Venecia propone un baile reflexivo
Sylvie Guillem, Le¨®n de oro en esta edici¨®n, y William Forsythe insuflan energ¨ªa conceptual a la Bienal de Danza
Dos obras muy diferentes han marcado en positivo, y quiz¨¢s salvado, la zona final de la Bienal de la Danza de Venecia 2012: el tr¨ªptico 6000 miles away, propuesto por la bailarina francesa Sylvie Guillem con obras de Jiri Kilian, Mats Ek y William Forsythe, y la instalacion coreogr¨¢fica del propio Forsythe vista en la Artiller¨ªa del Arsenale, titulada Nowhere and everywhere at the same time, un dilatado experimento de cuatro horas de duraci¨®n bailada por el joven Brock Labrenz con una concentraci¨®n ejemplar.
El fen¨®meno Guillem, Le¨®n de Oro de este a?o, se mostr¨® en todo su esplendor. En forma f¨ªsica ¨®ptima a sus 47 a?os, entregada a darlo todo y con un notable cambio en la expresividad que la hace hoy una bailarina mucho mas emotiva y cercana que anta?o, tanto en el largo solo de Ek como en el d¨²o se acompa?¨® del italiano Massimo Murro y que Forsythe le creara expresamente para esta gira, Sylvie respir¨® de manera a¨¦rea y sensible, aport¨® una m¨¦dula art¨ªstica a todo un abanico t¨¦cnico irreprochable, aun casi perfecto en su dibujo y su limpieza. Hoy la artista parisiense es transparente y a veces resulta de una ternura solitaria, casi desesperada, lo que est¨¢ en los someros argumentos de esas obras coreogr¨¢ficas a su medida. En la obra de Ek hay una b¨²squeda incesante de contacto con los recuerdos; en la de Forsythe, tamizado por sus est¨¢ndares de oscuros y rupturas, la bailarina se somete a una disecci¨®n del plano expositivo, frase a frase.
La instalaci¨®n coreogr¨¢fica de Forsythe es un experimento complejo que se enmarca en su acercamiento a la pl¨¢stica. Dos bienales de artes visuales atr¨¢s, ya present¨® otra instalaci¨®n con m¨¢s humor: un espacio degradado lleno de cuerdas y anillas de gimnasia. El espectador, a su propio riesgo, pod¨ªa atravesar la obra saltando sin tocar el suelo. Esta vez, la dura sala de Artiller¨ªa se ha poblado de un bosque de plomadas, p¨¦ndulos c¨®nicos que el bailar¨ªn convierte en un figurado cuerpo de ballet, bascula entre ellos, dialoga con los c¨ªrculos a¨¦reos que provoca la oscilaci¨®n pendular. Es en silencio. El p¨²blico se agolpa en unos r¨ªgidos bancos de madera. Al final, de m¨¢s de un centenar al inicio, unos ocho espectadores estaban todav¨ªa en el hipn¨®tico espacio, una met¨¢fora fr¨ªa del actor de danza y su soledad, un mon¨®logo espacial donde se razona sobre gravitaci¨®n, centro, suelo y fugado.
El s¨¢bado por la noche, en el Teatro alle Tese, el esperado estreno de la creaci¨®n mundial de Wim Vandekeybus ha sido, a pesar de ciertas escenas logradas, una decepci¨®n y demuestra como ciertos creadores consagrados se enrocan en un manierismo sin consecuencias. Es Booty Looting un amasijo no terminado de escenas inconexas donde seis performers dan rienda suelta a sus personalidades acompa?ados por la m¨²sica en directo de Elko Blijweert, que fue lo mejor.
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