Memoria granadina y ¡°sostenibilidad¡± de Jos¨¦ Guerrero
El centro se consolida como uno de los museos de arte moderno m¨¢s potentes de Andaluc¨ªa
Quien viaje este verano a Granada podr¨¢ disfrutar de un nuevo y atractivo acercamiento a la obra de Jos¨¦ Guerrero. Lo ofrece el centro que preserva su legado y lleva su nombre, y que despu¨¦s de distintos avatares se ha consolidado como uno de los museos de arte moderno m¨¢s potentes de Andaluc¨ªa y un modelo de sostenibilidad en los tiempos ca¨®ticos que corren. La exposici¨®n, que puede verse hasta el 7 de octubre en las salas del Centro Guerrero -frente a la Capilla Real de la catedral, donde se guardan los restos de los Reyes Cat¨®licos-, muestra una cuidada selecci¨®n de obras de los a?os sesenta y setenta, un momento especial en la trayectoria del artista, cuando empieza a recuperar la memoria de su infancia y juventud en Granada luego de un profundo proceso de introspecci¨®n y psicoan¨¢lisis.
Pinturas como Albaic¨ªn o Sacromonte ¨Cesta ¨²ltima perteneciente a una colecci¨®n particular y prestada para la muestra-, forman parte de los soberbios cuadros que se exhiben y que realiz¨® coincidiendo con sus viajes a Espa?a, en 1963 y 1964, ¡°una experiencia que estil¨ªsticamente abri¨® un nuevo camino en su trabajo¡±, afirma Yolanda Romero, directora del Centro.
Guerrero (Granada, 1914 ¨C Barcelona, 1991) se instal¨® en Nueva York en 1950 y en esa ciudad encontr¨® un lenguaje propio, que le proporcion¨® un lugar relevante en la escena art¨ªstica del momento. Tan es as¨ª, que durante la d¨¦cada de los cincuenta cont¨® con el decidido apoyo del director del Guggenheim de Nueva York, James Johnson Sweeney, quien adquiri¨® varias obras para la colecci¨®n del museo y respald¨® su carrera en diferentes ocasiones (por cierto, durante en estos meses veraniegos puede verse un gran lienzo de Guerrero en la exposici¨®n Art of Another Kind: International Abstraction and the Guggenheim, 1949-1960, en el museo neoyorquino).
Se exhibe 'La brecha de Viznar', obra que supuso un giro en la trayectoria de Guerrero
El regreso a Espa?a, luego de 15 a?os de exilio cultural, ¡°coincide con un mayor sosiego de la pintura de Guerrero y una vuelta a la naturaleza¡±, recuerda Romero. De estos a?os data una obra fundamental, que ocupa un espacio principal en la exposici¨®n del centro: La brecha de Viznar (1966), dram¨¢tica eleg¨ªa a la muerte de Federico Garc¨ªa Lorca, pintada a los treinta a?os de su asesinato. La obra marca un punto de giro en la trayectoria del artista, que durante unos a?os se instalar¨¢ entre Madrid, Cuenca y tambi¨¦n Nerja, localidad costera que se convirti¨® en un lugar de encuentro de varios exiliados espa?oles -la familia Lorca o la de Jorge Guill¨¦n, entre otros- que aprovechan una t¨ªmida apertura del r¨¦gimen para volver al pa¨ªs.
La segunda parte de la muestra es un recorrido por la obra realizada en la d¨¦cada de los setenta, un per¨ªodo en el que el artista reinvent¨® su pintura y dio cada vez m¨¢s importancia al orden, la composici¨®n y la arquitectura del cuadro. Guerrero construye sus formas a partir de la imagen de un objeto de uso cotidiano: los estuches de cerillas. Es la etapa conocida como de las Fosforescencias. ¡°Produce entonces un nuevo repertorio ic¨®nico muy celebrado nacional e internacionalmente. Pero tampoco se ata a ¨¦l.¡±, explica Romero, que se?ala que por primera vez se han reunido una buena parte de las obras de Guerrero inspiradas en Granada. Junto a las obras de la colecci¨®n, se ha incorporado especialmente Sacromonte, y en la segunda parte se presentan obras de inspiraci¨®n alhambre?a como Crecientes Horizontales, que rememora los estanques de la Alhambra, o Alcazaba... Est¨¢n los arcos, los estanques, los muros, que nos llevan a una nueva visi¨®n de la Granada que vivi¨® Guerrero.
La exposici¨®n termina con la presentaci¨®n del documental de Manuel Navarro Colours, una biograf¨ªa del pintor Jos¨¦ Guerrero, filmado en muchos de los lugares vinculados a la vida del artista, un recorrido por su trayectoria humana a partir de testimonios del propio pintor y de la visi¨®n de quienes le conocieron.
En el ¨²ltimo a?o, el Centro Guerrero ha recobrado su vigor luego de la profunda crisis en que se vio envuelto en 2009, cuando los responsables pol¨ªticos de la Diputaci¨®n de Granada decidieron diluir su colecci¨®n, sus actividades y su personalidad en una ambigua Fundaci¨®n Granadina de Arte Contempor¨¢neo, que ni siquiera conservaba el nombre del pintor. La colecci¨®n del Centro, formada por sesenta obras del artista legadas por sus hijos, estuvo a punto de abandonar Andaluc¨ªa cuando, pero gracias a la presi¨®n del mundo cultural y de una activa plataforma de apoyo al Centro, las autoridades locales tuvieron que dar marcha atr¨¢s al desprop¨®sito.
Hoy el Centro es un modelo de sostenibilidad, con una plantilla de apenas 10 personas y un edificio de mil metros cuadrados, restaurado con un lenguaje contempor¨¢neo pero sin estridencias ni excesos de dise?o, que el a?o pasado fue visitado por m¨¢s de sesenta mil visitantes, casi un 40% m¨¢s que en a?os anteriores. Seg¨²n Romero, la filosof¨ªa de la instituci¨®n siempre ha sido que la proyecci¨®n internacional y cosmopolita de Guerrero ¡°conviva¡± con los creadores que de alguna manera participan de su legado. Uno puede encontrarse en su programaci¨®n con exposiciones como la que se inaugurar¨¢ en octubre, M¨²sica y Acci¨®n, un proyecto que pretende mostrar la m¨²sica en el espacio expositivo del museo (a trav¨¦s de un recorrido que comienza con Satie y las vanguardias hist¨®ricas, para concluir en los a?os setenta), o los trabajos de Dora Garc¨ªa o Sergio Vega (ambos presentes en la Documenta13 de Kassel).
A principios de julio, dentro del ciclo Lecciones de Cultura Visual, organizado en colaboraci¨®n con la Universidad de Granada y el Patronato de la Alhambra, el Centro propicio el viaje de Mar¨ªa Kodama, viuda de Jorge Luis Borges, quien junto a Sergio Vega ofreci¨® una conferencia sobre un emotivo cap¨ªtulo de la biograf¨ªa del escritor argentino, cuando visit¨® la Alhambra con Kodama a comienzos de los setenta y ¡°sinti¨®¡± el monumento - que hab¨ªa visitado cuando ten¨ªa 20 a?os y todav¨ªa ve¨ªa - a trav¨¦s de sus cuatro sentidos y los ojos de su compa?era.
Estremecen a¨²n sus versos¡ ¡°Grata la voz del agua/a quien abrumaron negras arenas/ grato a la mano c¨®ncava/ el m¨¢rmol circular de la columna/gratos los finos laberintos del agua/entre los limoneros,/ grata la m¨²sica del zejel,/ grato el amor y grata la plegaria,/ dirigida a un Dios que est¨¢ solo,/ grato el jazm¨ªn¡¡±
Partiendo de esta historia y del poema, Vega realiza una filmaci¨®n que explora la relaci¨®n entre percepci¨®n visual y lenguaje y la representaci¨®n del espacio por medio del sonido, el tacto, el olfato y la memoria.
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