Brasil abre la boca
Panorama de la escena art¨ªstica en Am¨¦rica Latina
Brasil es voraz. Y su arte es antrop¨®fago. Brasil come y se deja comer. As¨ª lo indica la partida de nacimiento de las vanguardias art¨ªsticas en ese pa¨ªs, el Manifiesto antrop¨®fago, publicado por Oswald de Andrade en 1928. Fue el reconocimiento de su diversidad cultural, del valor de ese mestizaje hasta entonces menospreciado en relaci¨®n a la cultura europea. Casi un siglo despu¨¦s ¡ªy tras duros vaivenes hist¨®ricos y econ¨®micos¡ª, el pa¨ªs sudamericano (que ocupa el 47% de ese continente) es una de las ¡°nuevas centralidades¡± del arte contempor¨¢neo. ¡°Brasil est¨¢ en ebullici¨®n, cada vez hay mayor actividad en torno al arte contempor¨¢neo, museos, galer¨ªas, mucho grafiti y street art. Especialmente toda la producci¨®n urbana en las periferias es muy fuerte. Estamos en un momento muy especial¡±, dice Marcelo Mattos Ara¨²jo, secretario de Cultura del Estado de S?o Paulo, muse¨®logo y exdirector de la pinacoteca de esa ciudad durante la ¨²ltima d¨¦cada.
Una d¨¦cada prodigiosa que ha significado un despegue veloz y un vuelo muy alto. Hoy Brasil crece tanto hacia dentro como hacia fuera en este sector. ¡°Se dan dos procesos paralelos¡±, prosigue Ara¨²jo. ¡°Hay un proceso de redescubrimiento, de estudio del arte brasile?o y latinoamericano, pero tambi¨¦n hay un proceso de valoraci¨®n de este en el mercado del arte. Siempre hay necesidad de nuevas producciones y una parte de la producci¨®n moderna de Brasil y de Am¨¦rica Latina es ahora de lo m¨¢s buscado en los mercados internacionales¡±.
Por otro lado, tambi¨¦n hay nuevos y muchos coleccionistas en estos pa¨ªses que han irrumpido con fuerza como compradores. Museos importantes como el MOMA o la Tate Modern est¨¢n aumentando visiblemente sus colecciones de arte latinoamericano, que tiene tambi¨¦n una fuerte presencia en ferias y bienales. ¡°Ese es un gran cambio ocurrido en los ¨²ltimos 10 a 15 a?os; antes, en esos museos ten¨ªan alguna que otra obra, pero eran casi invisibles¡±, dice Ara¨²jo. Ahora, todos ellos muestran en sus exposiciones permanentes artistas latinoamericanos, lo cual demuestra un reconocimiento importante, como conocimiento, como conservaci¨®n y como divulgaci¨®n. ¡°Lo malo es que esto trae como consecuencia el encarecimiento de estos artistas y los museos latinoamericanos tienen ya problemas para tenerlos en sus colecciones. Lo que val¨ªa una obra de Lygia Clark o de Helio Oiticica hace 20 a?os y lo que cuesta ahora se multiplica por cientos de veces m¨¢s¡±.
En otros pa¨ªses latinoamericanos tambi¨¦n se ve cada vez m¨¢s fortalecida la escena del arte contempor¨¢neo, con exposiciones, nuevos museos, m¨¢s coleccionismo privado (los Estados, en general, siguen sin reaccionar) y peque?as bienales que se multiplican. Las m¨¢s importantes, la de S?o Paulo y la de La Habana ¡ªsalvando las proporciones¡ª, centran su inter¨¦s en el arte del continente sin olvidar su proyecci¨®n internacional. La 30? Bienal de S?o Paulo, que se celebrar¨¢ del 7 de septiembre al 9 de noviembre, tiene este a?o como director al venezolano Luis P¨¦rez-Oramas. Brasil es el pa¨ªs m¨¢s fuerte en este sector, y lo que all¨ª sucede tiene caracter¨ªsticas e iniciativas que hay que tomar en cuenta.
Marcelo Mattos Ara¨²jo ha vivido y analizado este proceso intensamente y explica por partes cu¨¢l es la situaci¨®n. Para empezar, los artistas. ¡°La producci¨®n art¨ªstica brasile?a siempre ha sido muy activa, aunque muy poco conocida fuera e incluso dentro del pa¨ªs. Ahora, con la globalizaci¨®n, con el capitalismo cognitivo, esa necesidad de nuevas producciones ha ido creciendo. Y hablamos tambi¨¦n de mercado¡±, afirma. Obras nuevas, pero tambi¨¦n la persistencia de unas se?as de identidad, las de una producci¨®n que logra articular una herencia h¨ªbrida de ra¨ªces ind¨ªgenas, africanas y europeas. Algo que pasa en otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina tambi¨¦n. ¡°Ahora hay un inter¨¦s muy especial por estas cuestiones. Tal vez la gran diferencia que ha marcado la ¨²ltima d¨¦cada es la proyecci¨®n que los artistas ¡ªespecialmente los contempor¨¢neos¡ª est¨¢n teniendo fuera de Brasil. Por otro lado, y eso es una novedad, nunca hemos tenido tantos artistas importantes extranjeros que van a vivir y trabajar en Brasil¡±, apunta Araujo. Lo cierto es que los impuestos de importaci¨®n de obras de arte son tan altos en Brasil (hasta un 36%), que algunos artistas prefieren ir y hacerlas all¨ª, para luego venderlas en ese fuerte mercado interno.
Ernesto Neto, Cildo Meireles, Vik Muniz, Adriana Varej?o, Beatriz Milhazes, Artur Barrio, Waltercio Caldas, Miguel Rio Branco o Ros?ngela Renn¨® son algunos de los nombres m¨¢s establecidos. Aunque uno de los fen¨®menos m¨¢s llamativos, tanto para los estudios de la historia del arte como para el mercado, es la valorizaci¨®n de artistas de las vanguardias del siglo XX en Brasil y Am¨¦rica Latina que estaban casi olvidados. ¡°Para nosotros es muy divertido ver ahora que siempre que se habla de la producci¨®n art¨ªstica en Brasil hay que empezar por Lygia Clark y Helio Oiticica. Si ves cualquier texto sobre un joven artista brasile?o, no importa lo que haga, empieza por esas referencias. Y claro que son muy importantes, pero provienen de un pa¨ªs tan amplio, tan distinto en sus partes, que no se puede tener registros mec¨¢nicos¡±.
La obra de artistas como Lygia Clark o Helio Oiticica cuesta ahora cien veces m¨¢s que hace veinte a?os
En Brasil se han tomado iniciativas de apoyo a las artes que han creado un tejido cada vez m¨¢s fuerte. Entre ellas, una ley de mecenazgo, llamada Ley Rouanet, que desgrav¨® de impuestos las inversiones privadas en cultura. En el Estado de S?o Paulo hay actualmente 415 museos, de ellos 300 son p¨²blicos (del Gobierno central, del regional, del municipal y otras f¨®rmulas). ¡°La ¨²ltima d¨¦cada ha sido importante y muy productiva. No es que todo empezara entonces, pero procesos que ya estaban en desarrollo se fortalecieron mucho m¨¢s¡±, afirma Ara¨²jo.
Las instituciones p¨²blicas reciben ahora mayor apoyo econ¨®mico sobre todo porque la situaci¨®n del pa¨ªs ha mejorado mucho. En los a?os noventa sali¨® una ley llamada de Organizaci¨®n Social. Se incentivaron las asociaciones privadas para la gesti¨®n de un museo, una orquesta o un teatro a las que el Gobierno otorgaba un presupuesto. A su vez, estas ten¨ªan que buscar una parte de financiaci¨®n privada. ¡°Esto permiti¨® a muchas de ellas una profesionalizaci¨®n de los equipos, de consolidaci¨®n y, especialmente, una planificaci¨®n. En Brasil, uno de los graves problemas de la gesti¨®n cultural es que gran parte recae en el Estado. Por eso hemos asumido ahora el reto de aprender a trabajar en red, buscando una articulaci¨®n entre la labor del Estado y la sociedad civil¡±, subraya Araujo.
Una de esas redes es la de las F¨¢bricas de Cultura. Son centros creados en sitios de ¡°vulnerabilidad social¡±. Entornos donde especialmente la gente joven tiene muchos problemas por el contexto de violencia social y econ¨®mica en el que viven. Experiencias como la de las orquestas sinf¨®nicas venezolanas se han orientado en ese sentido ¡ªy con ¨¦xito¡ª, pero tambi¨¦n las m¨¢s modestas ¡ªy no menos positivas¡ª como la del m¨²sico Carlinhos Brown en Bah¨ªa, son un ejemplo. ¡°Trabajar en red significa hacerlo de una manera solidaria. Con la gente, con las instituciones, con otros pa¨ªses. Creo que el discurso ideol¨®gico de hacer para alguien debe reemplazarse por un trabajar juntos. Es dif¨ªcil porque eso implica reconocer la diversidad, la alteridad, la multiplicidad de procesos. Y ver c¨®mo podemos trabajar juntos. Un cambio de mentalidad¡±.
Otro ejemplo de iniciativa gubernamental son los llamados Puntos de Cultura, que otro creador, Gilberto Gil, puso en marcha siendo ministro de Cultura. ¡°?l pens¨®: la cultura surge de tantas formas que es muy dif¨ªcil para el Gobierno apoyarlas. Tradicionalmente las instituciones buscaban iniciativas ya estructuradas, sea un museo o un centro cultural. Pero la cultura pasa por miles de procesos, as¨ª es que se reconoci¨® la posibilidad de que la propia gente ¡ªdos, tres personas, un grupo de m¨²sica o de teatro, de poes¨ªa¡ª se conviertan en un punto de cultura. Esos puntos de cultura registrados pueden recibir apoyo del Estado ¡ªsolamente en S?o Paulo hay m¨¢s de 500, en Brasil hay miles¡ª y es una forma de reconocer la riqueza de este tipo de iniciativas culturales que no necesitan estar bajo una instituci¨®n, que surgen espont¨¢neamente de la gente¡±.
El sector privado no ha estado a la zaga. Ha dado un vuelco enorme en pocos a?os. ¡°Hace una d¨¦cada hab¨ªa en Brasil muy pocos coleccionistas, mucho menos que en Argentina o M¨¦xico. En estos a?os, el coleccionismo privado en Brasil ha crecido de una manera fant¨¢stica¡±, se?ala Ara¨²jo. El perfil tradicional de los coleccionistas de arte contempor¨¢neo hace 20 a?os ¡ªen S?o Paulo no hab¨ªa m¨¢s de 10 o 15 en una ciudad de 15 millones de habitantes¡ª eran o personas que segu¨ªan una tradici¨®n familiar o profesionales con mucho ¨¦xito, de mediana edad. Ahora abundan los coleccionistas j¨®venes, de profesiones liberales, con una situaci¨®n c¨®moda, que compran no solo obras caras, sino tambi¨¦n a nuevos artistas. La feria de S?o Paulo SP Art ha cumplido su s¨¦ptima edici¨®n, y la de R¨ªo de Janeiro se inici¨® hace dos a?os y va muy bien. Ahora hay coleccionistas en muchas partes de Brasil, no solo de estas dos ciudades.
Y ha bastado ese breve lapso para que surjan instituciones tan originales como Inhotim, del coleccionista privado Bernardo Paz. Un inmenso parque bot¨¢nico tropical dise?ado por el c¨¦lebre paisajista Roberto Burle Marx, que contiene varios pabellones dise?ados por importantes arquitectos, algunos para albergar su colecci¨®n de arte contempor¨¢neo y otros dedicados monogr¨¢ficamente a artistas. En septiembre, sin ir m¨¢s lejos, se inauguran nuevas obras creadas para el lugar de la espa?ola Cristina Iglesias y del cubano Carlos Garaicoa. Y surgen otros ejemplos. En Ribeir?o Preto, a unos 600 kil¨®metros de S?o Paulo, una ciudad de gran producci¨®n agr¨ªcola, muy rica, el coleccionista Jo?o Carlos Figueiredo Ferraz ha creado un instituto con su nombre, con un edificio de cerca de 3.000 metros cuadrados donde presenta su colecci¨®n e invita a comisarios para que hagan exposiciones, actividades educativas, etc¨¦tera. Experiencias importantes porque descentralizan el arte de sus anteriores polos: S?o Paulo y R¨ªo de Janeiro.
Seg¨²n un informe de la Asociaci¨®n Brasile?a de Arte Contempor¨¢neo, el negocio de las galer¨ªas de arte brasile?as ha crecido un 44% en los ¨²ltimos dos a?os. En 2011, las exportaciones de arte llegaron a alcanzar los 60 millones de d¨®lares (50 millones de euros), un r¨¦cord frente a los 38,5 millones de 2009. Marcio Botner es uno de los tres artistas fundadores de la galer¨ªa A Gentil Carioca, de R¨ªo de Janeiro, junto a Ernesto Neto y Laura Lima. Un exitoso experimento que empez¨® en 2003. ¡°El hecho de que seamos tres artistas crea un di¨¢logo diferente entre las propuestas que presentamos y los artistas que representamos. Al mismo tiempo nos interesa llevar el arte a la calle. En nuestro espacio Pared Gentil se instala cada cuatro meses una nueva obra en una de las fachadas externas de la galer¨ªa. Queremos contaminar al vecindario con arte¡±, explica Botner. ¡°Tambi¨¦n sabemos la importancia de estar presentes en las principales ferias de arte, como Art Basel, Miami Basel y Frieze. Tal vez ese puente entre lo institucional y el mercado sea un camino particular para nosotros, al ser artistas¡±.
¡°Hoy todo es muy distinto a cuando empezamos en 2003¡±, prosigue Botner. ¡°Podemos decir que hay un mercado interno, especialmente en S?o Paulo, aunque est¨¢ creciendo a nivel nacional. Eso ayuda a la profesionalizaci¨®n tanto de los artistas como de los galeristas¡±. Seg¨²n Botner, la tarea pendiente es la de hacer llegar el arte a un p¨²blico m¨¢s amplio. ¡°En este momento existe una relaci¨®n peligrosa entre la fuerza del mercado en crecimiento y la falta de capacidad de instituciones que cuenten y legitimen nuestra historia. Tenemos espacios importantes como la Pinacoteca de S?o Paulo, el MAM (Museo de Arte Moderno) de R¨ªo de Janeiro y S?o Paulo. Est¨¢ a punto de abrir un museo en R¨ªo llamado MAR (Museu Arte Rio). Puede ser un momento de cambio para nuestras instituciones. Pero necesitamos que la sociedad entienda y apoye el arte y la cultura. Que quienes colaboran como amigos de los museos sientan esos museos como suyos y que se sientan orgullosos de ello¡±.
Babelia
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