La pista de Pen¨®n

Agust¨ªn Pen¨®n investig¨® el asesinato del poeta durante 1955 y 1956. En Granada y Madrid se entrevist¨® con testigos de lo sucedido durante la guerra y muchos amigos de Lorca. De entre su minuciosa documentaci¨®n quedaba el rastro de una conversaci¨®n con Pura Ucelay, directora del Club Teatral Anfistora: ¡°Oye, Pura, ?de d¨®nde sacas t¨² a unos hombres tan guapos?¡±.

Las anotaciones del investigador se?alan que parece que la ¨²ltima ilusi¨®n amorosa de Federico fue un muchacho con un gran atractivo. ¡°Se llamaba Juan Ram¨ªrez, era de Albacete y pertenec¨ªa a una buena familia. Federico estaba loco por ¨¦l. Le prometi¨® que lo har¨ªa un gran actor, que lo llevar¨ªa al extranjero, a todos los teatros, que se le aclamar¨ªa en el mundo entero. Inmediatamente le pido a Pura si habr¨ªa una posibilidad de que pudiera conocerlo, ser¨ªa important¨ªsimo para mi trabajo poder saber a trav¨¦s de ¨¦l los ¨²ltimos y m¨¢s ¨ªntimos sentimientos de Federico. Pura no me da ninguna seguridad, aunque me dice que lo intentar¨¢. Quiz¨¢ de alg¨²n modo quiere proteger la intimidad de ese muchacho que no era un homosexual declarado. Me pregunto entonces si fue un nuevo amor lo que demor¨® su partida hacia M¨¦jico¡­¡±.

Pen¨®n volvi¨® a Nueva York con toda la documentaci¨®n en una maleta. Durante a?os lo papeles permanecieron guardados. Se neg¨® a publicar el contenido de sus investigaciones. Sab¨ªa que pon¨ªa en peligro la vida de muchas personas. A?os despu¨¦s William Layton entreg¨® todo ese material a Ian Gibson. En Agust¨ªn Pen¨®n diario de una b¨²squeda lorquiana, Gibson recogi¨® casi textualmente las anotaciones sobre el ¨²ltimo amor del poeta. Tambi¨¦n Marta Osorio realiz¨® una edici¨®n sobre Pen¨®n en la que reitera esas palabras.