C¨®mo nos vemos
Hace unos d¨ªas recib¨ª un mail de la universidad de Brown, en Providence, Estados Unidos. En ¨¦l, David Colbert me contaba, entusiasmado, que hab¨ªa encontrado casualmente un cuadro de Ram¨®n de Zubiaurre en el Faculty Club de dicha universidad. Pero no solo eso. El ¨®leo, sorprendentemente, se titulaba El puerto de Ondarroa, mi pueblo natal, por lo que no dud¨® en escribirme y enviarme tres fotograsf¨ªas del lienzo hechas con su m¨®vil. En una de las fotos aparece la inscripci¨®n, The Harbor of Ondarroa. Ramon di Zubiaurre. Gift of Reginald Poland to Poland House, honoring Prof. W.C. Poland and Clara Harkness Poland. Una segunda fotograf¨ªa reproduce el cuadro, que es, efectivamente, una vista del puerto de Ondarroa de principios de siglo donde unos pescadores se preparan para salir a faenar. La tercera ilustra d¨®nde est¨¢ expuesto el cuadro, en un extremo de la elegante sala de profesores. David se preguntaba c¨®mo habr¨ªa llegado ese cuadro all¨ª.
R¨¢pidamente me puse a investigar. Navegando en Internet supe que Reginald Poland fue el director del Fine Arts Gallery de San Diego, y hasta hall¨¦ en venta en Amazon un ejemplar de un ensayo del tal profesor W.C. Poland sobre la biblioteca de libros de piedra de la antigua Atenas. Pero no lograba clarificar el camino del cuadro desde Bizkaia hasta los EE UU. Consult¨¦ el monogr¨¢fico de Takeshi Mochizuki sobre el pintor de Garai y all¨ª le¨ª que en 1924 Ram¨®n de Zubiaurre fue nombrado miembro de la Hispanic Society of America, y del 4 al 23 de enero de 1926 expuso en The Casson Galleries de Boston junto a su hermano Valent¨ªn, tambi¨¦n pintor. En la lista de obras expuestas all¨ª aparece en cuarto lugar, El puerto de Ondarroa. Seguramente, los Poland se har¨ªan con el cuadro en aquella exhibici¨®n. Pero, me llam¨® la atenci¨®n lo que dec¨ªa Mochizuki sobre la recepci¨®n cr¨ªtica de la obra de los Zubiaurre en EE UU: "La cr¨ªtica americana, adem¨¢s de considerarlos pintores representantes de la misteriosa raza pre-aria, alababa su inteligencia de seguir tan fieles a las costumbres tradicionales de un pueblo cuyos or¨ªgenes se desconocen." Estaba claro que, valoraban m¨¢s los cuadros de Zubiaurre por su exotismo que por su contrastada calidad t¨¦cnica.
Voy a menudo a admirar los cuadros de Zubiaurre al Museo de Bellas Artes de Bilbao. El Bellas Artes un museo peque?o pero completo, creado en 1908, donde no faltan los autores fundamentales de la historia del arte como El Greco, Goya, Gauguin, Bacon o Chillida. Sin embargo, yo disfruto sobre todo paseando solitariamente por las salas de arte vasco de la preguerra, entre las obras de los Zubiaurre o de Aurelio Arteta. A pocos metros del viejo museo se encuentra el imponente edificio del Guggenheim. Hasta septiembre se puede visitar la exposici¨®n de la obra del conocido pintor brit¨¢nico David Hockney, David Hockney: a bigger picture. En ella, se exhiben paisajes de su Yorkshire natal realizados combinando diferentes t¨¦cnicas, tradicionales y modernas, como el ¨®leo, el Ipad o los v¨ªdeos digitales.
Desde el impresionante atrio del edificio dise?ado por Gehry accedo a la terraza exterior. En ella, pienso que, curiosamente, Zubiaurre y Hockney ilustran cada uno su tierra pero ning¨²n cr¨ªtico hablar¨ªa de exotismo refiri¨¦ndose a las obras del artista ingl¨¦s. Miro la escultura de Anish Kapoor expuesta en la misma terraza. Con sus formas casi infantiles y sus colores brillantes. Kapoor dice que le gusta que la gente se acerque a sus esculturas y se vea en ellas, porque as¨ª lograr¨¢ verse de una manera diferente a la que se ve todos las ma?anas delante del espejo.
Tal vez, la gran revoluci¨®n del Guggenheim de Bilbao haya sido esa. Ha cambiado la forma de vernos a nosotros mismos, y a c¨®mo nos ven desde fuera. Ha modernizado la imagen de Bilbao y del Pa¨ªs Vasco. Y ha ayudado, adem¨¢s, a hacer visible a aquella otra joya que est¨¢ a su vera, el Museo de Bellas Artes y sus cuadros de pescadores y obreros, con su mirada de cansancio milenario.
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