Sam

El canal del hotel Del Coronado emite continuamente Con faldas y a lo loco (1959). Ser¨¢ porque su repetici¨®n no molesta, ser¨¢ que no hay nada mejor en los tropecientos canales restantes, pero siempre alg¨²n hu¨¦sped mira la pel¨ªcula rodada en la playa de ese hotel californiano. El martes, un 6% de la audiencia se colg¨® de LaSexta3 gracias a la reemisi¨®n de otra hist¨®rica: El bueno, el feo y el malo (1966). Tampoco le fue mal a FDF repitiendo cap¨ªtulos de La que se avecina, como tambi¨¦n triunfa con Los Serrano.

El fen¨®meno del ¨¦xito de las reposiciones se basa en buena parte en su relaci¨®n con momentos agradables. Si se pusiera otra vez Verano azul (1981), seguramente la mayor audiencia no ser¨ªa de ni?os de hoy sino de aquellos de hace 30 a?os que ahora van para abueletes. Las televisiones empiezan a canalizar esos momentos de nuestras vidas que se identifican con series como M¨¦dico de Familia (1995), por no decir Los Simpson, reemetidos tantas o m¨¢s veces.

Frente a la repetici¨®n de teleseries con frecuencia, rentabilidad econ¨®mica y ¨¦xito popular, llama la atenci¨®n lo poco que se explota la memorabilia triunfal, ahora que tanto la necesitamos, del mundo del deporte. ?Por qu¨¦ no se repite cada 12 de julio la final del Mundial Holanda- Espa?a? O las finales de la dos Eurocopas victoriosas y qu¨¦ decir del llamado mejor partido de la historia del tenis, seg¨²n el New York Times, el Federer-Nadal de Wimbledon 2008, o la reciente medalla de bronce de la guerreras de balonmano. De siempre los aficionados al deporte ¡ªcomo los de la m¨²sica¡ª se han intercambiados v¨ªdeos clandestinos con los goles o partidos de su equipo favoritio ante la falta de sensibilidad de las televisiones, incapaces de aprovechar ese torrente de explosiones de sentimientos, m¨¢s intensas y pr¨®ximas que cualquier pel¨ªcula de Hollywood. A veces no es necesario estrujarse tanto la parrilla para atraer el inter¨¦s; basta, s¨ª, programar Pretty woman (1990), sin embargo tambi¨¦n se podr¨ªa rememorar al Indur¨¢in escap¨¢ndose de 100 ciclistas cuesta abajo y sin freno. Crecimos con Emilio Arag¨®n como doctor Nacho Mart¨ªn y tambi¨¦n con la varita m¨¢gica de Seve Ballesteros. Las televisiones deber¨ªan programar anualmente, como Curro Jim¨¦nez, la ¨¦pica del deporte espa?ol. Hasta un tipo duro como Humphrey Bogart deseaba revivir la felicidad huida con aquel ¡°T¨®cala otra vez, Sam¡±.