Ian Gibson, conmovido por el asesinato de Le¨®n Trotski

Me ha conmovido esta novela m¨¢s que ninguna otra le¨ªda ¨²ltimamente: por la maestr¨ªa de su construcci¨®n narrativa, la ingente investigaci¨®n que hay detr¨¢s, la enjundia de su prosa, el suspense que logra mantener hasta el final (pese al asesinato anunciado desde la primera p¨¢gina), su an¨¢lisis de los mecanismos de la implacable represi¨®n estalinista, responsable de la muerte de tantos millones de seres humanos, su profunda humanidad... Ilumina muchos aspectos de la Segunda Rep¨²blica y la Guerra Civil, y es imposible terminarla sin llegar a la deprimente conclusi¨®n, una vez m¨¢s, de que el ser humano padece una insuperable proclividad al dogmatismo letal (es el caso de Ram¨®n Mercader, el verdugo de Trotsky). Tiene el valor a?adido, por lo menos en mi caso, de provocar el intenso deseo de volver ahora al testimonio de los grandes historiadores de la ¨¦poca.