Formas en agitaci¨®n
En la obra de Luis Gordillo se intuye la debilidad y la fragmentaci¨®n del individuo. Una muestra recoge trabajos suyos desde los a?os sesenta, llenos de juego y movimiento
Sin previo aviso, un gran cuadro (363u600 cent¨ªmetros) abre la muestra. El firme rect¨¢ngulo enmarca 63 cuadr¨ªculas bien definidas. Pero este orden contrasta con cuanto encierra. El cuadro se mueve, lo agitan formas cambiantes: unas ahuecan cuerpos s¨®lidos y otras, aunque parecen proteger su integridad, no impiden que los cuerpos, en su interior, se escindan en n¨²cleos, que los har¨¢n estallar, o se disocien en ¨®vulos que los acercan al meandro. La firmeza inicial se resuelve en oscura metamorfosis: el color, entre oliva y ocre (solo algunas manchas de luminoso azul), y el propio t¨ªtulo, Serie limo, subrayan la inestabilidad de estas figuras en continuo hacerse y deshacerse. A estas situaciones las llamamos caos, esperando que reviertan en formas. Aqu¨ª no cabe esa ilusi¨®n: la integridad de la forma aparece tocada de agitaci¨®n, siempre dispuesta a alumbrar a su otro.
La exposici¨®n que presenta en M¨¢laga desarrolla ese argumento. Horizontalia: procesos horizontales. Frente a una construcci¨®n que se?ale en profundidad cuanto se agita tras la aparente paz de lo natural o bajo la firmeza de un rostro, Gordillo re¨²ne aqu¨ª obras que muestran esa inquietud en una incesante sucesi¨®n de formas. La escultura cl¨¢sica, dec¨ªa Hegel, construy¨® ¡°individuos de una pieza¡±. Gordillo, en las cabezas de los a?os sesenta, se?al¨® por el contrario la debilidad y fragmentaci¨®n del individuo. Lo hizo construyendo figuras en profundidad. La obra expuesta antepone la dispersi¨®n a la intensidad: formas sucesivas trazan el proceso de alternancias y contradicciones de eso que llamamos vivir.
Quiz¨¢ parta esta reflexi¨®n de La pareja americana (1975). Una foto de prensa de Chuck Colson, asesor de Nixon, implicado en el caso Watergate, lo muestra a la salida de un juicio acompa?ado de su mujer. La respetable imagen matrimonial acrecienta en vez de frenar cuanto puede ocultar el funcionario: qu¨¦ hizo, obligado por qu¨¦, pretendiendo qu¨¦ cosas, siendo o no consciente del riesgo, hasta d¨®nde y por qu¨¦ medios estaba dispuesto a ocultar lo hecho. Gordillo parece sugerirlo a trav¨¦s de 88 im¨¢genes: altera las figuras, las disuelve en un plano oscuro o las deforma entre el temor y el deseo. Este baile de identidades abandona el ¨¢mbito social en Secuencias edipianas: el imp¨¢vido mu?eco y las amenazantes tijeras sirven de contrapunto al reclamo publicitario de los devaneos playeros de Tom Jones con una fulgurante modelo. La obra prescinde de la pintura: bastan las fotos fragmentadas y recompuestas para mostrar la agitaci¨®n de la m¨¢quina del deseo y anticipar, con la imagen especular del mu?eco mir¨¢ndose a s¨ª mismo, la otra m¨¢quina, la que llam¨® Deleuze, c¨¦libe, que alimenta la ilusi¨®n de la entereza del sujeto frente a los vaivenes del impulso.
A estos trabajos se unen los fechados en los noventa: la Serie limo, ya comentada, inquietante evocaci¨®n de lo org¨¢nico, o la llamada Alambique, que asimila intestinos o bacilos a tuber¨ªas. La iron¨ªa del t¨ªtulo de dos bellas series litogr¨¢ficas, Los pulmones no son las almas, hace pensar que el deseo se inscribe en la propia carne, en un cuerpo a¨²n sin formar. Esta es tambi¨¦n la fuerza de 16 cabecitas expresionistas (2003-2010), prolongado en Cabeza G y Cabeza H. El propio t¨¦rmino ¡°expresionista¡± suena ir¨®nico porque en estas piezas la forma cabeza, m¨¢s que modelarla la materia pict¨®rica, parece surgir de ella, como brotaron del muro las misteriosas palabras del libro de Daniel (mane, tecel, fare), solo que aqu¨ª no anuncian otra cat¨¢strofe que la promovida cada d¨ªa por la inscripci¨®n del deseo en el cuerpo.
En este contexto cobran especial relevancia dos enfrentamientos que plantea la muestra. El primero opone fotos de carn¨¦ de un joven Luis Gordillo al divertido Autorretrato con ojos artificiales: la identidad, disciplinaria y respetable, de buen chico (ante el examen de estado, la mili o la universidad) contrasta con el esperpento que surge al usar a modo de ojos los conos recortados de un envase de huevos. El otro enfrentamiento, menos patente, se da entre el inicio de las naves izquierda y derecha del recinto de la muestra. A la derecha, la compostura de los Gentlemen, formas sim¨¦tricas enfrentadas que remiten de nuevo a una esforzada y est¨¦ril individualidad que, temerosa, se refugia en su propia imagen especular. A la izquierda, los inquietantes Dios hembra B y C que a la estrategia autolimitadora de los Gentlemen oponen la fuerza expansiva de su estructura divergente. Los Otros posibles t¨ªtulos, pieza complementaria de Dios hembra, quiz¨¢ sea buen resumen de la muestra. Baste citar dos de ellos: Mujer pariendo un dios y Lo pantanoso femenino.
Luis Gordillo: 'Horizontalia'
Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo
Calle de Alemania, s/n. M¨¢laga
Hasta el 26 de agosto
Babelia
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