Un cl¨¢sico que no deja de crecer
EL PA?S pone a la venta a partir del pr¨®ximo domingo las pel¨ªculas de ¡®El Padrino¡¯ Tres obras maestras que se podr¨¢n adquirir por 2,95 euros cada DVD
![Gregorio Belinch¨®n](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Faf2fcf40-0f04-4e09-8ac6-2a289ec0a84f.png?auth=6065fc9ace6725c5b61e5b39c1d687f87c6f74c2d39400bb4e40f566b1ca52c2&width=100&height=100&smart=true)
![Una imagen de la película 'El Padrino'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AOJTWZNVDEN5DYY7QOX4RFY5TM.jpg?auth=07df38e9bdd36b9f49a277398c2d6d3aea8408503f7d587a5664bfd550342406&width=414)
Las naranjas que se?alan quien va a morir, la mejor receta de spaghettis con alb¨®ndigas, el peor sitio para ser asesinado ¡ªen el peaje de la autov¨ªa de Long Beach, cerca del mirador de la playa Jones Causeway¡ª, las m¨¢s terribles traiciones familiares (va por Fredo), las fiestas m¨¢s desorbitadas y los mejores crooners, diversos consejos para tratar a la familia, a amigos y enemigos (¡°Nunca vuelvas a ponerte contra la familia¡±, ¡°Las mujeres y los ni?os pueden ser imprudentes, pero los hombres no¡±, ¡°Un hombre que no dedica tiempo a su familia nunca ser¨¢ un hombe de verdad¡±), habilidosos contactos internacionales ¡ªm¨¢s en concreto, con Sicilia-¡ Ah, y algo de Mafia. Todo eso, y m¨¢s, est¨¢ en El Padrino(1972), el cl¨¢sico de Francis Ford Coppola.
El ¨²ltimo d¨ªa de su filmaci¨®n, el director dijo: ¡°Tengo tres reglas b¨¢sicas como realizador: 1. Empezar con un guion acabado. 2. Trabajar solo con gente de total confianza. 3. Rodar de manera que la productora no pueda cambiarte nada. No he conseguido ninguna de las tres¡±. Y qu¨¦. Lo sentimos por los literatos estadounidenses, siempre compitiendo por escribir de una vez la Gran Novela Americana. No lo conseguir¨¢n. Pero Coppola lo ha hecho en cine: vistos del tir¨®n los tres padrinos, que ahora pone a la venta EL PA?S, ah¨ª est¨¢ Estados Unidos. Con sus miserias, sus grandezas, su capitalismo, su solidaridad, su alma de pa¨ªs joven, sus conflictos raciales, su creencia en Dios, su devenir pol¨ªtico, su corrupci¨®n, su redenci¨®n. Coppola va afilando seg¨²n va rodando ¡ªla segunda parte es de 1974, la tercera, de 1990¡ª el tema principal: la imposibilidad de luchar contra lo que eres, la negaci¨®n a un hombre de su ansiada redenci¨®n. Una vez que te has dejado llevar por el Mal, este jam¨¢s te dejar¨¢ marchar. Y eso vale para Michael Corleone, quien si no, pero tambi¨¦n para todos los que se cruzan en su camino, cardenales, banqueros, pol¨ªticos, productores de cine, incluso el ¨²ltimo Don, Vincent Mancini, renuncia al amor: no hay salvaci¨®n. ¡°?Sabes?, ahora que eres tan respetable eres todav¨ªa m¨¢s peligroso. Te prefer¨ªa antes, cuando eras un criminal entre tantos¡±, le confiesa a Michael su exesposa, Kay, en El Padrino III.
Puede que la novela de Puzo sea m¨¢s exacta (la receta de spaghettis con alb¨®ndigas de la pel¨ªcula no es tan buena como la del libro), pero no alcanza la altura art¨ªstica, el vuelo de la trilog¨ªa coppoliana. Puede que porque mientras Puzo pensaba en novela negra, Coppola beb¨ªa de Shakespeare, del teatro cl¨¢sico, de El rey Lear, de Romeo y Julieta o Titus Andronicus. La creaci¨®n de El Padrino est¨¢ llena de casualidades, de problemas de financiaci¨®n, de locuras de rodajes, de actores que hacen pruebas y al final son descartados, de cabezoner¨ªas de Coppola (Pacino, Brando y De Niro eran sus elecciones, y sobre ellos descansan la trama).
M¨¢s all¨¢ de las historias cl¨¢sicas ya conocidas de las primera y segunda partes, Andy Garc¨ªa (Vincent Mancini, el Corleone bastardo, el ¨²ltimo Don de la serie) recuerda c¨®mo fue su prueba para El Padrino III, un ejemplo de c¨®mo el destino dirigi¨® mucho de los pasos de Coppola: ¡°Estaba muy nervioso, y cuando empec¨¦ mi lectura, se fue la luz. Francis me tranquiliz¨® y encendieron decenas de velas. Aquella noche fue m¨¢gica, y creo que logr¨¦ el papel por esa intimidad¡±. Garc¨ªa y Sof¨ªa Coppola heredaron dos personajes de El Padrino III que a punto estuvieron de interpretar Robert de Niro (s¨ª, iba a hacer de su propio nieto) y Madonna, y por los que luego pasaron Matt Dillon, Vincent Spano, Alec Baldwin, Charlie Sheen y Nicolas Cage (cuyo aut¨¦ntico nombre es Nicolas Coppola, sobrino de Francis) o Laura San Giacomo, Trini Alvarado y Wynona Ryder (la elegida final, pero al llegar a filmar a Roma cay¨® exhausta tras haber enlazado seguidos tres rodajes y tuvo que ser hospitalizada, de ah¨ª la aparici¨®n de Sofia Coppola). Y esta es solo una de las miles de an¨¦cdotas que se esconden dentro de una gran obra del siglo XX, de nueve oscars, de ocho horas y media de duraci¨®n, de la magia, del estado de gracia de un pu?ado de artistas como Puzo, Coppola, Nino Rota, Dean Tavoularis, Albert S. Ruddy, Gordon Willis, Barry Malkin, Robert de Niro, Al Pacino, Marlon Brando, Diane Keaton, Talia Shire, Robert Evans¡ Acom¨®dense en la butaca, y oigan a Bonasea (el actor Salvatore Corsitto) empezar su legendario discurso: ¡°I believe in America¡±.
Nace una leyenda
Francis Ford Coppola ten¨ªa 32 a?os cuando empez¨® a rodar El Padrino y Marlon Brando, 47. La Paramount se resist¨ªa a contratar a Brando por su fama de actor problem¨¢tico y caro. Coppola insisti¨®. Le exigieron no solo que el actor cobrara al final de la pel¨ªcula sino obligarle antes a pasar por una prueba. Extra?amente, el actor acept¨®. Brando se present¨® al ¡°juicio del estudio¡± con unos algodones metidos en la boca y el pelo engominado con bet¨²n. Michael Corleone ya ten¨ªa voz, cara y alma. Nac¨ªa la leyenda de una pel¨ªcula. Brando recibi¨® un Oscar que jam¨¢s recogi¨®. Lo hizo en su nombre la india Shasheen Littlefeather.
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