Primer brote de rock primaveral
Las bandas espa?olas protagonizan los compases de arranque del festival
A la hora m¨¢s cercana a los horarios estelares, el Sr Chinarro fue la primera banda nacional que dispuso de un espacio para dejar o¨ªr su voz en el Primavera Sound, festival que ayer abri¨® su programa en el enorme recinto. El sol ya hab¨ªa hecho mutis (por el F¨®rum, claro est¨¢) y el p¨²blico se aprest¨® a disfrutar de las primeras horas realmente competitivas de festival, que en realidad arranc¨® el d¨ªa anterior con la actuaci¨®n de bandas como Black Lips, The Walkmen o The Wedding Present. Era el aperitivo de una jornada que concluir¨ªa con el sol saludando las explanadas del recinto.
El Sr. Chinarro, socarr¨®n como en ¨¦l es habitual, despach¨® un concierto que centr¨® su primera mitad en las canciones de su ¨²ltimo disco. A esa misma hora la presencia brit¨¢nica colapsaba el escenario donde actuaba Grimes, una de las sensaciones del festival. O, al menos, eso se dec¨ªa en los mentideros. Una sola cantante en escena para ofrecer un pop electr¨®nico con bases bailables que jugaba tanto a esculpir en ocasiones atm¨®sferas et¨¦reas como en otras martillear los t¨ªmpanos con bajos casi palpables. Se puede decir sin ning¨²n g¨¦nero de dudas que la suya fue la primera actuaci¨®n triunfal del festival.
Al comienzo velaron armas los grupos locales, arrinconados a horarios m¨¢s bien hostiles, adecuados, ya que manda lo anglosaj¨®n, para tomar un t¨¦ m¨¢s que para otra cosa. A¨²n con todo all¨ª hab¨ªa p¨²blico dispuesto a escuchar a Pegasvs y Doble Pletina. Los primeros hacen pop electr¨®nico con bases sint¨¦ticas y alma pop, que se manifiesta por medio de una voz femenina m¨¢s que correcta. En cuanto a Doble Pletina, la popularidad del d¨²o asentado en Barcelona ganaba casi por goleada a pesar de la solana. Lo suyo es pop de apariencia ingenua y tono pel¨ªn l¨¢nguido, aunque dejando ir chispazos que hacen pensar en algo m¨¢s que en otra banda de pop. A todo esto, result¨® estupenda la sensaci¨®n de desplazarse de un escenario al otro para comprobar que en algunos sitios sonaba algo parecido a la fusi¨®n entre ambas bandas. El a?o que viene igual act¨²a un grupo que suene as¨ª.
A esa misma hora, la hora de las bandas catalanas, para entendernos, los inclasificables Estrella de David se marcaban un estimable concierto considerando que a David, media naranja de La Bien Querida, le encanta sonar desma?ado, aparentemente indiferente a todo. Y sin bajo, con tres guitarras, teclado y bater¨ªa. Su sentido del humor, c¨¢ustico y ¨¢cido, se manifiesta en sus propias letras y en su misma forma de cantar, completamente ajena a las normas m¨¢s elementales propias de un cantante de pop.
David esconde bajo su apariencia sarc¨¢stica, un corazoncito que s¨®lo muestra cuando se ve muy apurado. A veces, incluso en sus canciones. A pesar de todo, parece un rom¨¢ntico disfrazado para que nadie le hiera. Pero la primera gran sorpresa de la tarde, el sol a¨²n ca¨ªa de forma irremisible y casi inevitable, vino desde Portugal. El grupo en cuesti¨®n, visto su nombre en la atiborrada parrilla de programaci¨®n, podr¨ªa dar a entender que se trataba de una cantautora italiana. Considerando la personalidad del festival este hecho se descartaba por s¨ª mismo. M¨¢s probabilidades deparaba conjeturar que est¨¢bamos antes una cantante folk tatuada hasta las cejas y de ascendente italiano. Pero no, Linda Martini era un cuarteto en una onda parecida a Lisab?, uno de los grandes nombres nacionales del cartel. Vaya, hardcore ruidoso, tautolog¨ªa al canto, intenso, feroz y salvaje aunque muy controlado y bien perfilado. Potentes y con un sonido aplastante, el grupo celebr¨® que dado su anonimato entre el p¨²blico espa?ol e internacional se hubiese concentrado tanto p¨²blico ante su escenario. Se ha de decir que la cosa ten¨ªa m¨¦rito, ya que este escenario estaba m¨¢s o menos a la altura de Damasco, puede que un poco antes, Malta, digamos, pero lej¨ªsimos en cualquier caso.
Suerte que un festival ofrece divertimento incluso cuando se camina. Entre esquivar anunciantes y azafatas que ofrecen de casi todo, ubicar de modo adecuado los ocho escenarios del festival, establecer los recorridos id¨®neos, mirar el vestuario de la concurrencia, adivinar antes de escucharles hablar de qu¨¦ pa¨ªs vienen ¡ªm¨¢s tarde es m¨¢s f¨¢cil dados los efectos que el alcohol produce en algunos colectivos¡ª, perder la mirada absorta en el mar que se extiende como una alfombra azul y sorda a tanta algarab¨ªa, y averiguar con alborozo que este a?o no hace falta sacar vales para conseguir bebida y comida, el entretenimiento est¨¢ garantizado. Es lo bueno de los festivales, quien no se entretiene es que no tiene manera humana de entretenerse. O, como ¨²ltimo recurso, siempre queda preguntar en el restaurante tailand¨¦s, novedad de este a?o, porqu¨¦ la decoraci¨®n consiste en farolillos chinos.
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