Una comedia agridulce de Garrone y otra sordidez naturalista de Seidl
El director de 'Gomorra' vuelve a rodar en N¨¢poles para una historia triste y grotesca 'Para¨ªso amor' provoca una sensaci¨®n de hast¨ªo y nausea
Durante muchos a?os el cine italiano no solo dispuso del tantas veces conmovedor neorrealismo y de unos cuantos creadores poderosos con identificable mundo propio, sino tambi¨¦n de un estilo irrepetible en clave de comedia, esperp¨¦nticas, sat¨ªricas o cotidianas, pobladas por personajes, situaciones y ambientes cre¨ªbles, interpretadas por actores y actrices de inolvidable personalidad. Con una tradici¨®n y una herencia tan esplendorosa, la vitalidad, la gracia y la inteligencia del cine italiano han pasado inexplicablemente por una sequ¨ªa tan larga como alarmante. De acuerdo, tambi¨¦n aparecieron directores como Nanni Moretti y Gianni Amelio que ten¨ªan cosas interesantes que contar y sab¨ªan c¨®mo hacerlo, pero han sido excepciones en una cinematograf¨ªa que parec¨ªa muerta.
Matteo Garrone es un director romano que parad¨®jicamente ha conseguido en sus ¨²ltimas pel¨ªculas hablar de N¨¢poles con enorme veracidad, como si hubiera vivido siempre all¨ª. En Gomorra adapt¨® con atm¨®sfera tenebrosa y sentido tr¨¢gico el escalofriante libro de Roberto Saviano en el que hablaba del poder absoluto de la Camorra, de los infinitos tent¨¢culos de su corrupci¨®n, de un Estado presuntamente clandestino dirigiendo esa ciudad abigarrada, pintoresca y peligrosa. Garrone vuelve a situar en N¨¢poles la historia de Reality, pero en esta ocasi¨®n prescinde de cr¨ªmenes y del tono sombr¨ªo. Nos habla con lenguaje descriptivo y colorista, con habilidad pasmosa para recrear las voces de la gente y el ritmo de las calles, de un clan familiar en el que la vida discurre apaciblemente hasta que uno de ellos, due?o de una pescader¨ªa en un barrio popular, decide que la fama, la notoriedad y el dinero ser¨¢n torrenciales para el y para su familia si logra que le seleccionen para concursar en Gran Hermano. Despu¨¦s de haber sido entrevistado, este hombre se obsesionar¨¢ hasta la locura creyendo que los responsables del programa han enviado un ej¨¦rcito de esp¨ªas a N¨¢poles para averiguar si da el perfil adecuado observando su comportamiento en la vida cotidiana. Y transformar¨¢ su existencia hasta el delirio con tal de cumplir su sue?o de convertirse en una personalidad medi¨¢tica.
Aunque la historia que narra es muy triste y grotesca la convicci¨®n del protagonista de que su realizaci¨®n vital y social solo ser¨¢ plena si consigue hacerse famoso a trav¨¦s de esa abominable telerrealidad protagonizada por frikis, la mirada del director sobre las costumbres, los rituales y la gritona convivencia en esa castiza barriada de N¨¢poles posee vitalidad, comprensi¨®n, humor, cari?o y piedad. Los personajes desprenden tanta espontaneidad que llegas a creer que no act¨²an, que una c¨¢mara oculta les est¨¢ filmando sin que ellos sean conscientes, que no intentan parecer nada sino que son as¨ª. Y no puedo evitar acordarme del genial Alberto Sordi cuando veo la cara, la expresividad y los movimientos del actor Aniello Arena. Es una pel¨ªcula que se acerca en el tono, en el estilo, en su tragic¨®mico retrato de la existencia a aquellas perdurables comedias que alguna vez hizo el cine italiano.
El director austriaco Ulrich Seidl, cuya retorcida obra posee notable eco en los festivales empe?ados en ser modernos, vuelve a recrearse en esa sordidez que le es tan grata describiendo el turismo sexual que practican en Kenia varias se?oras austriacas de la tercera edad. Se titula Para¨ªso: amor y al parecer es la primera parte de una trilog¨ªa dedicada a retratar c¨®mo conciben sus vacaciones varios tipos de mujer. Imagino que este director est¨¢ dotado de alg¨²n extra?o e hipn¨®tico talento ya que he soportado todo el metraje en una pel¨ªcula de la que deseo escapar a los 10 minutos. No es agradable observar el comercio carnal que establecen mujeres sesentonas y adiposas con chavales negros que conocen aunque disimulen su precio ante las desinhibidas y hambrientas ancianas europeas que vienen a explotar su cuerpo. Todo pretende ser realista y crudo como en la vida misma, nada est¨¢ adornado ni huele a ficci¨®n. Y Ulrich Seidl consigue lo que se propone. O sea, un sentimiento de asco f¨ªsico y mental en el espectador al ser testigo de ese mezquino trapicheo que establecen las que tienen dinero con los que lo ¨²nico que poseen es su cuerpo y su juventud. Que la sordidez no est¨¦ falseada, que la vida pueda ser tan poco est¨¦tica y ¨¦tica, no garantiza que eso sea arte. Salgo con sensaci¨®n de hast¨ªo y de n¨¢usea de esta pel¨ªcula. Lo que no logro entender es qu¨¦ me ha retenido en ella. A lo peor, soy un mir¨®n pervertido y masoquista.
Babelia
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