Champ¨²
Puede que Assange tenga apellido de champ¨², pero ah¨ª terminan las similitudes higi¨¦nicas con su caso judicial. Su verano en la embajada del Ecuador en Londres ha sido un curioso destino vacacional. Sin embargo, en el an¨¢lisis de su situaci¨®n pesan los prejuicios ideol¨®gicos de manera bochornosa. Nadie debe dudar de que Assange tiene la obligaci¨®n de someterse a juicio en Suecia por las denuncias sexuales que han presentado contra ¨¦l dos mujeres con las que tuvo relaciones consentidas. Y dejar que la ley sea dictada.
Tratar de liberar a Assange de su paso por los tribunales en raz¨®n de su supuesta entrega a las causas de la libertad de expresi¨®n carece de l¨®gica. Ahora bien, los argumentos que quieren encubrir su situaci¨®n especial son igual de retorcidos. Suecia ha condenado a su propio sistema judicial porque como muchos pa¨ªses occidentales, forzados por la pol¨ªtica de seguridad de Washington tras los atentados de las Torres Gemelas, aceptaron enfangar su limpieza jur¨ªdica. En el caso de los vuelos de las torturas de la CIA a¨²n esperamos investigaciones rigurosas y condenas en toda Europa. Es normal pues que Assange desconf¨ªe y no quiera someterse a la impunidad con que se trata al soldado Manning, garganta profunda en los cables revelados por Wikileaks. El paso m¨¢gico lo deber¨ªa dar Suecia y ofrecer garant¨ªas que antes quebr¨®.
La amenaza de tomar la Embajada de Ecuador por parte de autoridades brit¨¢nicas ha sido el episodio m¨¢s vergonzante de este culebr¨®n. Muchos se han llenado la boca contra Correa, presidente de Ecuador, y sus carencias en el respeto b¨¢sico a la libertad de prensa, pero no usan la misma vara de medir para afear la grotesca posici¨®n brit¨¢nica. Lo f¨¢cil es enfrentar tradiciones y hojas de servicio democr¨¢ticas o aprovechar para decir que Wikileaks no sirvi¨® para nada. Solo el deseo desatado de ver cortada la cabeza de Assange ya premia su labor. Otros agradecemos que los cables, por ejemplo, nos mostraron que el gobierno anterior apoyaba en p¨²blico a la familia de Jos¨¦ Couso para llevar ante la justicia a sus asesinos, pero por detr¨¢s acataba los dictados norteamericanos. Ah¨ª s¨ª, y sin esc¨¢ndalo, se evit¨® que los criminales fueran juzgados. Otro bonito lavado de cabeza.
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