyecto ganador de Vida, el concurso de arte realizado con tecnolog¨ªas y conceptos de vida artificial, organizado por Fundaci¨®n Telef¨®nica, abre el recorrido de una de las tres exposiciones que inauguran el nuevo espacio expositivo de la compa?¨ªa, en el hist¨®rico edificio de la Gran V¨ªa de Madrid.
La muestra, abierta hasta finales de a?o, re¨²ne 23 obras de gran envergadura y sofisticada tecnolog¨ªa, a menudo utilizada con objetivos distintos a los puramente funcionales y mezclada con ocurrentes recursos low tech. Y es precisamente este uso inesperado y creativo, que mantiene las piezas alejadas de la vertiginosa obsolescencia tecnol¨®gica, haciendo que no pierdan ni un ¨¢pice de su vigencia, tambi¨¦n gracias a la consistente base conceptual que las soporta. Es m¨¢s, en diversos casos aluden a problem¨¢ticas y despiertan debates, que se han hecho m¨¢s candentes y urgentes. Es el caso de Novus Extintus, una obra de Transnational Temps, concebida en plena fiebre para la adquisici¨®n de los dominios en Internet, que establece un paralelismo entre su constante aumento y las especies animales y vegetales en v¨ªa de extinci¨®n.
Novus Exitintus como The Central City del brit¨¢nico Stanza e IP Poetry de Gustavo Romano, fueron concebidas como obras de net art, exclusivamente para la Red, pero para la muestra se presentan con in¨¦ditas instalaciones, que contribuyen a explicitar su mensaje. Las investigaciones rob¨®ticas est¨¢n presentes en todas sus declinaciones: desde el autorretrato en forma de cabeza parlante, bastante alocada por cierto, de Ken Feingold, pasando por el robot de Chico McMurtrie que intenta reproducir las posturas del p¨²blico a partir de una base de datos de posiciones ic¨®nicas de personajes de la historia del arte, hasta los espectaculares brazos rob¨®ticos interactivos, construidos con ramas de vid de Ken Rinaldo.
Algunas se vieron en el stand que Telef¨®nica tiene cada a?o en la feria Arco, como la esfera suave que te atrae y luego te repele con una improvisada sudoraci¨®n de la argentina Paula Gaetano y el robot-planta, que vive y se desplaza succionando y depurando aguas contaminadas, del mexicano Gilberto Esparza. Sin embargo, verlas en un entorno preparado como la nueva sede mejora dr¨¢sticamente la percepci¨®n, adem¨¢s de ofrecer una visi¨®n de conjunto de un premio que fue pionero y clarividente y, a lo largo de 13 a?os, se ha consolidado como el galard¨®n m¨¢s prestigioso y generoso (en total reparte m¨¢s de 80.000 euros en cada edici¨®n) en el ¨¢mbito de la vida artificial.
El paseo requiere su tiempo, ya que la mayor¨ªa de obras son interactivas, como la sobrecogedora figura femenina desnuda de C¨¢diz & Clelland, que reacciona a los sonidos o los misteriosos helechos de la cueva viva de Philip Beesley, que tiemblan y se estremecen al paso de los visitantes, y enlazan las vanguardias del siglo XXI con los maestros cubistas de las vanguardias hist¨®ricas, colgados en la planta superior.
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