The XX vuelve al Primavera con la ropa de la ¨²ltima vez
La banda de Jamie XX repite el concierto que dio hace dos a?os en el festival John Talabot, Pional y Rustie cierran con su electr¨®nica la primera jornada
Si es verdad como dicen que Espa?a se va a pique, a muchos les va a pillar el hundimiento en la primera fila de un concierto d¨¢ndolo todo. El t¨®pico del sur de Europa se escribi¨® anoche a la perfecci¨®n en el la 12? edici¨®n del Primavera Sound, festival que ha crecido (ayer, como suele suceder los jueves, todav¨ªa no se llen¨®) y ha aumentado la potencia de su cartel pese a que los malditos recortes pudieran invitar a pensar lo contrario. Y si al final todo quiebra, que les quiten lo bailado.
The XX eran una de las grandes atracciones de la primera noche. Su nombre aparec¨ªa en grande el cartel junto al de Franz Ferdinand y Wilco. Porque pasados tres a?os ya del lanzamiento de su ¨¢lbum debut, un acontecimiento musical que ha coleado en forma de mil proyectos electr¨®nicos de Jamie XX (el cerebro de todo el asunto y un tipo tan soso y t¨ªmido como brillante en la producci¨®n), ten¨ªan que presentar su nuevo trabajo, que empezar¨¢n a vender en septiembre. Ese era el est¨ªmulo para recorrerse el recinto hasta el escenario Levante, cada vez m¨¢s lejos de alg¨²n rastro de civilizaci¨®n en el Parc del F¨°rum. Pero no hubo suerte. Repitieron el concierto de hace dos a?os en el mismo certamen y solo tocaron tres de su nuevos temas. A muchos les falt¨® paciencia para ver si la cosa cambiaba avanzado el concierto.
Pero en medio de este agradable d¨¦j¨¤ vu (aunque se repitieran innecesariamente suenan mejor que la mayor¨ªa), se intuy¨® un poco la evoluci¨®n del proyecto. La banda se ha empapado de las noches como DJ de Jamie XX y la oscuridad de su sonido ha incorporado unos bajos m¨¢s cercanos a la pista de baile que al instrumento de cuatro cuerdas. Cuando los pon¨ªan en marcha, lograban despertar a la mitad del festival apostado en su escenario de la oscura languidez de viejas canciones. Pero fue un espejismo, porque el resto ya lo conoc¨ªamos: VCR, Shelter, Crystalised¡ Ni una pista m¨¢s sobre a lo que se ha dedicado el tr¨ªo en los ¨²ltimos dos a?os. A lo sumo, un tema instrumental del ¨¢lbum de remezclas que Jamie XX hizo para el malogrado Gil Scott Heron. Pero sin esa voz ¨Cninguna en este caso- la cosa no suena igual. Antes de despedirse, el grupo elev¨® a los altares el concierto que ofrecieron en 2010 en Primavera Sound. ¡°Fue una de nuestras mejores experiencias¡±. Anoche intentaron repetirla sin alterar apenas la letra del guion.
Dicen que Afhgan Whigs estuvieron ayer magn¨ªficos. Tambi¨¦n Field Music. Contaron los que eligieron a Wilco, que cumplieron con creces con lo que se esperaba de ellos, como siempre. Pero lo que realmente acab¨® de poner a funcionar el festival fue la impresionante actuaci¨®n del barcelon¨¦s John Talabot, ense?ando por primera vez su ¨¢lbum en directo ante el p¨²blico que le vio empezar a pinchar cuando era un chaval. Hizo justo lo contrario de lo que hab¨ªan hecho The XX: apenas fueron reconocibles cuatro canciones del disco. El resto, temas nuevos e inspiradas y generosas variaciones. ?l y su socio Pional (que le acompa?a en el tour en el que se ha embarcado) pusieron voces, percusi¨®n y sintes para desenlatar Fin, el ¨¢lbum con el que Europa ha vuelto a mirar de reojo la escena de m¨²sica electr¨®nica espa?ola.
Unas horas antes, las inclemencias del escenario Pitchfork hab¨ªan sido severas con el buen ¨¢nimo de la canadiense Claire Boucher y su proyecto Grimes. Una artista que parece sacada de una rave de los noventa (en apariencia y actitud) y que ha construido con Visions una de las propuestas de pop electr¨®nico m¨¢s piropeadas del a?o. Le sobran agallas para subirse sola al escenario, con sus m¨¢quinas y su voz, solamente, ante un auditorio hasta arriba y desatar su poder¨ªo sint¨¦tico. El problema es que tambi¨¦n debe ir hasta arriba de confianza o lo que sea que la genera y, seg¨²n cuentan, no hizo la prueba de sonido que hubiera impedido el desbarajuste sonoro. El escenario Pitchfork, expuesto como ninguno a la brisa marina del F¨°rum no admite desajustes en la mesa de mezclas y su concierto, el m¨¢s concurrido de la tarde, m¨¢s que eso, consisti¨® en intuir su voz de cristal perdida bajo el bombo de las agresivas cajas de ritmos. A¨²n as¨ª retuvo al p¨²blico hasta que termin¨®.
Un poco antes hab¨ªa inaugurado el escenario Levante la banda Friends, el pen¨²ltimo grupo de Brooklyn en convertirse en boom de la semana entre la modernidad internacional. Lo que a tenor de un rigor estad¨ªstico y de la magnitud del surtidor de bandas en el que se ha convertido el barrio neoyorkino, viene a ser lo mismo que no decir absolutamente nada. La diferencia esta vez es que el fen¨®meno ha evolucionado y los veintea?eros de college art¨ªstico no tienen ni disco (sale la semana que viene), pese a andar embarcados en un tour mundial que les ha llevado a tocar hasta en dos festivales al d¨ªa. La buena noticia es que no son un timo. O no lo parec¨ªan ayer sobre el escenario.
La est¨¦tica es esta: Nueva York a?os ochenta, fraseos hip-hop, toques de psicodelia y ritmos y percusi¨®n latinos. A Samantha, su cantante le sobra desparpajo y se come el mundo cada vez que contornea las caderas, y eso que ayer andaba con un esguince en el tobillo que luc¨ªa encantada. Era temprano, siete de la tarde, y ella sus friends estaban alucinados con eso de poder ver el mar desde el escenario, pero pusieron a bailar hasta al vigilante de seguridad de los ba?os con algunos pedazos de su nuevo ¨¢lbum.
La jornada la cerr¨® Rustie, un joven de Glasgow que despleg¨® su revisi¨®n del dubstep y funk electr¨®nico en el mismo escenario en el que horas antes el bueno de Kindness y su banda hab¨ªan sufrido la desbandada de p¨²blico al concierto de Wilco. Y al final, no parece que de un a?o a otro ¨Ccon primas y nacionalizaciones mediante- al p¨²blico del Primavera Sound se le hayan pasado las ganas de bailar hasta que literalmente los empleados del festival los empujan hasta la puerta.
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