Joe South, un talento a la sombra de las estrellas
Destac¨® como compositor con grandes ¨¦xitos de los sesenta
A las cuerdas de su guitarra, fue un gran escudero en las grabaciones de artistas sublimes como Bob Dylan, Simon & Garfunkel o Aretha Franklin. Otras figuras de primera fila como Elvis Presley o Deep Purple tomaron sus canciones para convertirlas en ¨¦xitos. Pero no ser¨ªa justo recordar a Joe South por todo eso, que no es poco, sino por el m¨²sico magn¨ªfico que siempre fue. Muerto a los 72 a?os a causa de un paro cardiaco el pasado 5 de septiembre en Atlanta, South era tan exquisito como poco conocido, un verdadero talento en la sombra. Canciones como Games people play, Don¡¯t it make you want to go home, Rose Garden o Walk a mile in my shoes, entre otras, son gemas al alcance solo de un compositor excelente.
Nacido en Atlanta en 1940, su padre le regal¨® su primera guitarra cuando ten¨ªa 11 a?os. Poco despu¨¦s, empez¨® a hacer sus primeros pinitos en programas de radio. Siempre interesado en las tecnolog¨ªas, su paso por las emisoras locales le permiti¨® levantar su propio estudio de grabaci¨®n, donde registr¨® sus primeras canciones, aunque hizo carrera como m¨²sico de sesi¨®n, pasando por los c¨¦lebres estudios Muscle Shoals, en Alabama, especializados en soul y rhythm and blues sure?os.
No tard¨® en hacerse un nombre como m¨²sico experimentado en las labores de acompa?amiento. Su impronta como guitarrista qued¨® para la posteridad en 1965 en Sounds of silence de Simon & Garfunkel y en 1966 en Blonde on blonde de Bob Dylan. Un a?o despu¨¦s, tambi¨¦n particip¨® en la canci¨®n Chain of fools de Aretha Franklin. Pero fueron muchos los que requirieron sus servicios desde el soulman Wilson Pickett hasta el cowboy dado al pop Marty Robbins.
Dominaba todos los estilos ra¨ªces, como tambi¨¦n conoc¨ªa los secretos de la composici¨®n. Sus cuatro primeros ¨¢lbumes embellecen notablemente cualquier discograf¨ªa personal, llegando a cotas magistrales en Introspect y Don¡¯t it make you want to go home, dos discos publicados a finales de los sesenta en los que juega con cartas de genio, combinando, con maravillosos arreglos, soul, country y folk. En la l¨ªnea sentimental de Fred Neil, Bobby Charles o Mickey Newbury, su melanc¨®lica voz y su sentido de la melod¨ªa daban forma a hechizos sonoros, como Games people play, una composici¨®n contra el odio y la hipocres¨ªa de la sociedad norteamericana que le vali¨® un Premio Grammy a la mejor canci¨®n en 1970. La convivencia humana por encima de todo prejuicio e impostura fue un tema constante en su obra.
Con estas se?as art¨ªsticas, fue normal que un Elvis Presley entregado a las baladas y los medios tiempos del country y el g¨®spel, y despojado de su chaqueta de cuero y su condici¨®n de rockero rebelde, versionase Walk a mile in my shoes en 1970 para su disco en directo On stage. El cantante pop Billy Joe Royal tambi¨¦n triunf¨® con Down in the boondocks y Deep Purple con Hush, una canci¨®n que se arrimaba t¨ªmidamente a la psicodelia. Aunque su mayor ¨¦xito fue con Rose garden en boca de la estrella country Lynn Anderson. Anderson interpret¨® esta composici¨®n al estricto modo del g¨¦nero vaquero, pero en manos de su autor era una extra?a eleg¨ªa de pop-folk con deliciosos homenajes a Phil Spector y el Be my baby de las Ronettes.
El suicidio de su hermano en 1971 le hizo caer en picado. A mediados de los setenta, intent¨® recuperar el pulso con Mignight rainbows y A look inside, pero estaba demasiado afligido y desconectado del asunto art¨ªstico. Cay¨® por el precipicio de las drogas y se divorci¨®. Poco se supo de ¨¦l desde entonces. En 2005, varios artistas, que se hab¨ªan movido como ¨¦l en los m¨¢rgenes del negocio musical, decidieron grabar un disco tributo a su figura. Las presencias m¨¢s destacadas fueron las de Chuck Prophet y Otis Clay, bardos del rock y el soul, respectivamente. Este trabajo pas¨® inadvertido, como el propio Joe South, una joya oculta.
Babelia
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