Suicidios televisivos y otros malos sue?os
Imag¨ªnense que en uno de los magazines en directo de m¨¢s audiencia de las televisiones ¡ªpongamos el de Susana Griso¡ª es entrevistado un poderoso constructor. En un momento dado, el empresario extrae del bolsillo interior de su americana una pistola y se descerraja un tiro. D¨ªas m¨¢s tarde, cuando a¨²n colea el esc¨¢ndalo, un conocido pol¨ªtico socialdem¨®crata se suicida de modo espantoso durante otro programa televisivo. Al cabo de unas semanas, y en medio de una concurrida fiesta organizada para celebrar su cumplea?os, un c¨¦lebre (y rico) periodista (s¨ª, como ese en que est¨¢n pensando), se inmola a lo bonzo dejando patidifusa a la despavorida audiencia, todos gente guapa. Ese es, aproximadamente, pero en escenario griego, el planteamiento de Suicidio perfecto, una novela de Petros M¨¢rkaris, que ahora rescata Tusquets. No les voy a contar lo que pasa porque nada m¨¢s lejos de m¨ª que convertirme en uno de esos spoilers que disfrutan arrebat¨¢ndole al personal la ilusi¨®n de descubrir las cosas por s¨ª mismos, pero me reconocer¨¢n que la intriga tiene m¨¢s de un punto morboso e intercambiable. El comisario Kostas Jaritos, que comparte con Mill¨¢s la afici¨®n a los diccionarios y conmigo el gusto por los tomates rellenos, se sumerge en la resoluci¨®n del conflicto para descubrir que ¡ªfaltar¨ªa m¨¢s¡ª los tres fiambres voluntarios ten¨ªan un oscuro pasado com¨²n. No soy un adicto a las (hoy) llamadas novelas negras, pero M¨¢rkaris es uno de la media docena de escritores policiacos de los que no me suelo perder las novedades. La de ahora no es estrictamente una ¡ªse public¨® en Grecia en 2003, poco antes de los Juegos Ol¨ªmpicos de Atenas, cuando a ciertos empresarios, pol¨ªticos y periodistas se les llenaba la boca (y el bolsillo) a cuenta de la bonanza que favorec¨ªa a los audaces con pocos escr¨²pulos¡ª, pero su vigencia es innegable. Luego vino lo que vino, all¨ª y aqu¨ª. Claro que, hasta la fecha, y a diferencia de lo que ocurre en la ficci¨®n de M¨¢rkaris, entre nosotros todav¨ªa brillan por su ausencia los responsables pol¨ªticos, empresariales y medi¨¢ticos que nos ofrezcan en directo su propio autoapiolamiento. En fin, a lo mejor a¨²n no ha llegado su momento. Esperaremos ¡ªdijo, siniestro, el comentarista¡ª.
Pesadillas
Borges, que entend¨ªa bastante del asunto (no se pierdan su conferencia ¡®La pesadilla¡¯, incluida en el libro Siete noches, 1980), sol¨ªa decir que las pesadillas eran grietas por las que se colaba el infierno. No pueden ni imaginarse lo de acuerdo que estoy con el argentino, que ¡ªay¡ª no alcanz¨® a vivir lo suficiente para emitir uno de sus vitri¨®licos comentarios acerca del rampante populismo de la viuda Kirchner. En todo caso, las m¨¢s turbadoras pesadillas son las que ofrecen contenido ed¨ªpico, algo que siempre resulta particularmente inquietante (la madre es el ¨²ltimo tab¨²). Una de las peores que recuerdo, al menos entre las literarias, es aquella en la que Victor Frankenstein, agotado tras el esfuerzo de fabricar a ¡°su hombre¡±, besaba en sue?os a su amada Elizabeth solo para comprobar que se convert¨ªa entre sus brazos en el cad¨¢ver de su madre, envuelta en un sudario ¡°por el que pululan los gusanos¡±. Tambi¨¦n es ed¨ªpica ¡ªy grotesca¡ª una de las pesadillas que padece Vincent Machot, y en la que ve la vagina de su anciana y posesiva madre (cuya cabeza est¨¢ a punto de comerse, tambi¨¦n en el sue?o) pase¨¢ndose de un lado a otro por el suelo del comedor. Vincent es el coprotagonista de la estupenda Rosalie Blum (ediciones La C¨²pula), de Camille Jourdy (Chen?ve, 1979), quiz¨¢ la mejor novela gr¨¢fica que he le¨ªdo en lo que va de a?o, un prodigio de talento, sensibilidad, rigor psicol¨®gico y fluidez narrativa. Su autora, que recibi¨® el premio al autor revelaci¨®n en el Festival de Angoul¨ºme de 2009, consigue reflejar en poderosas im¨¢genes cargadas de poes¨ªa y capacidad de observaci¨®n la soledad, la frustraci¨®n y el desarraigo de un conjunto de personas de tres generaciones diferentes. Y todo ello a lo largo de una intriga apasionante ante la que nunca decae la curiosidad de lector. En cuanto a mis propias pesadillas, baste con que les diga que el otro d¨ªa so?¨¦, como el se?or Lockwood en Cumbres borrascosas, que me despertaba el ruido de una rama golpeando contra la ventana de mi cuarto. Cuando saqu¨¦ la mano para detenerla, no me agarraron los dedos tr¨¦mulos y helados (a pesar de que estamos en julio) de la peque?a Cathy, sino los de Ana Mato, la ministra de Sanidad, que quer¨ªa introducirse en mi dormitorio, supongo que con la intenci¨®n de someterme a una dr¨¢stica cura de desintoxicaci¨®n et¨ªlica. Trat¨¦ de desprenderme de sus sarmentosos dedos, pero lo ¨²nico que logr¨¦ es que me apretaran el brazo con mayor intensidad. Me despert¨® el ruido que hizo el voluminoso c¨®mic-¨®mnibus de Jourdy (366 p¨¢ginas, 35 euros) al caer al suelo desde mi regazo (me hab¨ªa quedado dormido con ¨¦l sobre el pecho, como si fuera el ¨ªncubo de Fuseli). Para calmarme, hice caso a los consejos de la ministra y, en vez de atiborrarme a lexatines, me tom¨¦ una taza de tila, que es m¨¢s saludable y est¨¢ exenta de copago.
Completitudes
Vuelve Simenon, por en¨¦sima vez, al cat¨¢logo de una editorial espa?ola. Y, como casi siempre, sus responsables afirman que lo publicar¨¢n todo entero. La ¨²ltima vez que nos mintieron lo hizo Tusquets, que en 1993 anunci¨® su prop¨®sito de publicar la obra completa del genial creador del comisario Maigret. Entonces, y en un relato incluido como n¨²mero cero de la serie policiaca, Garc¨ªa M¨¢rquez expresaba su entusiasmo por el ¡°astron¨®mico proyecto¡± de Beatriz de Moura, que se propon¨ªa publicar ¡°por primera vez en espa?ol la obra completa de Simenon en 214 vol¨²menes, empezando este a?o y terminando en el tercer milenio¡±. Bueno, se publicaron una cincuentena de las novelas del comisario y un par de docenas de las ¡°serias¡±, lo que no es poco, pero est¨¢ lejos de ser todo (70 novelas y varias docenas de relatos que tienen como protagonista a Maigret, m¨¢s de un centenar de novelas ¡°duras¡±, varias recopilaciones de art¨ªculos, ensayos y libros memorial¨ªsticos, entre otros). Ahora le llega el turno a Acantilado, una de las editoriales m¨¢s bienquistas en los medios espa?oles, que acaba de anunciar que a partir del oto?o ¡°emprender¨¢ la publicaci¨®n de toda la obra de Simenon¡±. He intentado recabar informaci¨®n de la editorial, pero, teniendo en cuenta sus sorprendentes cautelosas cautelas comunicativas, tengo la sensaci¨®n de que consideran lo de Simenon informaci¨®n ¡°clasificada¡±. All¨¢ ellos. En todo caso, para septiembre se han programado El perro Canelo (1931), un caso de Maigret, y La casa del canal (1933), una de las primeras novelas ¡°duras¡± del autor. Teniendo en cuenta que en octubre saldr¨¢n otras dos (Los vecinos de enfrente y El gato), he calculado que, a ese ritmo mensual, el se?or Vallcorba precisar¨¢ m¨¢s de diez a?os para publicar ¡°toda la obra¡± del prol¨ªfico belga. Bueno, que tenga suerte. Pero, en todo caso, no estar¨ªa mal si empezara, al menos en la serie de Maigret (un personaje que evoluciona), por respetar el orden cronol¨®gico en que fueron publicadas.
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