Clausura
Con Rolling Stones o sin ellos, la ceremonia de clausura de los Juegos Ol¨ªmpicos tiene f¨¢cil hoy superar a la de apertura, que demostr¨® algo: se compita donde se compita, la inauguraci¨®n deber¨ªa ser siempre en Pek¨ªn. El espect¨¢culo dirigido por Danny Boyle ganaba en el plano corto, pero era torpe en el general. Pensarlo da escalofr¨ªos, pero nadie mueve a las masas como los fascistas y los comunistas. La democr¨¢tica apertura de Londres parec¨ªa tan pensada para la televisi¨®n que nunca funcion¨® en la pantalla, craso error teniendo en cuenta que los Juegos no ser¨ªan lo mismo sin el dinero de la NBC. Uno de los esc¨¢ndalos de la olimpiada salt¨®, precisamente, con su decisi¨®n de no emitir en directo algunas pruebas para hacerlo en el horario que m¨¢s le conven¨ªa. Y todo a pesar de haber desembolsado 1.800 millones de euros por los derechos.
El fil¨®sofo Tom¨¢s Poll¨¢n recuerda, con Proust, que todo ¡°a pesar de¡± es ¡°porque¡±. ?l lo dice para explicar la relaci¨®n entre el ¨¦xito de algunos pol¨ªticos y sus escasos m¨¦ritos, pero sirve para la cadena estadounidense: no actu¨® as¨ª pese a haber pagado una fortuna sino porque lo hab¨ªa hecho. El diferido, por ejemplo, permite programar bien la publicidad: el COI la proh¨ªbe en el estadio a pesar de que ¡ªo porque¡ª lo hace todo posible, incluida la existencia del COI, que ha conseguido convertir 15 d¨ªas de show en una inversi¨®n tan buena que hasta parece limpia. ¡°Solo hay cuatro cosas que cruzan todas las fronteras: el deporte, la m¨²sica, la violencia y el sexo. Es dif¨ªcil encontrar patrocinador para la violencia y el sexo¡±, dijo J¨¹rgen Lenz en los a?os ochenta. Sab¨ªa de qu¨¦ hablaba: era uno de los directivos de International Sports & Leisures, la empresa de gesti¨®n del programa comercial con el que el COI empez¨® a hacer de oro sus aros.
La actitud de la NBC tiene, no obstante, su punto period¨ªstico: es otro s¨ªntoma del fin de la televisi¨®n tradicional. Los que dec¨ªan que el directo garantiza su supervivencia tienen ya una respuesta: para eso est¨¢ Internet. Siempre nos quedar¨¢ el debate sobre el estado de la naci¨®n. Si Rajoy quiere.
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