Monumentos a la burbuja inmobiliaria
Un grupo de artistas italianos da nueva vida a edificios p¨²blicos inacabados El colectivo invita a reflexionar sobre los errores cometidos durante los a?os del salvaje despilfarro
Sobre el mapa, Giarre, una localidad de 26.000 habitantes en la provincia de Catania (Sicilia oriental), se asemeja a una telara?a que se asoma al mar por un lado y trepa el volc¨¢n por el otro. En las tres dimensiones, se despliega como el t¨ªpico pueblo siciliano: con una avenida para el lento paseo de los vecinos, una catedral antigua, una plaza con farolas de hierro, palmas y buganvillas. Pero entre las calles perpendiculares, las fachadas barrocas adosadas a edificios setenteros, Giarre esconde sus fantasmas: una piscina ol¨ªmpica que nunca recibi¨® una gota de agua, un estadio que no alberg¨® ni un solo partido, un teatro donde jam¨¢s se escucharon los aplausos del p¨²blico. Esqueletos de ambiciosos proyectos que quedaron a medias. Obras p¨²blicas que nadie se preocup¨® de terminar y entregar a la ciudadan¨ªa. Millones de impuestos en humo, miles de litros de cemento desperdiciado.
En Italia existen m¨¢s de 350 de estos monumentos al despilfarro. 160 solo en Sicilia. Una legi¨®n de fantasmas inmobiliarios cuyo estilo aquitect¨®nico hasta recibi¨® bautismo: Incompiuto Siciliano. El Inacabado Siciliano.
El colectivo de artistas Alterazioni Video acu?¨® el t¨¦rmino para englobar a tantos y tantos elefantes blancos del abandono. Giarre ha sido denominada la capital de este nuevo estilo porque cuenta con siete de estas inacabadas joyas.
El barroco triunfal de Noto queda solo a una hora de coche, el equilibrio del teatro griego de Taormina, a un pu?ado de kil¨®metros. Si cada estilo interpreta su ¨¦poca, estas esculturas gigantes e inutilizadas resultan la met¨¢fora de las d¨¦cadas de la burbuja inmobiliaria.
El aparcamiento y el asilo fueron terminados hace poco, tras 25 a?os en construcci¨®n. Por un error estructural y un embrollo infinito de variaciones del plano, aplazamientos y falta de nuevos fundos, nunca se termin¨® el Teatro Nuovo, cuyo nombre suena a chiste malo. La primera piedra se puso en 1958. M¨¢s de medio siglo despu¨¦s, la estructura sigue a medio hacer, carcomida por el tiempo y el descuido. Nadie lo utiliz¨® nunca. ¡°Ha ganado la muralla china por a?os de obras y se acerca a los tiempos de la pir¨¢mide de Keops¡±, ironiza Andrea Masu, miembro del colectivo art¨ªstico.
Han organizado un festival y recaudan dinero (privado) para levantar un parque que permita a los turistas visitar las obras en un itinerario guiado. Mientras tanto, invierten el premio de un festival de cine (10.000 euros) en el rodaje de una pel¨ªcula. No un documental de denuncia, sino una pel¨ªcula de ciencia y ficci¨®n. ¡°Porque es un panorama totalmente irreal, estos edificios frustrados son la negaci¨®n del sentido de tiempo y de espacio¡±, comenta el prestigioso antrop¨®logo franc¨¦s Marc Aug¨¦, gran te¨®rico de los no-lugares y hu¨¦sped de excepci¨®n del proyecto.
Levanta curioso la mirada hacia la ¨²ltima grada del Centro Polifuncional que se empez¨® a construir en 1987 para dar a los j¨®venes un sitio donde encontrarse y cursar talleres de teatro o arte. El nombre es tan pomposo que la comparaci¨®n con la c¨¢scara destartalada de cemento y ladrillos rotos resulta tr¨¢gica. O digno de una especie de respeto melanc¨®lico. Aug¨¦ se quita el sombrero panam¨¢, se abanica con ¨¦l y explica: ¡°Se trata de un tipo de monumentos distintos a las ruinas romanas: en Roma o Pompeya se percibe el paso del hombre, se siente que hubo un tiempo en que mujeres o ni?os utilizaron aquel espacio. Estos parecen hoteles preparados para extraterrestres. Han ca¨ªdo de un planeta lejano, desde un futuro desconocido¡±. Las plantas que ahogan las construcciones son las ¨²nicas presencias vivas. Y definen el concepto de presente. Las obras inacabadas flotan en el tiempo.
Las reflexiones del antrop¨®logo (Par¨ªs, 1935) acabar¨¢n en el gui¨®n de la pel¨ªcula. ¡°Un extraterrestre con forma de perro llega a Giarre y entra en algunos de estos edificios. Viene de un planeta mucho m¨¢s desarrollado e inteligente y a pesar de todo no entiende nada¡±, explica Tamara Vignati, encargada de la producci¨®n.
¡°Es una inmejorable met¨¢fora de la mala gesti¨®n de la cosa p¨²blica. Nuestra tarea es rescatarlos, darles nueva dignidad", a?ade Alberto Cafarelli, otro artista de Alterazioni Video, milan¨¦s residente en Berl¨ªn, mientras se abre paso en una jungla de setos y escombros que cierra el paso a la piscina vac¨ªa y a las gradas grises medio colonizadas por el musgo.
¡°El Inacabado Siciliano es el producto de varias d¨¦cadas de nuestra historia: llenamos de cemento el pa¨ªs. Proyectar un estadio de polo con aforo para 22.000 personas, en un pueblo de 26.000, donde la mayor¨ªa de los habitantes ni sabe qu¨¦ tipo de deporte es, resultaba de lo m¨¢s normal¡±, explica Masu, de 42 a?os, bolo?¨¦s que vive en Estados Unidos. ¡°Era pr¨¢ctica com¨²n, sobre todo en Sicilia, para competir con el pueblo de al lado, para hacerse con dinero regional, para que el pol¨ªtico de turno presumiera del plan y recibiera votos a cambio. Para que los obreros de la construcci¨®n y las industrias del sector tuvieran trabajo. Todo el mundo es c¨®mplice de esta violaci¨®n sistem¨¢tica¡±. ¡°Ahora debemos enfrentarnos con nuestras responsabilidades. Los hospitales vac¨ªos, los aparcamientos incompletos, los tramos de autov¨ªa que se interrumpen en medio de la nada, son elementos t¨ªpicos del panorama siciliano. Sobre todo siciliano porque aqu¨ª el Estado no construy¨® nada (tres autopistas de dos carriles desde finales de la segunda guerra mundial) y la gesti¨®n local se qued¨® presa de intereses particulares y de la criminalidad¡±, apostilla Claudia D'Aita, vecina de Giarre que colabora con el proyecto.
¡°El reto es conservar estas obras, met¨¢foras de nuestra ¨¦poca incompleta, para darle uso art¨ªstico, sin derrumbarlas ni acabarlas. Ser¨ªa la mejor forma de preservar la memoria de nuestros errores¡±, corrobora el antrop¨®logo Marc Aug¨¦.
Como escribi¨® Leonardo Sciascia: ¡°Sicilia entera es una dimensi¨®n fant¨¢stica. ?Como se puede vivir aqu¨ª sin imaginaci¨®n?¡± A lo mejor el pr¨®ximo perro espacial que visite la tierra, decidir¨¢ quedarse.
Babelia
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