Transici¨®n democr¨¢tica, ?pero a qu¨¦ costo? Tsoo
Parece que en M¨¦xico no es posible fortalecer un sistema de contrapesos sin pauperizaci¨®n neoliberal y profundizaci¨®n de las desigualdades econ¨®micas
Con la desaparici¨®n del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Informaci¨®n y Protecci¨®n de Datos Personales (INAI), del Consejo Nacional de Evaluaci¨®n Pol¨ªtica de Desarrollo Social (Coneval) y otros organismos aut¨®nomos caracter¨ªsticos del llamado periodo de la transici¨®n democr¨¢tica, vuelven a escucharse las voces de quienes se denominan defensores de la democracia y que ven en esta eliminaci¨®n un atentado al muy citado sistema de pesos y contrapesos que garantizan eso que se llama normalidad democr¨¢tica.
Con la desaparici¨®n de estos organismos, la democracia en M¨¦xico se sigue erosionando poco a poco, nos dicen los expertos que genuinamente est¨¢n interesados en construir un sistema democr¨¢tico que existe en el papel y se avisora como una lejana utop¨ªa liberal. La verdad es que estas discusiones permean muy poco a nivel local en donde las preocupaciones cotidianas est¨¢n cada vez m¨¢s relacionadas con desaparici¨®n de personas, violencia cotidiana, asesinatos, crimen organizado y efectos de la emergencia clim¨¢tica en forma de sequ¨ªas, inundaciones, la escasez de agua y otros fen¨®menos de este tipo; la violencia sigue cruzando sexenios y marca las preocupaciones principales de muchas de las personas a las que les queda muy lejos las frases que s¨®lo manejan los iniciados: ¡°La independencia de los poderes de la uni¨®n¡±, ¡°control constitucional¡± o ¡°erosi¨®n democr¨¢tica¡±. No importa si est¨¢s en plena transici¨®n democr¨¢tica o en medio de la llamada cuarta transformaci¨®n, el miedo a que tu hija desaparezca, a los efectos de la pobreza o a la violencia relacionada con el crimen organizado siguen ah¨ª.
La historia de M¨¦xico, sobre todo despu¨¦s de la Revoluci¨®n Mexicana, parece crear disyuntivas irreconciliables. Hace muchos a?os, una persona de la tercera edad defend¨ªa al Partido Revolucionario Institucional frente a un grupo de j¨®venes que pensaba que el PRI era la encarnaci¨®n de todo mal, ¡°cost¨® mucho construir un pa¨ªs de instituciones, gracias al PRI tenemos seguro social, Infonavit, infraestructura el¨¦ctrica, educaci¨®n p¨²blica y muchas cosas que a su generaci¨®n no le cost¨® nada¡±, nos dec¨ªa con amargura. ¡®S¨ª, pero ?a qu¨¦ costo?¡¯, le respondimos y le recordamos el 68, la matanza en Acteal, la guerra sucia y el total autoritarismo. En su respuesta, nos mencionaba que el PRI era un partido de izquierdas, que ven¨ªa de una revoluci¨®n radical y que ese partido formaba parte de la internacional socialista. Para nosotros, pensar el PRI como un partido de izquierda era un sinsentido.
Despu¨¦s vino la llamada transici¨®n democr¨¢tica, el sistema de pesos y contrapesos, el Instituto Federal Electoral que despu¨¦s se convirti¨® en el INE y la creaci¨®n de los organismos aut¨®nomos que hoy desaparecen. ?Era esto el para¨ªso democr¨¢tico despu¨¦s de d¨¦cadas de un solo partido de estado? De ning¨²n modo, la transici¨®n democr¨¢tica lleg¨® con el neoliberalismo que afect¨® a¨²n m¨¢s gravemente las condiciones materiales de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, la violencia estaba presente siempre y con la llamada guerra contra el narco lleg¨® el terror, la idea de adelgazar la participaci¨®n del estado en la econom¨ªa termin¨® afectando a miles de comunidades cuyos territorios, sin consulta de por medio, quedaron concesionadas a mineras y megaproyectos. S¨ª, transici¨®n democr¨¢tica, pero ?a qu¨¦ costo?. Esto ¨²ltimo, la asociaci¨®n entre el periodo de la transici¨®n democr¨¢tica y los efectos pauperizantes del neoliberalismo que para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n resulta obvia, es lo que no comprenden ciertos analistas que se sorprenden de que la sociedad civil, el pueblo, no haya salido a defender la arquitectura que construyeron para tener cierta normalidad democr¨¢tica institucional, tan preciada para quienes tienen resueltas sus condiciones materiales.
La preocupaci¨®n por combatir la desigualdad social que se enfatiza en los discurso la los l¨ªderes de la Cuarta Transformaci¨®n es mucho m¨¢s cercana a la realidad material de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Podemos tener ahora programas sociales de transferencia directa de dinero que me parecen urgentes en una realidad econ¨®mica abismalmente desigual como la mexicana, podemos escuchar sobre un sistema nacional de cuidados y la intenci¨®n de construir un estado de bienestar pero, ?a qu¨¦ costo? Con militares fortalecidos, sin un sistema de contrapesos, sin independencia de poderes, con los Yunes y los Murat subidos al barco y con el neoliberalismo transformado y disfrazado en forma de megaproyectos estatales. Otra vez, parece que en M¨¦xico no es posible intentar construir un estado que combata, al menos en discurso, la desigualdad social sin pagar la cuota del autoritarismo y parece que tampoco es posible fortalecer un sistema de contrapesos democr¨¢ticos sin pauperizaci¨®n neoliberal y profundizaci¨®n de las desigualdades econ¨®micas.
Sabemos que un gobierno autoritario, militarizado y sin un sistema de pesos y contrapesos no es precisamente muy democr¨¢tico, pero ?es democr¨¢tico un gobierno que decide dejar en manos del mercado capitalista ultra-neoliberal las realidades materiales de una sociedad ya de por s¨ª profundamente desigual? No lo creo. En ese sentido, la transici¨®n democr¨¢tica no alcanz¨® a ser realmente democr¨¢tica.
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