John Arden, dramaturgo que combin¨® poes¨ªa, pol¨ªtica y pasi¨®n
Sus piezas utilizan el pasado colonial brit¨¢nico como met¨¢fora cr¨ªtica
John Arden (Barnsley, Yorkshire del Sur, 1930), uno de los m¨¢s importantes dramaturgos brit¨¢nicos de finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta, muri¨® a finales de marzo a los 81 a?os de edad. Aunque al final de su vida fue una figura teatral pr¨¢cticamente olvidada, la reposici¨®n en los escenarios ingleses en 2003 de su cl¨¢sico temprano, Serjeant Musgrave¡¯s dance [La danza del sargento Musgrave] fue un sorprendente recordatorio de su rico talento para la poes¨ªa teatral y la met¨¢fora pol¨ªtica.
La obra relata la historia de unos desertores del Ej¨¦rcito victoriano que llegan a una ciudad minera del norte de Inglaterra para vengarse de un acto de violencia colonial. Arden se inspir¨® en un incidente ocurrido en 1958 en Chipre, en el que soldados brit¨¢nicos mataron a cinco personas inocentes en una represalia antiterrorista. La ¨¦poca de Arden hab¨ªa vuelto en un ambiente de inquietud por la implicaci¨®n brit¨¢nica en la guerra de Irak, a la que Arden se opon¨ªa de forma inflexible. La recuperaci¨®n de la obra de Arden hizo que la mayor parte de los dramas contempor¨¢neos recientes parecieran endebles.
A partir de 1957, a?o en el que se cas¨® con la actriz y escritora irlandesa Margaretta D¡¯Arcy, Arden adopt¨® un compromiso pol¨ªtico y se radicaliz¨® teatralmente. Sus dramas invocan constantemente la leyenda, el precedente hist¨®rico, las pol¨ªticas del colonialismo en Irlanda y Escocia, y emplean toda una panoplia de formas de versificaci¨®n, m¨²sica, variedades y recursos oratorios y sat¨ªricos. El resultado es ese embriagador combinado que buscaban otros hombres de teatro de los a?os cincuenta ¡ªcomo el director Joan Littlewood y el escritor Brendan Behan¡ª y que le convierte en uno de los escas¨ªsimos dramaturgos del siglo XX que cabr¨ªa mencionar al lado de Shakespeare, Moli¨¨re y Brecht sin forzar en exceso los paralelismos.
Como estos tres gigantes, el propio Arden se vio desde muy temprano como un hombre de teatro, aunque acabara escribiendo historias breves y voluminosas novelas. Arquitecto experimentado, solvente intelectual marxista y sagaz historiador del arte, Arden era una rara avis en un panorama teatral poblado de muchos colegas comprometidos pero pocos verdaderamente entregados.
Arden empez¨® a escribir obras dram¨¢ticas mientras estudiaba Arquitectura y sigui¨® haci¨¦ndolo mientras trabajaba en un estudio londinense hasta que el director George Devine acept¨® representar sus obras en el Royal Court. Aunque hubo quienes consideraron que la escena teatral inglesa hab¨ªa encontrado una voz que tomaba el testigo de John Osborne, el autor emblem¨¢tico de la generaci¨®n de los ¡°j¨®venes airados¡±, en general cosech¨® un resonante fracaso de cr¨ªtica y de taquilla. Entre las piezas respresentadas en el Royal Court cabr¨ªa destacar Vivir como cerdos (Cuadernos para el di¨¢logo, 1968), estrenada en 1958, una comedia sobre el estado de bienestar intercalada con canciones escandalosas, que versa sobre un grupo de vagabundos que viven hacinados en una casa sufragada por el Ayuntamiento.
Sin embargo, el derecho a equivocarse nunca tuvo una justificaci¨®n tan clamorosa como el trabajo de Arden en el Court. Aunque el p¨²blico siguiera rechazando sus obras, su reputaci¨®n creciente le llev¨® a ver representada su obra The Workhouse Donkey [El burro del asilo-taller] en el National Theatre en 1963: un ¨¦pico caleidoscopio centrado en la figura de Napole¨®n. El decano de la cr¨ªtica teatral brit¨¢nica, Michael Billington, aclam¨® la pieza como una ¡°obra maestra¡± en la que Arden demostraba que ¡°era perfectamente posible unir pasi¨®n, poes¨ªa, sexo y canci¨®n en una pieza teatral viva¡±.
El National present¨® el siguiente t¨ªtulo de Arden, El ¨²ltimo adi¨®s de John Armstrong (1964), drama hist¨®rico inspirado en los enfrentamientos entre Escocia e Inglaterra en el primer tercio del siglo XVI. Se trata de una pieza escrita en un falso dialecto escoc¨¦s ¡ª¡°un discurso teatral espinoso, con rebuscadas im¨¢genes, con fuerza, duro y el¨¢stico como lana cruda¡±, coment¨® el cr¨ªtico Ronald Bryden¡ª si bien con algunas concesiones en aras de su inteligibilidad.
Al margen de sus deslumbrantes obras maestras para el escenario, Arden escribi¨® numerosas piezas para la radio y para el p¨²blico infantil y public¨® tambi¨¦n historias cortas y ensayos, en los que volc¨® sus agudos comentarios sobre el teatro de su tiempo, la pol¨ªtica, la guerra y los escritores que admiraba, entre los que se contaban Federico Garc¨ªa Lorca, Bertolt Brecht y el irland¨¦s Se¨¢n O¡¯Casey.
Guardian News & Media 2012.
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