Un rescatador para la crisis
Padilla, Tom¨¢s, El Juli. Adem¨¢s del dinero contante, hubo toreo. Tom¨¢s no decepcion¨®, esa es la verdad
Las plazas hoteleras, agotadas; los restaurantes, a rebosar; los tendidos, hasta la bandera. Badajoz, capital del turismo nacional por un d¨ªa. Y todo, por un torero que, sin pretenderlo, se ha convertido en el regenerador econ¨®mico que necesita este pa¨ªs.
Tanta incertidumbre, tanto des¨¢nimo, tan oscuro el t¨²nel en el horizonte, y resulta que la soluci¨®n a la crisis podr¨ªa estar en un torero que dinamiza el consumo, revitaliza la econom¨ªa local, revoluciona las ferias, se garantiza una buena caja para s¨ª y hace ganar dinero a todos. Tanto es as¨ª que un profesor de Teor¨ªa Econ¨®mica de la Universidad de Extremadura, Juan Medina, ha hecho sus c¨¢lculos y afirma que la presencia de Jos¨¦ Tom¨¢s en Badajoz supone un montante de 2,4 millones de euros para la ciudad. Y eso que el experto no contaba con el calor infernal que ayer cay¨® sobre esta ciudad -realmente insoportable para el ciudadano moderno- que hizo que se agotaran todas las existencias de l¨ªquido fresquito existentes en la comarca.
Todo esto ocurri¨® ayer en esta muy calurosa Badajoz, que no se ha visto en otra dese hace a?os. Un ¨¦xito para el empresario, para el Ayuntamiento y para la fiesta. Badajoz, ciudad taurina nacional.
?Qui¨¦n dijo crisis? El rescatador tiene nombre y se llama Jos¨¦ Tom¨¢s. Urge, pues, que se convoque una reuni¨®n urgente con quien corresponda a fin de que el torero recapacite y se anuncie por toda Espa?a. Se acabar¨ªan las penas, se disparar¨ªa el consumo y la crisis pasar¨ªa a la historia en un plis plas.
GARCIGRANDE/PADILLA, TOM?S, EL JULI
Cuatro toros de Garcigrande y dos ¡ªsegundo y tercero, de Domingo Hern¨¢ndez¡ª correctos de presentaci¨®n y cumplidores en varas; nobles y repetidores los cuatro ¨²ltimos; blandos y descastados primero y segundo.
Juan Jos¨¦ Padilla: pinchazo, media y dos descabellos (silencio); pinchazo y estocada ¡ªaviso¡ª (oreja).
Jos¨¦ Tom¨¢s: estocada trasera y ca¨ªda (oreja); estocada ca¨ªda (dos orejas).
El Juli: estocada trasera (dos orejas); estocada (dos orejas).
Plaza de Badajoz. 25 de junio. Festejo de feria. Lleno de no hay billetes.
Pero, adem¨¢s del dinero contante y sonante que se embolsaron los pacenses y el torero, hubo toreo, que es lo m¨¢s importante. T¨¦ngase en cuenta que esta es plaza de segunda, que el p¨²blico es del mismo tenor, que el toro es a modo de la plaza y el p¨²blico, y que Jos¨¦ Tom¨¢s se anunci¨® en este lugar por su propia voluntad. Pero no decepcion¨®, esa es la verdad. Se le nota, como no pod¨ªa ser de otro modo, que hace tiempo que no torea; que ha perdido, por el momento, ese m¨ªtico hero¨ªsmo que lo convirti¨® en leyenda, pero lleg¨® dispuesto a no decepcionar; y puso para ello todo el pundonor del que fue capaz para demostrar ante el quinto de la tarde que tuvo, retuvo y, seguramente, guardar¨¢ para la vejez. Mantiene esa planta de torero que asombra, reparte calidad a espuertas cuando dice aqu¨ª estoy yo, y se midi¨® con ese toro hasta dominarlo de principio a fin, haciendo gala del valor seco y sin m¨¢cula que lo catapult¨® a la fama. La faena de muleta tuvo pasajes excelsos por su cercan¨ªa, su dominio y la calidad de algunos naturales que recordaron al Tom¨¢s de sus mejores tiempos.
Blando y descastado fue el segundo, bonancible como todos, con el que construy¨® una faena de la nada. De entrada, esboz¨® unas chicuelinas muy lentas, una media y una revolera, sin embraguetarse, pero pre?adas de sabor torero. Con la muleta en las manos, tres derechazos largos supieron a gloria, y acab¨® con unas manoletinas que mantuvieron los ¨¢nimos que no pudo sostener la mirada bondadosa del bendito borrego. En fin, que era tan bueno el animal que lo que transmit¨ªa era afecto m¨¢s que respeto.
En honor a la verdad, quien estuvo bien fue El Juli, torero poderoso donde los haya, que, con estos toretes pacenses, se entren¨®, divirti¨® y se emborrach¨® de dominio. Su momento es sencillamente extraordinario; y as¨ª lo demostr¨® con el repetidor tercero, al que realiz¨® una faena de figura cuajada y deslumbrante. M¨¢s parado result¨® el ¨²ltimo, pero el poder¨ªo de este torero parece no conocer los l¨ªmites y enloqueci¨® a la concurrencia con esa pasmosa facilidad que transmiten los grandes. Hab¨ªa venido a Badajoz sin el consentimiento de los m¨¦dicos tras su ¨²ltimo percance en Granada, pero no se le notaron las secuelas; por el contrario, se gan¨® a pulso los gritos de ¡®torero, torero¡¯ que le dedic¨® la concurrencia.
No fue Padilla un convidado de piedra, todo coraz¨®n y esfuerzo por estar a la altura de las circunstancias, pero su toreo bullanguero y de escasa calidad no alcanz¨® el relieve deseado.
Jos¨¦ Tom¨¢s y El Juli salieron a hombros. El p¨²blico se lo pas¨® de miedo. La tarde fue de sofocante calor -hasta el veterinario que asesoraba al presidente sufri¨® un desvanecimiento-, pero ha quedado ya para los anales de esta ciudad que, desde hace a?os, no se ha visto en otra.
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