Autorretrato del editor bien educado
Josep Maria Castellet celebra los cincuenta a?os de Edicions 62 y recuerda que publicar depende sobre todo de tener buen ojo, pegar la oreja donde se debe y usar bien el tacto¡±
Josep Maria Castellet es imponente. Tiene 86 a?os. La fuerza de la edad no le ha quitado ni un cent¨ªmetro de su estatura de Pau Gasol del mundo editorial. Su casa (¡°ahora se me ha hecho tan grande...¡±, nos dijo cuando muri¨® su mujer, hace 10 a?os) alberga el sosiego y la risa, pues Castellet, que parece tan enorme y tan poderoso, r¨ªe mucho, much¨ªsimo. Tiene una memoria fant¨¢stica, que ahora ha desplegado en su libro Mem¨°ries confidencials d¡¯un editor, con el que Edicions 62, de la que ha sido director literario, en gran parte su creaci¨®n, celebra el medio siglo de vida. Con el orgullo que debe sentir por llegar a esta edad con tanta memoria como ideas te pone sobre la mesa el abundante cat¨¢logo de lo que Edicions 62 le ha dado al mundo que lee y escribe en catal¨¢n. Y es impresionante. ?l usa sus manos enormes pero delicadas para ir en busca de nombres en ese libraco. Y desgrana nombres propios: Norman Mailer, Teilhard de Chardin, Pere Gimferrer, G¨¹nter Grass, Jos¨¦ Saramago...
Una historia de cincuenta a?os que ha tenido a Castellet como testigo y como protagonista de la recreaci¨®n de la cultura catalana que en la dictadura se dec¨ªa bisbiseando. ?l lleg¨® a 62 con un bagaje dubitativo que le afirm¨® Carlos Barral cuando lo llam¨® para que integrara el comit¨¦ de lectura de Seix Barral, donde estaba Joan Petit, un maestro de los dos. ¡°En ese momento empec¨¦ a leer para Carlos y m¨¢s tarde se incorpor¨® Gabriel Ferrater¡±. As¨ª que conoci¨® el mundo de la edici¨®n ¡°desde abajo, empezando por las colecciones, las solapas o las notas de prensa...¡±.
Conoci¨® la edici¨®n ¡°desde abajo, empezando por las colecciones, las solapas o las notas de prensa...¡±
Y aprendi¨®, sobre todo, que para ser editor ¡°dependes de cuatro de los cinco sentidos al menos. Has de tener buen ojo, tienes que usar bien la nariz, debes pegar la oreja donde se debe y es imprescindible tener tacto¡±. Y has de ser una persona muy bien educada. Recoge Castellet entre las citas de su libro una de Diana Athill, de la editorial inglesa Andre Deutsch. Dice: ¡°No hice nada m¨¢s que el trabajo rutinario de tratar educadamente a gente interesante¡±. ?Y ese ha sido su trabajo tambi¨¦n, Castellet? ¡°No hice nada m¨¢s en la vida que tratar educadamente a la gente¡±.
Y dice usted tambi¨¦n que un director literario ¡°es un ojo, una nariz, una oreja y una mano, tambi¨¦n ciertamente un cerebro y un savoir faire social¡±. ¡°S¨ª, el ojo es para captar los ambientes, y el ambiente puede ser desde una tertulia literaria hasta el paisaje que est¨¢ descubriendo un autor que conoces bien. Si lees a Josep Pla y conoces bien el Ampurd¨¢n, es important¨ªsimo darte cuenta de lo trascendente que es el lenguaje de Pla respecto al Ampurd¨¢n¡±. Por tanto, prosigue el editor, que revolucion¨® las aguas de la poes¨ªa cuando public¨® sus nov¨ªsimos, ¡°el ojo tiene que estar funcionando siempre, evidentemente para vivir, pero tambi¨¦n para muchas cosas porque el ojo tambi¨¦n son los colores. En los escritores m¨¢s o menos paisajistas, los colores son muy importantes. A diferencia de las mujeres, los hombres casi nunca describen flores, es una realidad que he descubierto con el tiempo. Un ojo femenino descubre m¨¢s que uno masculino en estos casos¡±.
El libro, hablando de la nariz, ¡°hay que leerlo como huele un perro de caza. Y hay que oler incluso al escritor¡±, dice Castellet. ¡°Y no porque huela bien o mal, sino porque a todos nos distingue un olor, y por el olor de un autor se saben muchas cosas. Esto a primera vista no funciona, pero despu¨¦s vas entrando en los olores de cada uno de los escritores que te gustan, con los que has tenido mucho trato¡±. Y hay que oler, claro, a los otros editores, ¡°ver c¨®mo se mueven, qu¨¦ hacen, perseguirlos. Vas viendo c¨®mo hojean los libros, como un perro de caza perseguir¨ªa a uno de su raza¡±.
Oler es una tarea interminable. Pues tienes que oler el papel y la tinta. ¡°Esto es fundamental, oler el papel y la tinta. Exagero cuando digo que basta con el olor para saber si un libro es bueno o malo; exagero, pero algo de eso hay¡±.
¡°El cambio de los editores ha empezado desde
Lo miras y s¨ª que tiene aire de perro de caza, con esa nariz enorme, ganchuda, presidiendo su rostro de ojos grandes y ahora un poco cansados, como si hubiera estado mirando toda la vida, huroneando desde su mesa grande de editor. Pero, claro, ahora ya parece que no se va a oler tanto, le digo, pues se asoma con enorme pujanza el libro que no huele, el electr¨®nico. ?Le parece que eso afectar¨¢ a la figura del editor, ese viejo editor de los sentidos? ¡°Bueno, la verdad es que los libros ahora huelen menos, y en ese sentido los viejos editores s¨ª que tienen m¨¢s dificultades para advertir por el olor. No s¨¦ si son los papeles ecol¨®gicos y la tinta, que no huele tanto¡±. Pero el cambio tecnol¨®gico... ¡°Hombre, el cambio de los editores ha empezado desde el momento en que tienen preponderancia los agentes literarios. Hay muchos editores que casi no tienen relaci¨®n con el autor. Para m¨ª es una p¨¦rdida tremenda porque uno se enriquece con el trato con los escritores. Es fant¨¢stico cuando te cuentan c¨®mo avanza el libro y las cosas que van cambiando, y esa sensaci¨®n debe existir en algunos casos¡±.
?l vivi¨® ese ambiente con algunos autores suyos, de los que habla en el ap¨¦ndice de estas memorias de editor... Salvador Espriu, Baltasar Porcel, Montserrat Roig. ¡°Con Montserrat Roig fue el descubrimiento del mundo a trav¨¦s de su propia experiencia como escritora, cuando en su segundo o tercer libro importante, el de los catalanes en los campos nazis, entra en contacto y hace entrevistas con todos los supervivientes que encuentra. Claro, eso hay que vivirlo, y verla a ella vivir tan directamente ese contacto era muy enriquecedor tambi¨¦n para el editor¡±.
"Un editor jam¨¢s deber¨ªa decirle al autor que a los lectores les podr¨ªa gustar esto m¨¢s que lo otro"
Y el editor Castellet es el que le dice al autor, antes que el lector, por d¨®nde debe ir su propia lectura. ¡°No, en mi caso no. Yo creo que el editor tiene que ser un oyente paciente, no ha de intervenir demasiado, ha de hacerlo en el momento oportuno, cuando te das cuenta de que el otro va un poco despistado. Pero decirle al autor que a los lectores les podr¨ªa gustar esto m¨¢s que lo otro, creo que eso no debe hacerlo jam¨¢s un editor. Eso ser¨ªa distraer la vocaci¨®n del escritor¡±. Pero, claro, eso acaba con tanta intermediaci¨®n como la que ahora se provoca. Hace tiempo que ese contacto ya no se da, est¨¢ aligerado por los filtros... ¡°Si ese contacto tiene que pasar por alg¨²n filtro, malo, quiere decir que no hay contacto previo y que todo el proceso de elaboraci¨®n de un libro es desconocido para el editor, y eso lo descoloca porque lo desprende del objetivo del propio autor. Ese contacto era fant¨¢stico, yo lo viv¨ª hasta que me jubil¨¦ hace quince a?os, y lo he vivido despu¨¦s tambi¨¦n. Al editor lo enriquece, y al autor tambi¨¦n. Y si hay un trato distante, pues no es lo mismo, y eso no es bueno¡±.
Tom¨¢s Segovia, al que Castellet conoci¨® con Octavio Paz en M¨¦xico, pon¨ªa al final de sus libros, que ¨¦l mismo compon¨ªa: Viva la artesan¨ªa. Castellet hace el gesto que dibuja el pasado con la mano: ¡°Pero ese mundo se ha acabado¡±. ?Qu¨¦ queda, editor? ¡°Queda la empat¨ªa. A pesar de todo, hay, o debiera haber, un contacto autor-editor que se puede manifestar de manera distinta, a trav¨¦s de una amistad a lo largo del tiempo, pero no es la vivencia del autor que te llega con treinta cuartillas y te dice: ¡®Mira esto que he escrito¡¯. Eso es lo que ya es pasado¡±.
Entre los sentidos del editor Josep Castellet cita la mano, ¡°una mano izquierda y sensual¡±. ¡°Digo izquierda en el sentido de h¨¢bil. Y sensual porque hay que acariciar los libros, los originales. Llega un momento en que lees a trav¨¦s del contacto, metaf¨®ricamente hablando, que es como leer en braille, pero sin braille. El libro dice cosas¡±.
Cr¨ªtico literario, autor de La hora del lector, creador de un sistema para leer poes¨ªa, es un hombre que ha hecho del gusto su sentido m¨¢s poderoso. Y es curioso, le digo, que no lo cite entre los sentidos a los que tiene que recurrir un editor para afrontar el original de un autor. ¡°Es que el papel no despierta la lujuria gastron¨®mica, ja, ja, ja¡±. Y dice usted que el editor debe ser una esponja, una esponja de verdad, y esta se localiza en el cerebro. ¡°El cerebro funciona como una esponja porque tiene que sorber l¨ªquido y luego expelerlo¡±.
¡°El cerebro funciona como una esponja porque tiene que sorber l¨ªquido y luego expelerlo¡±.
El savoir faire es fundamental, as¨ª como el respeto al autor. ¡°Esa es una regla de oro. Lo publiques o no, el autor se ha pasado horas y horas escribiendo, a mano o a m¨¢quina, est¨¢ ansioso y espera que alguien le diga algo. El trato empieza por el respeto aunque el que entre a buscar tu ayuda sea un perfecto desconocido¡±.
No es solo una cuesti¨®n de tacto, de mirada o de olfato. Editar es, y eso Castellet lo ha llevado a cabo con todas las consecuencias, un oficio que requiere una educaci¨®n exquisita. La que ¨¦l exhibe desde la altura de su enorme experiencia. O
Mem¨°ries confidencials d¡¯un editor. Tres escriptors amics. Josep Maria Castellet. Edicions 62. Barcelona, 2012. 208 p¨¢ginas. 22,50 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.