Palabra
?Qui¨¦n le teme a la entrevista? ?Por qu¨¦ tanto p¨¢nico en televisi¨®n a este formato que pervive como el m¨¢s cl¨¢sico, limpio e imperecedero contenido del medio? Est¨¢ bajo sospecha la entrevista. Tanto que a Julia Otero, que posee el don de hacer hablar a quien tiene enfrente sin apropiaciones del tiempo ni censura preventiva sobre la personalidad que quiera mostrar, le han envuelto su espacio de entrevistas con elementos que disimulen que en esencia es una conversaci¨®n. Una pantalla magn¨ªfica que no cesa de arrojar im¨¢genes de archivo, preguntas grabadas de otros personajes al invitado y una m¨²sica constante que m¨¢s que envolver delata el miedo al vac¨ªo, cuando el mayor vac¨ªo es el relleno.
La entrevista la temen los programadores porque la palabra es m¨¢s potente a¨²n que cualquier tontada. Pero tambi¨¦n los entrevistados. A Montoro lo escuchamos en la radio incapaz de refrenarse incluso cuando pone en juego con sus comentarios el enderezar nuestra deuda. Temen tanto a la palabra que provocan incendios o peteneras para salir del apuro. Vargas Llosa asegur¨® delante de Julia Otero que las nacionalizaciones de hidrocarburos argentina y boliviana acarrear¨¢n corrupci¨®n y robo, como seg¨²n su criterio provoca toda empresa en manos p¨²blicas, pero eludi¨® juzgar el asunto Bankia. Toda buena entrevista regala m¨¢s dudas que certezas: en Espa?a tenemos instituciones como la Loter¨ªa, el Canal de Isabel II, el sistema de transplantes o cientos de hospitales e instituciones educativas que jam¨¢s han dado un esc¨¢ndalo o han provocado el costoso rescate que muchas entidades privatizadas o empresarios sin escr¨²pulos nos han obligado a cubrir con recursos del pa¨ªs.
Julia Otero pelea por la entrevista pura y ojal¨¢ la sostengan invitados con palabra. Jordi ?vole vive un momento dulce. No solo ha hecho imprescindible su programa nacido sin gran ambici¨®n, sino que mejora el espacio al que le invitan, obligaci¨®n primera de todo entrevistado. El homiguero lo recibi¨® y durante el rato m¨¢s estimulante sostuvo con Pablo Motos un di¨¢logo certero, consistente en asumir que son la generaci¨®n que tiene que variar la inercia empobrecedora del pa¨ªs y no solo servir de relleno. No todos sus invitados dan para eso, pero a veces la confianza en la palabra regala la mejor televisi¨®n.
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