Es hora de pedir responsabilidades

Por mucho que algunos personajes dentro de ese recio edificio que ya empieza a oler demasiado a naftalina insistan en mirar para otro lado y hacer como que la realidad de las cosas no va con ellos (en fin, que la realidad no va con la Historia, ?qu¨¦ paradoja!) ha llegado la hora de que alguien ¡ªpor ejemplo un ministro de Educaci¨®n y Cultura¡ª exija responsabilidades a la Real Academia de la Historia.

No se puede orquestar, desde una instituci¨®n que cuenta desde hace a?os con muy sabrosas ayudas p¨²blicas ¡ªunos seis millones de euros en total y casi 200.000 en la ¨²ltima partida aprobada¡ª un proyecto editorial de diccionario biogr¨¢fico en el que se suaviza hasta los l¨ªmites de lo tolerable la figura de un dictador como Franco y en el que algunas entradas salen directamente de los servicios de comunicaci¨®n de la Zarzuela o, a¨²n peor, de una web ministerial. Y no se puede porque es una verg¨¹enza. Claro que este es un pa¨ªs extra?o en el que el concepto de verg¨¹enza sufre de un relativismo tan acomodaticio como interesado, y algunos hasta hacen carrera as¨ª: apa?ando movida tras movida para, con bastante astucia y la connivencia de unos administradores p¨²blicos que deber¨ªan ejercer de gendarmes pero ejercen de ¡®a m¨ª que me registren¡¯, convertir lo vergonzoso en respetable.

Es el caso del Diccionario biogr¨¢fico espa?ol, es el caso de la Real Academia de la Historia y es el caso de su director, Gonzalo Anes, quien un d¨ªa no duda en reconocer que ni ha le¨ªdo la biograf¨ªa de Franco y otro d¨ªa cuelga el tel¨¦fono a los periodistas cuando le llaman para pedirle informaci¨®n, informaci¨®n acerca de una instituci¨®n ¡ªrepetimos¡ª sufragada en parte con dinero p¨²blico. El mismo director que, en una entrevista con este diario, reconoci¨® con orgullo ¡ªcuando ya estaba instalada del todo la controversia en torno a la biograf¨ªa franquista (que no de Franco) escrita por el medievalista Luis Su¨¢rez¡ª lo siguiente: "Pues no me la he le¨ªdo".

El 12 de julio de 2011 el Congreso de los Diputados congel¨® ¡ªcon el voto en contra del Partido Popular, entonces en la oposici¨®n¡ª la subvenci¨®n al Diccionario hasta que sus coordinadores revisaran y corrigieran las biograf¨ªas m¨¢s discutibles, como la de Franco. Los acad¨¦micos, con Gonzalo Anes al frente, sugirieron que no se cambiar¨ªan las biograf¨ªas ya editadas, pero que s¨ª se escribir¨ªan y editar¨ªan entradas alternativas en algunos casos. Ahora hemos sabido que no, que la Real Academia de la Historia zanja la cuesti¨®n con una mera correcci¨®n de erratas y alguna adenda de informaci¨®n suplementaria. Vasta misi¨®n, en verdad.

Franco sigue siendo para Gonzalo Anes y la instituci¨®n que dirige un personaje totalitario, pero no un dictador. Y eso, porque asegura que no piensa censurar a ning¨²n autor del Diccionario. No se trata de censurar, se?or Anes, sino de proceder de una vez a lo que a usted y su ilustre instituci¨®n les toca: hacer Historia o, al menos, contarla con cierto decoro. Y si no, pasen por caja y devuelvan el dinero p¨²blico. Y no miren para otro lado, por favor. Usted tampoco, se?or ministro de Educaci¨®n y Cultura.