Ellas ponen el punto¡ y aparte
Una generaci¨®n de artistas (en femenino) escribe un nuevo guion recuperando y reivindicando las habilidades tradicionales del ama de casa, como coser y bordar
La alemana Rosemarie Trockel, que se dio a conocer con sus cuadros tejidos, acaba de desplegar sus obras en el Museo Reina Sof¨ªa como reivindicaci¨®n de un cosmos femenino tan a menudo marginado. En su estela, muchas j¨®venes artistas construyen una nueva historia del arte con¡ puntadas, podr¨ªamos decir. La finlandesa afincada en Nueva York Heidi Hankaniemi compone grandes puzles a partir de antiguas piezas de manteler¨ªas de pa¨ªses distantes. La catalana Karol Bergeret crea esculturas con tablas de planchar. En las instalaciones de la portuguesa Carla Rebelo hay batas de casa, espejos, bobinas de hilo y m¨¢quinas de coser. Elena Hormiga recorta en papel objetos dom¨¦sticos como cafeteras y tazas para formar elementales collages sobre servilletas con encajes. Berta Salinas borda poemas visuales de amor y desamor. Yolanda Andr¨¦s hace otro tanto perfilando objetos cotidianos a los que dota de una nueva dimensi¨®n. Cristina Busto incorpora sus enigm¨¢ticos y originales mu?ecos hechos a mano en sus v¨ªdeos e instalaciones que a?aden misterio a lo dom¨¦stico.
Pertenecen a esa corriente de mujeres que toman habilidades y materiales tradicionalmente asociados a las labores del hogar, a los papeles del ama de casa, para insuflarles nuevo aliento y reivindicarlos como Arte con may¨²sculas, sin complejos frente a los formatos masculinos, que son los que han pintado la l¨ªnea roja que separaba arte de artesan¨ªa, de manualidades. Y de paso que declaran su orgullo de Artistas ahora, reclaman una cierta justicia para todo lo que se hizo en siglos pasados por las mujeres y fue despreciado, o al menos menospreciado, por el canon dominante. Lo explica Iv¨¢n L¨®pez Munuera, representante de una pujante nueva corriente de comisarios y estudiosos de arte: ¡°Es una tendencia creciente que rompe las r¨ªgidas taxonom¨ªas del arte. Y que, adem¨¢s, por ser tan creciente resultar¨¢ aplastante, y no ser¨¢ una moda. Aunque los estereotipos son muy potentes y cuesta mucho cambiar el orden de las cosas, estas nuevas clasificaciones se acabar¨¢n imponiendo¡±. Lo dec¨ªa tambi¨¦n Trockel en una entrevista en ¡®Babelia¡¯ el 19 de mayo: ¡°Hay solo una fina l¨ªnea que divide arte y artesan¨ªa. Un espectro que tiene una zona gris y yo misma me niego a trazar las diferencias¡±.
Para L¨®pez Munuera hay nombres subrayados que en d¨¦cadas pasadas ya abrieron esta ¡®desmasculinizaci¨®n¡¯: Sonia Delaunay ¨C ¡°imprescindible; empez¨® a romper t¨®picos con sus dise?os textiles¡±-; muy cerca de ella, las impresiones textiles de la alemana Anni Albers; y, por supuesto, las inquietantes esculturas de la francesa Louise Bourgeois, que emple¨® enredos de lana y piezas de tela; y el minimalismo de la estadounidense Eva Hesse. Justo es reconocer que tambi¨¦n ha habido nombres masculinos muy destacados en el arte del bordado; como el italiano conceptual Alighiero Boetti, que muri¨® en 1994 con solo 54 a?os, y al que el Reina Sof¨ªa dedic¨® una impresionante retrospectiva el oto?o pasado. Pero su punto de partida era distinto, porque llevaba lo ¨ªntimo del bordado a la pieza de enorme formato, y contrataba artesanos asi¨¢ticos para componer las obras.
Escrib¨ªa L¨®pez Munuera en un art¨ªculo en la extraordinaria, pero desaparecida, revista ¡®Pasajes Dise?o¡¯: ¡°Reivindican el arte producido con telas e hilos, contraponiendo el clich¨¦ de lo delicado, de lo manual y lo laborioso a los machistas atributos asignados a la figura del artista, como son la dominaci¨®n, la intelectualidad y lo proteico¡±. En el siglo XXI, los discursos hegem¨®nicos est¨¢n en crisis. Y todo se replantea. Con toda su finura de analista de nuevas tendencias, escrib¨ªa L¨®pez Munuera: ¡°Considerar arte todo aquello que ha sido clasificado como oficio desaf¨ªa los discursos del poder. Lo mismo sucede al resaltar la preponderancia de ciertos sentidos respecto a otros, ya que la historia del Arte en Occidente ha sido, ante todo, una historia visual y, sin embargo, t¨¦cnicas como el croch¨¦ invitan a otras acepciones sensoriales como el tacto¡±. Y algunas intentan remover conciencias para que del choque surja, quiz¨¢, algo distinto; se reescriba el guion. As¨ª debe de pensar Laura Splan, que desmonta esos prejuicios del hogar tranquilo y feliz, lo recogido y mono que asociamos con los laboriosos tapetes de encaje, al componer con puntadas las im¨¢genes macrosc¨®picas de virus como el del herpes y el VIH. Quiz¨¢ entre las artistas contempor¨¢neas la que ha logrado m¨¢s proyecci¨®n con esta actitud ¨Cporque eso es el arte a fin de cuentas, una actitud para trascender lo plano, lo est¨¢ndar, lo masificado, lo industrializado, la inercia, la rutina- sea la portuguesa Joana Vasconcelos, de 40 a?os, famosa por sus esculturas de ganchillo.
Que hablen ellas. Heidi Hankaniemi: ¡°Uso los bordados cuando necesito aportar un valor emocional extra o enfatizar el proceso de creaci¨®n de la pieza, como en la serie sobre el metro, donde la parsimonia de las puntadas se contrapone a la velocidad de los trenes. Me siento muy orgullosa de saber coser y bordar. Creo que son t¨¦cnicas que tienen un significado muy especial, al enmarcarse en una acci¨®n ¨ªntima; es como si el hecho de agujerear un material absorbiera las emociones del autor para despu¨¦s¡ escupirlas¡±. Y termina: ¡°Yo no definir¨ªa mi arte como femenino, pero s¨ª es verdad que pienso que estamos rodeados de mucho arte fr¨ªo y carente de emoci¨®n, y recurrir al proceso ¨ªntimo del trabajo a mano me resulta mucho m¨¢s interesante¡±.
Elena Hormiga, reciente ganadora del I Premio Internacional de ?lbum Ilustrado de Edelvives: ¡°El trabajo meticuloso de generaciones de mujeres -mi abuela, con 97 a?os, sigue tejiendo ganchillo como un legado transmisor de suerte y protecci¨®n- se reinterpreta en forma de iconograf¨ªa familiar ficticia. Los s¨ªmbolos sufren alteraciones obsesivas; y las combinaciones crean nuevos v¨ªnculos, nuevos significados¡±.
?Y Berta Salinas? ¡°Desde peque?a me llamaron la atenci¨®n esos trabajos de casa. Mi madre guardaba antiguos bordados de sus abuelas y t¨ªas; todos de alguna manera contaban peque?as historias cotidianas; eran trabajos muy elaborados que poca gente apreciaba, pero en los que yo siempre he sentido que hay una v¨ªa de expresi¨®n: por el cuidado con el que se hac¨ªan, por las peque?as historias que contaban o los fines a los que estaban dedicados, siempre relacionados con el ¨¢mbito privado y femenino. Todas esas peque?as razones las he querido incorporar a mi trabajo. Ahora estoy preparando una nueva serie titulada ¡®Can¨ªbal¡¯, bordada en tela, en la que analizo la idea de ser devorado por tu pareja, o la inversa. Todas las im¨¢genes son como peque?os poemas visuales que, siendo violentos, est¨¢n bordados con un estilo sencillo y muy cuidado. Me gusta esa dualidad entre algo muy delicado y duro a la vez¡±.
?Y Karol Bergeret, conocida por su proyecto ¡®Santas Amas de Casa, especie en extinci¨®n¡¯? ¡°A trav¨¦s de mi colecci¨®n de esculturas realizadas sobre tablas de planchar recuperadas, pretendo homenajear a las mujeres y las labores dom¨¦sticas que realizan a diario. El reciclaje de objetos en desuso y la participaci¨®n de las mujeres son rasgos caracter¨ªsticos de mi propuesta. Su tema es actual y potente: la madre trabajadora. Y es el hilo que conecta con otros: la feminidad, la familia, el reciclaje, el consumo¡ Todos ellos relevantes para estas mujeres, convertidas en diosas malabaristas¡±.
Babelia
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