Pobres
"Hay una televisi¨®n posible que alentar¨ªa un pa¨ªs posible. Pero no se produce. Intereses demasiado fuertes lo impiden y la dejadez hace el resto"
Hay una televisi¨®n posible que alentar¨ªa un pa¨ªs posible. Pero no se produce. Intereses demasiado fuertes lo impiden y la dejadez hace el resto. El entrenador Del Bosque, alertado por esa extra?a dolencia que afecta al ¨¢nimo de los espa?oles haci¨¦ndolos virar desde el da?ino catastrofismo al est¨²pido triunfalismo sin t¨¦rminos medios, acert¨® al decir que hab¨ªamos pasado de pobres a ricos demasiado r¨¢pido. Ojal¨¢ que no tengamos que pasar de ricos a pobres a la misma velocidad para aprender el significado profundo de lo que quiso decir.
En P¨¢gina 2, que es un programa de libros entusiasta y estimulante, bien hecho y bien presentado, a veces se nota la pelea por no parecer un programa de libros, aceptado ya que eso es un estigma social. El ¨²ltimo d¨ªa, Santiago Segurola, que presentaba una colecci¨®n de art¨ªculos deportivos desbordada de observaci¨®n y mesura, raro en un pa¨ªs que futboliza hasta la informaci¨®n del tiempo, resumi¨® su a?o al frente de la secci¨®n de Cultura de este peri¨®dico como una lucha entre la verdadera informaci¨®n cultural y la sumisi¨®n a las industrias del ramo. Puede que en resolver ese balance, como en casi todo, se encuentre lo ¨®ptimo.
Pongamos por caso la muerte ayer del escritor Emili Teixidor y el fot¨®grafo Horacio Coppola. Si grave es su desaparici¨®n, m¨¢s lamentable es que fueran personajes casi invisibles. Un escritor catal¨¢n le¨ªdo y admirado, incluso llevado al cine con ¨¦xito, pero que fue condenado a una relevancia perif¨¦rica, por tantos que luego se indignan por las reivindicaciones locales cuando se han esmerado por apagar cualquier eco de las lenguas del Estado y sus mejores logros. El caso de Coppola es m¨¢s ir¨®nico, porque con 105 a?os podr¨ªa haber sido un testimonio oral tan grato y expansivo como sus mejores fotograf¨ªas porte?as. La familiarizaci¨®n del espectador con el talento, las peripecias creativas exigentes, el esfuerzo profesional y hasta el ¨¦xito en algo m¨¢s que en las disciplinas aer¨®bicas, elevar¨ªan al pa¨ªs por encima de su cutre satisfacci¨®n de nuevo rico. Todo lo contrario, pocos ser¨ªan capaces de reconocerlos por la calle o en un caf¨¦, de recordar sus voces en alg¨²n rinc¨®n de la tele, tan empe?ada en inventar para nosotros la categor¨ªa de nuevos pobres.
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