¡°La Gioconda¡¯ parece una muerta¡±
El conservador de pintura italiana del Louvre reabre el debate sobre la restauraci¨®n de la obra de Leonardo: ¡°El retrato est¨¢ desapareciendo... y la cosa solo empeorar¨¢¡±
Hace muchas, demasiadas d¨¦cadas que retumba entre las paredes del Louvre uno de los debates m¨¢s apasionantes del mundo del arte: el que enfrenta a partidarios y detractores de restaurar La Gioconda de Leonardo da Vinci. Dos escuelas de pensamiento, dos filosof¨ªas enfrentadas, ilimitadas dosis de simbolog¨ªa y el inevitable factor de conveniencia o inconveniencia por razones de m¨¢rketing, chocan cuando est¨¢ en juego el futuro del retrato m¨¢s famoso del mundo. ?Hay que seguir contemplando a esa Mona Lisa misteriosa y evanescente ¡ªtambi¨¦n podr¨ªa decirse borrosa y llena de porquer¨ªa¡ª que cantaron Th¨¦ophile Gautier, los otros poetas rom¨¢nticos y los hacedores de leyendas y que sigue siendo admirada cada d¨ªa por 20.000 visitantes, o es preciso una operaci¨®n urgente a coraz¨®n abierto para sacar los colores a una enferma que corre peligro?
Si as¨ª fuera, claro est¨¢, la direcci¨®n del Louvre tendr¨ªa que acometer otra misi¨®n realmente heroica: sustituir todo el merchandising de una de las im¨¢genes m¨¢s representadas y reproducidas del mundo, en feroz competencia con el Che Guevara. ¡°Es verdad que en lo que toca a La Gioconda, vivimos en medio de dos l¨®gicas enfrentadas¡±, acepta Vincent Delieuvin, responsable del departamento de pintura italiana del XVI en el Louvre. Pero acto seguido, y tras dibujar en su cara un gesto grave en mitad de esta entrevista con EL PA?S, advierte: ¡°La Gioconda, hoy, parece una muerta, es una pintura que est¨¢ desapareciendo poco a poco, y si no se hace algo, la enferma empeorar¨¢¡±. La presencia en una exposici¨®n actual del Louvre de la llamada Gioconda del Prado, una copia recientemente restaurada en los talleres de la pinacoteca madrile?a, a?ade a¨²n m¨¢s argumentos: ¡°La gente ve esa Gioconda espa?ola en el Louvre, tan limpia, y se queda boquiabierta, casi le parece un cuadro pop, y claro, piensan lo que puede tener el original debajo de esa capa de suciedad¡±, explica Delieuvin. A sus 35 a?os, que no parecen m¨¢s de 28, es un cualificado experto en la obra de Da Vinci. No en vano fue ¨¦l quien coordin¨® la espectacular restauraci¨®n de otra de las obras cumbres de Leonardo: Santa Ana con la Virgen y el Ni?o.
Vincent Delieuvin: ¡°El cuadro est¨¢ gris, sin color; la obra de Leonardo no era as¨ª¡±
¡ª Es muy sencillo: si restaur¨¢ramos La Gioconda har¨ªamos exactamente lo mismo que con la Santa Ana. El mismo m¨¦todo, el mismo proceso.
¡ª Pero ?la restaurar¨¢n o no?
¡ª Mmmm¡ ahora mismo no hay planes para eso.
¡ª Pero ?cree usted que es necesario hacerlo?
¡ª Absolutamente.
¡ª ?Por qu¨¦?
¡ª Porque la pintura de Leonardo da Vinci es una pintura llena de vida y ahora mismo cuando vemos La Gioconda parece que estamos viendo a una muerta. Est¨¢ gris¨¢cea, sin colores. Y la pintura de Da Vinci no es as¨ª. En las catas que hemos efectuado en las zonas menos afectadas del cuadro ya hemos podido comprobar que los colores maravillosos de Leonardo est¨¢n ah¨ª: el azul del cielo, el rosa¡ Si usted ve La Gioconda en su estado actual y luego ve c¨®mo ha quedado la Santa Ana, caer¨¢ en la cuenta de lo que digo.
¡ª As¨ª que, tarde o temprano, se limpiar¨¢ y se restaurar¨¢.
¡ª Ahora mismo no hay planes, aunque la restauraci¨®n de una deja claro que la de la otra es perfectamente posible.
¡ª Y al conservador de pintura italiana del XVI en el Louvre le gustar¨ªa, evidentemente¡
¡ª Evidentemente. Es un sue?o. Pero de todas formas, se encuentra en permanente estado de vigilancia intensiva.
¡ª ?Ah, s¨ª? ?Y en qu¨¦ consiste exactamente esa UCI de la pintura m¨¢s famosa del mundo?
¡ª Hay un dispositivo de conservaci¨®n extremo, que alerta sobre la m¨¢s m¨ªnima alteraci¨®n.
¡ª El ¨²ltimo chequeo intensivo se le practic¨® en 2004, ?verdad? ?y desde entonces?
¡ª No, en 2004, cuando se instal¨® en su nuevo emplazamiento (la Sala de los Estados Generales) se le hizo un chequeo intensivo, es cierto; pero con posterioridad, en 2009, se le practic¨® una nueva reflectograf¨ªa y otras pruebas.
¡ª ?Con qu¨¦ resultado?
¡ª Que La Gioconda tiene s¨ªntomas de fatiga.
¡ª Sospecho que, adem¨¢s del reto t¨¦cnico que supondr¨ªa, una hipot¨¦tica restauraci¨®n tendr¨ªa que hacer frente a otros problemas: es una obra con un limitado poder ic¨®nico.
¡ª Eso es cierto. Pero mire la Santa Ana¡
¡°La Gioconda¡¯ tiene s¨ªntomas de fatiga... restaurarla ser¨ªa para m¨ª un sue?o¡±
¡ª Ya, pero hay una diferencia. Puede que gran parte de lo que podr¨ªamos considerar el gran p¨²blico no sepa qui¨¦n pint¨® la Santa Ana. Pero no hay casi nadie en este mundo que no sepa lo que es La Gioconda. A lo peor, la decisi¨®n de restaurarla tendr¨ªa que partir no de un director del Louvre o de un ministro de Cultura¡ sino de un presidente de la Rep¨²blica.
¡ª (Risas) Bueno, todav¨ªa no estamos ah¨ª. Y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, la decisi¨®n de restaurar o no obedece siempre a criterios t¨¦cnicos, a una verdadera necesidad de restauraci¨®n. Como le ocurr¨ªa a la Santa Ana, donde se estaban produciendo peque?os desprendimientos de pintura.
¡ª ?Y en La Gioconda?
¡ª Una cosa est¨¢ clara: cuanto m¨¢s tiempo pase, peor se ver¨¢ el cuadro. Hay partes que ya casi no se aprecian. Y dentro de cinco a?os, se apreciar¨¢n menos. O aceptamos que al final tendremos una especie de pintura contempor¨¢nea toda negra, y aceptamos que no se ver¨¢ nada, o estaremos obligados a intervenir. Los barnices hacen como una pantalla, el aspecto tridimensional del que la dot¨® Leonardo ha desaparecido. Es un cuadro que est¨¢ desapareciendo¡ la parte inferior est¨¢ pr¨¢cticamente invisible.
¡°Aplicar¨ªamos a la ¡®Mona Lisa¡¯ el mismo proceso que a la ¡®Santa Ana¡±
¡ª Es cierto, yo lo vi por primera vez en 1978, y por ¨²ltima vez hace dos a?os. No tiene nada que ver, por desgracia¡
¡ª Y la enferma empeorar¨¢. Y eso que hacemos trampa, porque La Gioconda es la ¨²nica obra del Louvre que goza de una iluminaci¨®n espec¨ªfica¡ hay una instalaci¨®n especial de luz alrededor de ella que contrarresta los efectos de oscuridad de los barnices. Sin esa luz especial, la pintura es mucho m¨¢s oscura todav¨ªa. Aparte de que tiene una fisura bastante grande en la cabeza, provocada por el envejecimiento de los barnices, que acaban estratific¨¢ndose. Y ah¨ª ya tuvimos que intervenir, claro. Pero hay peligro de levantamiento de materia pict¨®rica.
Vincent Delieuvin sabe de lo que habla. El rescate de la Santa Ana con la Virgen y el Ni?o le avalan. ¡°Cre¨ªamos saberlo todo sobre esa obra y nos dimos cuenta de que hab¨ªa todo un mundo por descubrir; y all¨ª, en el taller de restauraci¨®n, era como ver resucitar a Leonardo d¨ªa tras d¨ªa, a medida que aliger¨¢bamos la capa de barniz, reaparec¨ªa su universo, por ejemplo, el rostro melanc¨®lico de esa Virgen que sabe que su hijo morir¨¢, tan sutil, tan ambiguo, magn¨ªfico, era fascinante, ¨ªbamos recomponiendo el puzle mil¨ªmetro a mil¨ªmetro y obteniendo respuestas a nuestra pregunta fundamental: c¨®mo era posible que Leonardo da Vinci se hubiera pasado 20 a?os pintando este cuadro¡±.
Lo que m¨¢s le sigue impresionando en la galaxia Leonardo es la obsesi¨®n del maestro toscano por el m¨¢s microsc¨®pico de los detalles. ¡°Era un genio, pero tambi¨¦n un aut¨¦ntico maniaco, por eso no pod¨ªa acabar sus obras¡±.
¡°Cuando la gente ve ¡®La Gioconda del Prado¡¯ tan limpia no se lo puede creer¡±
Lo ocurrido en los talleres del Louvre con esta obra maestra sirve de inevitable test de cara a una hipot¨¦tica restauraci¨®n de la Mona Lisa. ¡°Como ocurre con La Gioconda¡±, explica Dieulevin, ¡°a lo largo de los siglos fueron a?adi¨¦ndose a la pintura varias capas de barniz; se trata de capas muy irregulares en algunas zonas del cuadro que, con el tiempo, sufrieron fisuras y fueron ensombreciendo el cuadro y modificando sus colores, al ir amarilleando: esa capa amarillenta hab¨ªa conferido a la pintura un aspecto como de blanco y negro; mucha gente ha confundido ese efecto con el famoso sfumato de Leonardo pero ¨¦l, en sus tratados de pintura, deja claro que el sfumato es una transici¨®n entre las luces y las sombras¡ pero siempre a trav¨¦s del color y de sus variaciones¡±.
La base del controvertido proceso de restauraci¨®n de la Santa Ana fue precisamente esa: un progresivo ¡ªy milim¨¦trico¡ª aligeramiento de esos estratos de barniz. ¡°Los restauradores no quitaron todas las capas de barniz, sino que las fueron aligerando para evitar entrar en contacto directo con la materia pict¨®rica de Leonardo, y segundo, respetar lo que en el Louvre llamamos la p¨¢tina del tiempo¡±. Para ello, el equipo de conservadores y restauradores de pintura italiana del Louvre, con la italiana Cinzia Pasquali y Vincent Dieulevin a la cabeza, recurrieron a un sofisticado aparato capaz de medir con absoluta precisi¨®n el espesor de cada capa de barniz. Se trata de un rayo que penetra en el cuadro y se detiene en el borde de cada capa de barniz, por ¨ªnfima que esta sea. ¡°Eso permite un control casi matem¨¢tico de la restauraci¨®n, y una seguridad casi absoluta; en vez de cortar por lo sano, fuimos aligerando poco a poco, loncha a loncha, como si fuera un salchich¨®n¡¡±. El resultado: la paleta original de Santa Ana, la Virgen y el Ni?o luce esplendorosa, con sus azules/azules, sus rosas/rosas y sus blancos/blancos... y no como la de una pintura que pareciera enferma de hepatitis.
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