Las limitaciones de la racionalidad
El psic¨®logo y Nobel de Econom¨ªa Daniel Kahneman sostiene que el pensamiento r¨¢pido e intuitivo determina muchas de las elecciones y los juicios que hacemos
El psic¨®logo israel¨ª Kahneman obtuvo el Premio Nobel de Econom¨ªa en 2002 por integrar parte de los avances de su disciplina en el an¨¢lisis econ¨®mico y, en particular, por sus investigaciones sobre los juicios y la toma de decisiones bajo incertidumbre. En los ¨²ltimos a?os tambi¨¦n se ha concedido este galard¨®n a otros investigadores que, no partiendo de la econom¨ªa, aplicaron sus conocimientos a esta disciplina. Este es el caso de la recientemente fallecida Elinor Ostrom, que consigui¨® el Nobel en 2009 por su estudio sobre la gesti¨®n de los bienes de propiedad com¨²n.
Kahneman centra su investigaci¨®n, no en lo irracional del comportamiento humano, sino en las limitaciones de la racionalidad cuestionando la aproximaci¨®n de los economistas a este tema. Desde los a?os sesenta, y gracias a trabajos como los del tambi¨¦n laureado con el Nobel Gary Becker, lo que distingue a la econom¨ªa de otras disciplinas no es el tema de estudio (la riqueza, los mercados o los precios), sino la forma de analizar otras cuestiones como el matrimonio o la discriminaci¨®n racial. Es decir, el ¨¢mbito de la econom¨ªa se extiende ¡ªde ah¨ª que se acuse a esta disciplina de ciencia imperialista¡ª a aquellos aspectos del comportamiento humano en los que los medios son escasos, y los fines, competitivos. Para ello se parte de las hip¨®tesis de la conducta racional (es decir, los agentes se comportan como si maximizaran sus propias funciones de utilidad sujeta a restricciones presupuestarias, temporales y de producci¨®n) y de la estabilidad de las preferencias. Becker, en su discurso de aceptaci¨®n del Nobel, afirma que los individuos maximizan el bienestar ¡°como ellos lo conciben, ya sean ego¨ªstas, altruistas, leales, rencorosos o masoquistas¡±.
Kahneman cuestiona no s¨®lo que la gente sea racional en todas las ocasiones, sino que emociones como el miedo, el afecto y el odio expliquen la mayor¨ªa de las situaciones en las que los humanos se alejan de la racionalidad. Su intenci¨®n es buscar el origen de los errores en el dise?o de la maquinaria de la cognici¨®n m¨¢s que en la alteraci¨®n del pensamiento por la emoci¨®n.
Pensar r¨¢pido, pensar despacio
Daniel Kahneman
Traducci¨®n de Joaqu¨ªn Chamorro Mielke Debate. Barcelona, 2012
666 p¨¢ginas. 24,90 euros (electr¨®nico: 15,99)
Describe la vida mental con la met¨¢fora de dos agentes. El Sistema 1, que produce pensamiento r¨¢pido, intuitivo y con apenas esfuerzo, y el Sistema 2, lento, perezoso, no siempre activado y que requiere c¨¢lculos complejos y atenci¨®n. El Sistema 1, por ejemplo, no sabe resolver autom¨¢ticamente el problema de multiplicar 28¡Á53. El Sistema 2, en cambio, con ciertas limitaciones, es el ¨²nico que puede seguir reglas, comparar objetos en varios de sus atributos y hacer elecciones deliberadas entre opciones. Esta divisi¨®n del trabajo es muy eficiente, pero siempre hay que tener en cuenta que en el Sistema 1 hay sesgos y no se puede desconectar a voluntad. As¨ª tenemos dificultad de apreciar nuestros errores, aunque nos resulta m¨¢s f¨¢cil detectar los ajenos. En este libro, en definitiva, se muestra que el Sistema 1 es m¨¢s influyente de lo que nuestra experiencia nos dice, y es ¡°el secreto autor de muchas de las elecciones y los juicios que hacemos¡±.
Las dificultades del pensamiento estad¨ªstico muestran tanto la limitaci¨®n de nuestra mente y que tengamos una excesiva confianza en lo que creemos saber, como la aparente incapacidad para reconocer las dimensiones de nuestra ignorancia y de la incertidumbre del entorno en el que vivimos. Kahneman, influido por Nassim Taleb (autor del best seller El cine negro), ilustra con numerosos ejemplos que somos propensos a sobrestimar lo que entendemos y a subestimar el papel del azar: ¡°La maquinaria del Sistema 1, que a todo da sentido, nos hace ver el mundo m¨¢s ordenado, predecible y coherente de lo que realmente es¡± y ¡°La ilusi¨®n de que uno ha entendido el pasado alimenta la ilusi¨®n de que puede predecir y controlar el futuro¡±. Este es el caso de muchos inversores que predicen ligeramente mejor que el resto de sus conciudadanos, pero desarrollan ¡°una ilusi¨®n de su aptitud algo mejorada, lo que hace que tengan un exceso de confianza poco realista¡±. Por tanto, aunque no podemos culpar a nadie de fracasar en sus predicciones en un mundo impredecible, s¨ª que habr¨ªa que llamar la atenci¨®n a aquellos profesionales que creen que pueden tener ¨¦xito en esta tarea imposible. Las pretensiones de tener intuiciones correctas en una situaci¨®n impredecible significan cuando menos enga?arse.
No cabe duda de que este an¨¢lisis interdisciplinar es muy enriquecedor, pero sin olvidar que los modelos econ¨®micos no mantienen que los individuos sean racionales, sino que suponen que son racionales, y partiendo de esta hip¨®tesis y otras igualmente sencillas han tenido ¨¦xito explicativo en diferentes campos de la teor¨ªa econ¨®mica. Sirvan de ejemplo los avances que se han producido en el estudio de las instituciones que facilitan o dificultan al individuo tomar decisiones en un marco de recursos escasos y fines alternativos.
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