¡®The Office¡¯ contra ¡®The Wire¡¯
En el combate de hoy el salto a la fama de Ricky Gervais con su brutal visi¨®n de una oficina Se enfrenta con los bajos fondos morales y sociales de Baltimore
ACTUALIZACI?N: The wire gana a The office con el 82,25% de los votos.
The Office
Por J. P. Vel¨¢zquez-Gaztelu
La serie que lanz¨® al estrellato a Ricky Gervais (Reading, 1961) es un retrato despiadado de las relaciones laborales, la estupidez humana y el abuso del poder. Una empresa de venta de papel ubicada en una triste zona industrial de Slough, al oeste de Londres, es el escenario elegido para esta tragicomedia, no muy distinta de la que viven diariamente millones de oficinistas en Madrid, Mosc¨² o Sidney.
Con un formato a medio camino entre el falso documental y la sitcom, The office fue concebida, escrita y dirigida por el prol¨ªfico d¨²o Ricky Gervais-Stephen Merchant. Los 14 cap¨ªtulos de la serie tienen como protagonista a David Brent (Ricky Gervais), un jefe d¨¦spota, mentiroso y pat¨¦tico que, en su delirio, se cree guapo, eficaz y querido por todos. Gervais y Merchant no dejan t¨ªtere con cabeza. Los seres que habitan la oficina (trabajar ser¨ªa mucho decir) son serviles, arribistas, vagos, envidiosos¡ seres humanos al fin, tristes habitantes de este mundo.
Que no se desanime el espectador: aunque muchos de los cap¨ªtulos de The office dejan un regusto amargo en la boca, la risa est¨¢ garantizada, trat¨¢ndose como se trata de una obra de genuino humor brit¨¢nico. El cap¨ªtulo en el que David Brent -integrante en los ochenta del grupo musical Forgone Conclusion- toma una guitarra e invita al personal de la oficina a cantar juntos es historia de la televisi¨®n. Gervais y Merchant ha hecho cosas muy buenas despu¨¦s, pero superar lo conseguido con The office va a ser pr¨¢cticamente imposible.
The office se estren¨® en Reino Unido en el verano de 2001. Sus mediocres niveles de audiencia hicieron que la BBC estuviera a punto de cancelar la emisi¨®n. Cosas de la vida, ha acabado siendo el producto televisivo de ficci¨®n m¨¢s exportado en la historia de la cadena. La cadena estadounidense NBC comenz¨® en 2005 a producir su propia versi¨®n de la serie, protagonizada por Steve Carell (Peque?a Miss Sunhine, Superagente 86). Tras un estreno flojo, acab¨® levantando el vuelo y va ya por la novena temporada. Televisiones de Francia, Alemania, Israel, Chile, Brasil, Suecia y la provincia canadiense de Quebec tambi¨¦n han hecho sus propias adaptaciones.
Mientras tanto, Gervais y Merchant han seguido trabajando juntos en proyectos como Extras y The Ricky Gervais Show. Convertido en toda una celebridad en EE UU, Gervais ha presentado las dos ¨²ltimas ceremonias de entrega de los Globos de Oro, con gran pol¨¦mica por sus provocadores comentarios sobre las grandes estrellas de Hollywood.
The wire
Por Carmen P¨¦rez-Lanzac
Ataco estas l¨ªneas con la arrogancia de quien se cree ganador. Los de este bando pensar¨¢n lo mismo. Los fans de The wire somos as¨ª de intensos. Pero, ?qu¨¦ otra serie hace un retrato m¨¢s crudo y realista de la sociedad estadounidense contempor¨¢nea? Sus cinco temporadas abren los ojos a la triste corrupci¨®n de un sistema cuyas instituciones ¡°prefieren hacer una carnicer¨ªa con los suyos antes que cambiar¡±, en palabras de su creador, David Simon, que ha logrado lo que parec¨ªa impensable: la gran novela americana llevada a televisi¨®n.
The wire no engancha a la primera. Su estreno pas¨® casi inadvertido. Hay que darle tiempo y muchos se quedan por el camino. Pero Simon no hace concesiones; le preocupa m¨¢s que camellos y polic¨ªas se sientan retratados que sumar seguidores. ¡°La pauta que sigo para intentar ser veros¨ªmil desde que empec¨¦ a escribir ficci¨®n es muy sencilla: que se joda el espectador medio¡±. ?Di que s¨ª Simon!, gritamos sus secuaces. Por no hacer, no hace concesiones ni con el lenguaje. Solo los de Baltimore de toda la vida entienden a sus protagonistas. Si alg¨²n hispanoparlante ha sido capaz de ver toda la serie en versi¨®n original¡ que le pongan una placa en alguna esquina del puerto.
The wire te va atrapando poco a poco. Y una vez dentro se convierte en obsesi¨®n. En eso quiz¨¢ rivalice con Perdidos¡ hasta que Perdidos la pifi¨® (perd¨®n por malmeter contra un contrincante). M¨¢s que una serie, con The wire uno tiene la sensaci¨®n de estar viendo la vida. Y eso es porque Simon estuvo all¨ª antes. Periodista de sucesos pas¨® un a?o en el departamento de Homicidios de la Polic¨ªa de Baltimore y otros 12 cubriendo los bajos fondos de su ciudad para el peri¨®dico The Baltimore Sun. Y se nota.
Porque solo en The wire resulta cre¨ªble una escena de cinco minutos en la que se repite 34 veces la palabra fuck. Porque ha dejado el list¨®n muy alto. Porque Vargas Llosa es fan. Porque si fuese un autor contempor¨¢neo, Shakespeare tambi¨¦n habr¨ªa creado un personaje como el ladr¨®n de traficantes gay Omar Little. Porque qu¨¦ viva la HBO. Porque la quinta temporada, sobre el declive de la prensa escrita, te deja los pelos de punta (especialmente si eres un periodista de prensa escrita). Porque de vez en cuando una vocecita en tu interior susurra shiiiit¡ Me quedo con The wire.
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